Debate entre candidatos en Coatzacoalcos. Elecciones 2015

Debate en Coatzacoalcos: nada para nadie

Planos y chatos, contestatarios y retadores, nueve candidatos hablan del paraíso y del México real, del cielo y el infierno, de la transparencia y la corrupción, de la magia con que dicen pueden transformar y de la promesa para enfrentar a un sistema político que devora a quienes se estacionan en la ilusión.
Debatieron sin cuestionar proyectos. Arañaron sin provocar dolor. Cada uno ofertaba su propuesta, limitada por el tiempo, apenas en unos trazos, rasgos de imaginación para decir qué harían de llegar a la Cámara de Diputados, pero sin revelar cómo podrían vencer las inercias del poder.

Rafael García Bringas y el niño dulcero

García Bringas: la foto que irritó a todos

No sonríe; él sólo muestra el pulgar. Sonríe el candidato del PRI, Rafael García Bringas. Posa, un tanto serio, el suplente, Roberto Chagra Nacif. Pero el niño no. Tiene el niño el gesto adusto, retraído y esquivo, mientras de su cuello cuelga su caja de dulces y en la otra mano sostiene un ramo de rosas, lo que le da el sustento diario, signo de explotación laboral.
Así los captó la lente de la cámara. Y de ahí las imágenes fueron montadas en las redes sociales, difundida la escena entre los priístas para exaltar el click de su candidato con todos los sectores y grupos de Coatzacoalcos, con los que tienen y con los menesterosos, y hasta los niños que no votarán en la elección de 7 de junio.

Rafael García Bringas

García Bringas: el arte de traicionar

Sabrá a qué santo se encomienda Rafael García Bringas, pero su carrera política es un milagro. No tiene base social. Desdeña al que lo ayuda. Traiciona en cada lance. Y cuando yace en el olvido, no falta una mano ingenua que lo extrae de sus cenizas.
Nada vale políticamente el virtual candidato del PRI a la diputación federal por Coatzacoalcos. Sus fans se disgregaron en el tiempo y en la duda, a veces en la oposición, a veces en el regazo del poder, pero invariablemente viendo a García Bringas en el disfrute de las prebendas, negado siempre a compartir.