Van dos. Hablan los intelectuales, los periodistas, los artistas, los defensores de derechos humanos y la exigencia es la misma: esclarecer el crimen de Rubén Espinosa. Y hacerlo con integridad. Y que sea efectivo. Y castigar a los verdaderos culpables.
Ahí va el reproche, el segundo, a un mes del asesinato del fotoperiodista de Proceso, Cuartoscuro y AVC, ultimado el viernes 31 de julio, en su exilio en el DF, huyendo de Javier Duarte, el gobernador de Veracruz, por el asedio y las amenazas, porque temía por su vida.
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