* La Fuerza Civil se queda * Reprime y serás impune * La maleta del amigo de Javier Duarte * Millones en el aire * Call center o fuego amigo * García Bringas: 23 propiedades * Rifas millonarias en el ITESCO * Las dos caras de la periodista * Critica el abuso policíaco y luego pide regalos al jefe policíaco
Desvaría el “general” Bermúdez. Dice que su Fuerza Civil no reprime, no se involucra, nada tiene que ver con la desaparición de cinco personas, que es “ajuste de cuentas”, una vendetta. Y a los familiares que protestan, que bloquean carreteras, que exigen que los regresen vivos, los llama delincuentes, los criminaliza.
Arturo Bermúdez Zurita llegó a Coatzacoalcos el viernes 22. No traía en su agenda el paradero de las cinco personas, en su mayoría jóvenes, levantados entre el 11 y el 16 de mayo, pero sí la descalificación.
No traía en la mente la solución del caso ni algo que atenuara el escándalo. Lo que movía al secretario de Seguridad Pública era la defensa a ultranza de la Fuerza Civil, acusada de reprimir, usar la violencia, amedrentar y sembrar terror entre la población.
Se queda la Fuerza Civil, dijo Bermúdez Zurita. No se va a marchar sólo “porque se manifiesten los delincuentes”, consigna el portal electrónico Plumas Libres.
“No es ninguna unidad de la Fuerza Civil, ya está la investigación en la Fiscalía. No hay ninguna, siquiera una patrulla ni gente de Fuerza Civil. A lo mejor son otro tipo de delincuentes que también lo estamos tratando de evitar y prevenir en la zona… Son delincuentes contra delincuentes que es lo que regularmente se enfrentan y se ajustan o hacen ajustes de cuentas entre ellos mismos”.
¿Qué entrañan las palabras del secretario de Seguridad? ¿Acaso que la Fuerza Civil ha sido clonada, que la ciudadanía está inerme, desprotegida, a expensas de policías que no lo son, de delincuentes con uniforme oficial?
Bermúdez Zurita presumió el entrenamiento de la Fuerza Civil por parte del Ejército y la Marina. “Se trata de elementos confiables que no detienen a nadie sin mandato legal”.
No es la Fuerza Civil un órgano ilegal, según Arturo Bermúdez. En cambio, son delincuentes los que toman carreteras para protestar.
Se refería el secretario de Seguridad a los padres, esposas, hermanos y amigos de los cinco levantados que a diario toman carreteras y cierran accesos a Coatzacoalcos hasta que aparezcan.
Desaparecen, dijo el secretario de Seguridad Pública, por un ajuste de cuentas entre delincuentes. Pero no aporta prueba alguna. Sólo categoriza a los levantados.
Sus familiares, en cambio, sostienen que tomaron la vía legal y no fueron escuchados. Iban a la agencia del Ministerio Público, les rechazaban la denuncia, les exigían llevar documentos, los hacían regresar.
Tomaron la vía legal y fueron desoídos. Y por eso se radicalizaron con el bloqueo de carreteras, el puente Coatzacoalcos I, el puente Calzadas.
Eliaquín Alvarado Villafuerte vive en la colonia Obrera. Tiene 31 años de edad. Fue sustraído y no se ha vuelto saber de él.
A José Manuel Cruz Pérez lo intervinieron en su casa de la colonia Constituyentes.
Jhonit Enríquez Orozco, Roberto Gallegos Osorio y Héctor Manuel Facundo Ramos, los tres avecindados en la colonia Villas del Sur, también fueron sacados de sus domicilios y no se ha vuelto a saber de ellos.
“Tenemos pruebas y testigos de que fue la Fuerza Civil la que se los llevó. Tienen que regresarlos”, dice Trinidad Villafuerte Álvarez, madre de Eliaquín Alvarado Villafuerte. Así lo piden pero no hay quien los escuche.
Bermúdez Zurita llegó a Coatzacoalcos. Defendió a la Fuerza Civil. Sentenció que no se va porque un grupo de “delincuentes” se manifiesten y ahondó el conflicto por el caso de los levantados.
Obvio, la respuesta fue airada. Se multiplicó la protesta de los familiares. Enfrentaron al “general”, lo confrontaron, lo desmintieron.
Agraviados por la imputación, decían que el presunto ajuste de cuentas entre bandas criminales no existe, evidencia de la ligereza del “general” Bermúdez, el antiguo espía de la fidelidad, coordinador del C-4 durante el reinado de Fidel Herrera Beltrán en Veracruz.
Y lo sentenciaron: que se ponga a trabajar y que deje de “lavarse las manos” con imputaciones sin pies ni cabeza, imprudentes, a las que el secretario de Seguridad no acompañó con evidencia plena.
Expresaba su molestia Trinidad Villafuerte Álvarez, mientras marchaba de la Mega Comercial a la avenida Independencia, sobre el malecón de Coatzacoalcos. Su hijo Eliaquín, señalaba, no es un delincuente. Es un hombre responsable, padre de dos hijos, “que trabaja en la electricidad y que ha tenido que luchar mucho para poder salir adelante”.
Airado, el reclamo de los familiares se funda en que sin pruebas no pueden llamarlos maleantes, y que “las autoridades prefieren criminalizar a las víctimas que detener a las bandas que están operando desapariciones forzadas de personas en todo Veracruz”, consigna el portal Plumas Libres.
Atiza, pues, el fuego el secretario Arturo Bermúdez cuando Veracruz se incendia ante el avance del crimen organizado.
Bermúdez llegó tras el desalojo de familiares de los “levantados” cuando habían tomado el puente sobre el río Coatzacoalcos. Ese día el operativo lo realizó un equipo antimotines de la policía estatal, apoyado por Fuerza Civil.
No sofocó los ánimos. No exhibió prudencia. No mostró un gramo de mesura.
Arturo Bermúdez, el “general”, es así y no va a cambiar. A la prensa le llama “pinches medios” y a los periodistas que difunden evidencia de autodefensas, como las que captó el reportero gráfico Félix Márquez, pide que los encarcelen.
Su policía es represora, arbitraria, soez, alevosa y altanera, pero el “general” la disculpa, la solapa y cuando debe aplicar un castigo, incurre en la simulación.
Lo de “general” es un eufemismo. Arturo Bermúdez es licenciado en Ciencias Administrativas, egresado de la Escuela Bancaria y Comercial con diplomados en contaduría, marketing, ciencias políticas, mercadotecnia política y estrategia política.
Tiene tres asignaturas en su currículum: manejo de conflictos, negociación de secuestros y manejo de crisis. Y en todas está reprobado.
Su mayor proyección la tuvo cuando expresó que quien quisiera tener seguridad, que se compre un perro, un candado o contrate sus escoltas personales.
Hoy enfrenta la desaparición de cinco personas en Coatzacoalcos, dice que es ajuste de cuentas, exime de culpa a la Fuerza Civil y criminaliza a los familiares que bloquean carreteras exigiendo que regresen con vida.
Son las perlas que engalanan al “general” Arturo Bermúdez.
Archivo muerto
Escándalo, jaloneo electoral, show mediático por el hallazgo de una maleta con 5 millones de pesos en un avión privado, el sábado 23, en el aeropuerto de Toluca, procedente de Xalapa. La llevaba Mariano Garza González, hermano del empresario cañero Francisco García González, compadre del gobernador Javier Duarte. Fue intervenido por elementos de la Policía Federal, que exigieron saber el origen del dinero. Mariano Garza fue hermético. Sólo dijo que era producto de la venta de azúcar. Había en la maleta fajos de billetes de mil pesos. Los decomisó la PF y detuvo al citado Mariano Garza, hasta que aclare que el dinero es lícito. Seguro lo hará y hasta le ofrecerán disculpas, pues es el síntoma de la impunidad. Así ocurrió con aquellos 25 millones, también hallados en un avión del gobierno de Veracruz, en Toluca, en enero de 2012. Detuvieron a Miguel Morales Robles y Said Zepeda, y luego los liberaron. Tiempo después el dinero regresó al gobierno veracruzano, que siempre alegó que era para pagar la promoción de las fiestas de La Candelaria y los artistas de la Cumbre Tajín. Ni antes ni ahora se les cree. Millones en efectivo presuponen corrupción, pagos turbios, chayotes a prensa nacional, moches a diputados, embarradas a funcionarios del gobierno peñista. Por ese efectivo, precisamente, es que a Javier Duarte lo solapan en el altiplano, lo encubren y lo sostienen, cuando Veracruz se incendia, arde ante la violencia, se hunde en un mar de sangre, quebradas sus finanzas, perdida la seguridad, cancelado el desarrollo, agraviada la sociedad. Cinco millones en efectivo no son nada frente al robo de miles de millones de pesos de recursos federales, según las denuncias de la misma Auditoría Superior de la Federación, que avaló todo hasta que dejaron de enviarle su mochada. Cinco millones decomisados son un calambre y nada más… Vía un call center, se realiza una significativa encuesta de intención de voto. Pretende establecer las preferencias de los electores del distrito XI de Veracruz, con sede en Coatzacoalcos. Realizan las llamadas a teléfonos celulares, llamadas salientes (outbound) lo que implica un alto costo. Una de las preguntas, sin embargo, lleva filo. Es la pregunta clave. “¿Sabía usted que el candidato del PRI, Rafael García Bringas, tiene 23 propiedades?”. Y deja ahí la duda, sembrada. Un call center cuesta un mundo de dinero. Implica una red de operadores, se realizan miles de llamadas, se cuenta con información a detalle de qué número telefónico, y en este caso celular, corresponde a determinado sector del municipio de Coatzacoalcos, cuáles a Nanchital y cuáles a Agua Dulce. Las llamadas son emitidas desde el número 2197348715. Dicen en el cuartel general de García Bringas que es fuego amigo, priísmo que lo quiere ver perder. Puede ser el marcelismo o el joaquinismo que lo respalda de labios hacia fuera, o ivanismo que usa a sus aliados panistas para inclinar la votación a favor de la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional, Rocío Nahle García. Fuego amigo, pues… Podredumbre en el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos. No sólo es uso de los estudiantes como operadores electorales del PRI, que no acuden a clases por andar en campaña y que tendrán materias aprobadas a final de semestre, o la manipulación de los docentes para inducir el voto, o los puntos extras en materias por participar en el carnaval. Es también la turbiedad de los recursos, la rifa de automóviles, el manejo de por lo menos 8 millones de pesos anuales de los que nadie da cuenta. Cada alumno está obligado a vender cinco boletos en cada rifa; son dos veces al año; cada boleto con un costo de 100 pesos; en total mil pesos anuales por estudiante. Participan 8 mil alumnos, que es la matrícula del ITESCO. Lo grave es que no traduce en beneficio para la institución. Algunas de sus aulas las construyó el ayuntamiento de Coatzacoalcos en el desgobierno theurelista. Hay demandas laborales y evidencia del uso de la institución con fines políticos. ¿Que el ITESCO ha ganado premios y reconocimiento en certámenes nacionales e internacionales? Sí, pero eso no inhibe el nivel de podredumbre, el lodo en que se manejan sus finanzas, el saqueo de la institución como ocurrió con los contratos otorgados por Pemex y triangulados a particulares, que terminaron facturándole software pirata a la empresa petrolera, por citar un caso multimillonario. Pobre ITESCO. Tan cerca de la excelencia pero en manos del priísmo… ¿Quién es esa periodista que un rato se solidariza con el gremio, que dice defender los derechos de los comunicadores ante el ataque de las fuerzas del (des)orden, que condena el agravio a los colegas, que exige justicia y esclarecer la arbitrariedad de la policía contra reporteros. Y luego redacta el oficio, lo tramita, se lo hace llegar al jefe policíaco Arturo Bermúdez Zurita y en él le pide que le envié los consabidos regalitos para los periodistas en su día? Qué rápido se le olvidó que el secretario de Seguridad Pública de Veracruz nos llama “Pinche medios”…
twitter: @mussiocardenas