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Columba Campillo: el fiscal embarcó a Javier Duarte

* ¿En qué hotel mataron a la joven?  * Una cadena de desatinos  * Armando Saldaña: “le cortaron la oreja, le quemaron los pies”  * Denunciaba el desvío de recursos de Prospera  * Madero, a inflar al PAN  * Se requiere un milagro  azul  * CETIS 79: la frágil solución  * Cuotas voluntarias, la demanda pendiente

Javier Duarte sigue en la cresta del escándalo y merece más. Se lo debe a su fiscal. Luis Ángel Bravo Contreras lo trepó en el caso Columba Campillo, le vendió la pista de Ileana Mortera, lo ubicó en un escenario de insensatez y lo llevó a enfrentar una crisis de credibilidad descomunal.

Pasan las horas y el gobernador de Veracruz continúa ahí, acusado de todo, vilipendiado por miles de usuarios de las redes, por la gente en las calles, por los colonos de abajo, los abandonados que viven de la migaja, del programa social, de la dádiva partidista.

Resuenan aún sus palabras, el discurso que mejor no hubiera pronunciado. Frente a las cámaras, difundido por la televisión oficial, luego en las redes sociales, Javier Duarte quiso transmitir el falso optimismo, el concepto de la solidez de la justicia y la aplicación de la ley, la imagen de que “Veracruz está funcionando”.

Usó el optimismo irracional ante un pueblo que vive entre el miedo y la ira, que ve el desfilar de muertos, de cercenados, de levantados, y que se sabe en manos de la criminalidad.

Mejor no hubiera hablado. Le llueve de todo. Lo acusan de haber sometido la ley al imperio de la delincuencia, de pulverizar las instituciones, de no disponer de un ministerio público con solvencia moral y de fracasar en los tribunales ante el embate de los delincuentes.

Habló el gobernador y le ha ido peor. Abordó el crimen de Boca del Río, el de la jovencita de 16 años Columba Campillo González, plagiada el miércoles 6 mientras corría por el malecón de Veracruz y hallada sin vida en un terreno baldío dos días después. Abordó el tema y no pasó de la promesa de justicia porque, dice, a él también “lo llena de indignación”.

Pecó de falso. No asumió la responsabilidad de su gobierno en el clima de violencia que azota a Veracruz, en la oleada de secuestros, en el avance de las mafias dedicadas a la trata de blancas, en el fenómeno de feminicidios que alcaldes y jefes policíacos conciben como simples escapadas de las chicas con sus novios. Y luego las matan. Y ellas son culpables de sus propias muertes. Ajá.

Habló Javier Duarte y no provocó una sola adhesión. Le fue peor. Lo destrozan miles de veracruzanos porque su discurso sobre la violencia es autojustificación, hablar de culpas ajenas, remitir la responsabilidad al que arranca la vida pero no al que crea el entorno de la criminalidad.

Javier Duarte se embarcó en otra aventura. Ahí lo llevó su fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”. Le dio el guión, lo estudió y lo soltó.

Avaló el gobernador la versión del plagio de Columba Campillo y secundó la versión de que Ileana Mortera Trolle concibió el secuestro, ligada a uno de los criminales, a quien supuestamente le pasó información de la joven estudiante del Colegio Villa Rica.

Ileana Mortera vive en Cholula, Puebla, desde hace años. Apenas visita Veracruz. Lo hace cuando acude a competencias atléticas.

Dice el Fis-culín que trabó amistad con Columba Campillo y conoció sus rutas, sus actividades, quiénes son sus familiares, que negocios tienen. Y así se fraguó su secuestro.

Ileana Mortera fue detenida en Puebla. Con engaños la hicieron descender del vehículo en que viajaba. Le dijeron que el auto tenía reporte de robo. No hubo orden de aprehensión. La forzaron a bajar y se la llevaron.

Bravo Contreras sostiene que no fue aprehensión. Fue traída a Veracruz “en calidad de libre” y después declaró.

¿En calidad de libre? Detenida por agentes policíacos en Puebla, obligada a abordar una patrulla, trasladada a otro estado contra su voluntad, y dice “Culín” que se presentó “en calidad de libre”.

Ha sostenido Bravo Contreras que Ileana Mortera contactó a Columba Campillo y se hizo su amiga. Así consta, dice, en los registros del expediente.

Horas después recibía el fiscal veracruzano otro golpe. El domingo 10, durante la marcha por la seguridad y la paz en el puerto de Veracruz, el padrastro de la joven asesinada, José Lagunes, refutaba sobre tal amistad: “No la conocíamos”.

Hoy son otras inconsistencias. Los hoteleros de Veracruz cuestionan la versión de que Columba Campillo haya sido asesinada en un hotel. Lo dice Fernando Ortiz González, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Veracruz:

“Nos gustaría conocer un poco más cómo sucedieron los acontecimientos, ya que al día de hoy no tenemos ningún detalle que ella estuvo cautiva en un establecimiento de hospedaje”.

No se sabe en qué hotel le quitaron la vida. No se sabe cómo la trasladaron hasta el terreno baldío donde apareció sin vida.

Así es la justicia en manos del fiscal de Veracruz. Su telenovela lleva el mismo guión del secuestro de la niña Karime Alejandra Cruz Reyes, cuyo cuerpo apareció en septiembre de 2014, tras dos meses desaparecida, en Coatzacoalcos.

Sólo fue aprehendido uno de los supuestos plagiarios, pero la versión de la Fiscalía es insostenible y en breve saldrá de prisión vía un amparo, ya que se incriminó mediante tortura.

Otro caso es el de los trabajadores electricistas acusados del asesinato del pastor evangélico, Claudio Martínez Morales, líder de la Comunidad de Dios, asesinado den Coatzacoalcos.

Decía “Culín” que los mantendría en prisión. Luego obtuvieron el amparo. Se demostró que también fueron torturados para aceptar una responsabilidad que no tenían.

Más tarde sostuvo que aunque salieron de prisión, no se les declaró inocentes y que los volvería a acusar. O sea, el obsesivo del duartismo.

Así es el proceder del fiscal. Sustenta sus casos sobre pruebas endebles, declaraciones incriminatorias obtenidas a través de tortura, versiones sin lógica y sin soporte jurídico.

Javier Duarte se dejó embarcar. El caso Columba Campillo era complicado, escandaloso, evidente el fracaso del duartismo ante el fenómeno de la violencia. Pero la solución es peor.

Acusa “Culín” a Ileana Mortera y de entrada hay violaciones al debido proceso, una aprehensión ilegal, y asegura que se presentó “en calidad de libre”.

Lo peor no es que el fiscal le dé vuelo a su fantasía. Lo peor es que haya un Javier Duarte que le crea, que dio la cara, envió su mensaje, habló a los veracruzanos y se embarcó.

Tal para cual.

 

Archivo muerto

 

“Le cortaron la oreja, le quemaron los pies, tenía destrozada la cabeza, tres balazos; quien o quienes lo mataron actuaron con saña”. Es la voz de Cristina Saldaña. Es la hija del periodista veracruzano, Armando Saldaña Morales, asesinado en Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca, hallado el lunes 4 de mayo. Lo reseña Noé Zavaleta, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz. Lo torturaron y luego le quitaron la vida. ¿Por qué la tortura? ¿Qué sabía? Protestó su familia a las puertas del palacio de gobierno de Veracruz, indiferente el duartismo, ausente el gobernador Javier Duarte. Cristina y su familia no contenían su ira. Decían que cuatro días después, el 8 de mayo, no les entregaban el cuerpo de Armando Saldaña; que el forense no había realizado el informe de la necropsia; que se les había olvidado tomar la huella dactilar y para ello los médicos tuvieron que hacerlo en pleno velorio; que no hubo certificado médico; que no existía acta de defunción porque “en Tezonapa nadie la pudo expedir”. Le protestaron a Javier Duarte porque siendo veracruzano, el gobernador se mantiene al margen. Al portal Animal Político le dijeron que Armando Saldaña fue “tratado como un animal”. Armando Saldaña, reportero de la K-Buena y Crónica de Tierra Blanca, veracruzano, el doceavo periodista asesinado en el reinado de Javier Duarte, había expuesto días antes de su muerte que los recursos del programa Prospera estaban siendo desviados. Lo difundió mientras entrevistaba al líder estatal del Partido Acción Nacional, Jesús Mancha Alarcón. “Lo que él estaba denunciando eran los desvíos”, dijo el panista. Es la línea de investigación que habrían de seguir… Mega bronca, la que enfrentará la Fuerza Civil de Veracruz. Acudieron al conflicto en el predio Santa María, en el poniente de Coatzacoalcos, que disputan el ex regidor Alejandro Wong y Manuel Bringas Burelo y su abogadazo Samuel Muñoz de la Rosa. Actuaron a medias, pasivos, consignando los hechos en imágenes de video. Pero en un momento de la gresca detuvieron a un albañil que había acudido en busca de trabajo. Fue subido a una patrulla. Recibió una golpiza, amenazas, toques eléctricos; sufría asfixia al serle colocada una bolsa de plástico en la cabeza; “¿quiénes son tus jefes?”, “eres halcón”, le decían, y escuchaba el siniestro “si denuncias, vamos contra tu familia”, una vez que escudriñaron en su teléfono celular donde el albañil guarda las fotografías de sus allegados. Fue llevado a las instalaciones del Mando Único Policial y de ahí lanzado al ex basurero municipal, terrenos de la familia Morales Arenas. ¿Y esa es la policía que garantiza la tranquilidad de los veracruzanos? Ahí estuvo el albañil, en el lugar equivocado, a la hora equivocada. La denuncia va en camino… Milagro de nazareno requieren las campañas del PAN en el sur de Veracruz. Por eso llega Gustavo Madero Muñoz a Coatzacoalcos. Viene el líder nacional panista a respaldar a sus candidatas a diputadas federales en los distritos de Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque y Acayucan, Gloria Santos Navarro, Claudia Aguilar Molina, Lilia Bahena Corbalá y Sofía Adela Mariño Rodríguez, respectivamente. Llega con escenarios diversos, quizá algo que rescatar, algo con qué competir. No despegan sus candidatas, apenas posicionadas, sin capacidad para liderar la contienda. Si acaso Gloria Santos inquieta al priísta Rafael García Bringas y a la izquierda que se disputa entre Rocío Nahle García, de Morena, y Rodolfo de la Guardia Cueto, del PRD. Minatitlán es causa perdida, aliada su candidata al abanderado del PRI, José Luis Sáenz Soto, según denuncia de la suplente azul, Guadalupe Mendoza Fernández, quien renunció y destapó la cloaca. En Cosoleacaque, el PAN no pinta, pues ahí se registra hartazgo a todo lo que huela a Bahena, familia que acapara todas las candidaturas. Acayucan está perdido, pues puede más la intención de voto para la candidata de Morena, Janix Liliana Castro Muñoz, y las marrullerías de Erick Lagos, el hijo predilecto de la fidelidad, que la fuerza del panismo como en los tiempos de Cirilo Vázquez Lagunes y Gregorio Barradas Miravete. Viene Gustavo Madero a inflar campañas que a estas alturas debieran estar su punto de mayor ebullición… Impasse en el conflicto del CETIS 79. Actuó la PGR. Llevó gente armada al plantel. Intimidó y forzó un acuerdo que está prendido con alfileres. Según la minuta, son destituidos el director y subdirector, Javier Evaristo Hernández Carrillo y Sergio Aranda, respectivamente; prosiguen las auditorías y se esperan resultados y deslinde de responsabilidades; se desactiva cualquier denuncia contra alumnos, padres de familia y maestros; garantizan que no habrá represalias contra quienes participaron en el movimiento. Hablaron las armas. Asoma así el rostro represor para enfrentar un conflicto estudiantil, la demanda de mejores condiciones para estudiar, la transparencia de los recursos económicos. Y se valen del amago y la intimidación. Por eso acudió la Comisión Nacional de Derechos Humanos para consignar que así se atiende un conflicto estudiantil. Dicen los estudiantes que les cumplen o vuelven a tomar el plantel. Queda que les hagan efectiva la reducción del monto de las cuotas escolares, que sean voluntarias, que se esclarezca en qué se aplican y amarrarle las manos a quienes detentan los recursos. Difícilmente les van a cumplir, sabida la mecánica de corrupción que opera en el sistema educativo nacional. Por lo pronto, el episodio de los hombres armados a las puertas del CETIS 79 irritó a un amplio sector de la población. Caldo de cultivo para la elección del 7 de junio…

 

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