* Increpa, lo insultan y se engancha * Olvidó cuando su papá y hermanos se disfrazaron de policías * “Pepín” Ruiz arrasaría con Chiquiyunes en Veracruz * Encuesta: 68 por ciento a 17 * Encubre presidenta del Poder Judicial a juez acusado de abuso sexual * Mayra Gutiérrez: la regidora y sus contratos
Al payaso le urgía un circo. Ya lo halló. Héctor Yunes ríe, hace reír, es el hazmerreír del Congreso de Veracruz, trenzado en diatribas contra la plaga del gobernador, con los porros policías y hasta con su pasado y su negro historial.
“Corrupto”, le grita uno de los provocadores llevado a la Glosa del Informe de Gobierno cuando el diputado priista arremete contra el secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, el miércoles 20.
“No ofenda, secretario –estalla también Yunes Landa con sarcasmo–. Yo le exijo respeto para el secretario, no ofenda al secretario, por favor. No le hable así, es nuestro anfitrión.
“Saquen al borracho ese, mírelo, mírelo… ¿Qué compañía trajo, secretario?”, replicaba y preguntaba Héctor al titular de SSP”.
Y a los provocadores, jóvenes y mujeres a los que señalan de ser la porra del secretario de Seguridad, terminan retirándolos del recinto de la LXVII Legislatura de Veracruz.
Ya en ruta a la calle, Concepción Sánchez, reportera de infoverdad.com, cuestiona al porro Sebastian “N”, capta su rostro con su teléfono celular, el tipo trata de arrebatarle el aparato, le tuerce la mano y la derriba, provocándole una lesión en la rodilla.
Detenido antes de cruzar la reja de protección del Congreso, el porro es neutralizado durante media hora en lo que llega una patrulla de la policía estatal y lo traslada a Cuartel Heriberto Jara o De San José.
Y entonces Héctor Yunes vuelve a aparecer, reclamando por la agresión a la periodista.
La terca memoria nunca falla.
Un día el periodista Jorge Manrique formuló una fuerte crítica a Yunes Landa, en los días en que gobernaba Fidel Herrera Beltrán y la jauja y la corrupción eran proyecto oficial y siendo él subsecretario de Gobierno. Lo citó a dialogar en palacio de gobierno. Ahí, entre reclamos, Héctor Yunes tomó un machete y le asestó planazos al columnista. Así lo dio a conocer en carta abierta Manrique. Y ahora el payaso de Soledad de Doblado exige respeto a la prensa.
El circo de Yunes Landa abrió con la semana. Comenzó el lunes 18 con la comparecencia del secretario de Gobierno, Carlos Juárez Gil, alias “Capulina”, a quien le imputó enriquecimiento inexplicable, propiedades que se multiplican como las del nopal, un prestanombre que a su vez es su familiar, un emprendimiento sui generis pues pasó de vivir en un departamento de 5 mil pesos de renta mensual a residencias en Xalapa, Veracruz y Tuxpan, un yate y hotel frente a la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco.
Un día después, el circo siguió. Ese martes 19, el secretario de Finanzas del malogrado gobierno morenista, José Luis Lima Franco, quien repite en el cargo con Rocío Nahle, advirtió que la debacle financiera tiene su origen en los días en que Fidel Herrera Beltrán era el amo y señor de Veracruz.
Fue eso un cohete en las partes nobles de Héctor Yunes. Se prendió.
“No le pegue a Fidel, de verdad, Fidel es una gente reconocida en Veracruz. Fidel no es el diablo que muchos creen”, dijo. “No es un demonio”.
Y citó cuántos fidelistas hoy son diputados locales de Morena: Elizabeth Morales, José “Pepín” Ruiz, Igor Rojí, Paul Martínez Marié y hasta Estefanía Bastida, del PVEM, cuyo papá, Román Bastida, fue alcalde priista de Vega de Alatorre.
Por lo que se ve, cuando la lengua se desconecta, traiciona. Héctor Yunes aludió al Partido Verde, a los diputados verdes, al hijo de Fidel Herrera Beltrán, Javier Herrera Borunda, secretario de Organización del comité nacional. Todos sumisos a Morena, todos a los pies de Morena.
La terca memoria, por segunda ocasión.
Su hija Andrea de Guadalupe Yunes Yunes llegó al Congreso de Veracruz bajo las siglas del PVEM. Votó en la línea de Morena por la reelección de alcaldes.
Héctor Yunes arma una escandalera y el priismo veracruzano, que arrastra la cobija y padece los estragos del saqueo de Fidel y Javier Duarte, se enciende. No van a ganar una sola votación en el Congreso estatal pero se conforman con el show del payaso de Soledad de Doblado.
Le aplaude la bazofia priista que reclama ser la “heredera de la Revolución”, la escoria del alemanismo, del fidelismo y del duartismo, los que fingen no recordar el saqueo descomunal a las arcas de Veracruz.
Le aplaude la prensa que medró en los días en que Fidel Herrera Beltrán inauguró los días del aquelarre político, el endeudamiento que pasó de 3 mil 500 millones de pesos con Alemán a 34 mil millones con el de Nopaltepec, según el Plan Veracruzano de Desarrollo de Javier Duarte
Los desfiguros de Héctor Yunes son pose, show de circo. Servirían de algo si tuviera algo de calidad moral. Pero no la hay.
Por ejemplo, el día que su padre y hermanos se disfrazaron de policías para que la Secretaría de la Defensa Nacional autorizara sus respectivos permisos de portación de armas. O sea, policías postizos. O sea, Los Poliyunes.
La documentación, que llegó a una docena de periodistas, sólo se difundió en INFORME ROJO en 2016. Ahí constaba el registro, salario, fotografía con todo y disfraz tanto de sus hermanos César y Rafael como de su padre, César Yunes Faisal.
Su hermano César lo admitió en una carta que aquí se publicó. En la documentación consta que estaban adscritos al Instituto de la Policía Auxiliar y el Patrimonio Industrial como “escoltas” del entonces senador Héctor Yunes Landa.
La documentación agrega: pistolas marca Pietro Beretta, matrículas J95536Z, K03598Z y N22860Z; dos cargadores y 30 cartuchos útiles cada una.
Hay centenares de detalles sobre los Poliyunes. Lo más demoledor: violaron la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Y hoy Héctor Yunes Landa hace un show en materia de seguridad en Veracruz.
Su diagnóstico puede ser real. Veracruz está a merced de 14 cárteles con una policía corrupta, que abusa, atropella y reprime, que agrede periodistas, que siembra el terror.
Su alegato frente al secretario de Seguridad, Cuauhtémoc Zúñiga, es válido y demoledor. Pero se extravió en la estridencia. Se perdió en el morbo. Se convirtió en un distractor, deliberado o no, cuando lo provocaron y se enganchó.
Héctor Yunes aportó cifras, retrajo a la memoria el crimen de dos jóvenes en Totalco, municipio de Perote, cuyo pecado fue bloquear una carretera y exigir que Granjas Carroll dejara de contaminar sus fuentes de abastecimiento de agua. Pero la denuncia se diluyó.
Se recuerda la provocación de los porros policías, los gritos del payaso de Soledad, la agresión a la reportera Concepción Sánchez, la estridencia. Nada más.
Al payaso le urgía un circo. Ya lo halló. Y así seguirá.
METADATO
Chiquiyunes no gana Veracruz ni en sueños. Si la elección en el puerto fuera hoy, lo masacraría Morena, concretamente José Ricardo “Pepín” Ruiz Carmona. La medición de De las Heras es contundente: 68 por ciento de intención de voto para el priista “Pepín”, 17 por ciento para el ex panista Miguel Ángel Yunes Márquez. La encuesta de Logi-Call arroja 49.7 por ciento para la coalición Morena-PT-PVEM; 22.5 para el PAN sin alianza y 28.7 en coalición con el PRI. Ya se sabe que Chiquiyunes tiene alma de traidor; falta ver si también tiene espíritu suicida; si viendo el escenario en contra actúa como los héroes épicos, que cavan su tumba y se entierran a sí mismos. Es una derrota cantada que servirá para medir en su justa dimensión cuánto repudio generó la puñalada que el junior le asestó al Poder Judicial de la Federación. Perder ante “Pepín” Ruiz es de por sí humillante; perder en su bastión, donde hasta el yunismo anda con la cola entre las patas, será la vergüenza total… Cómplice, Lizbeth Aurelia Jiménez le pasa todo, la hueva y los excesos, al juez Octavo de Coatzacoalcos. Enterada de los desmanes de Luis Daniel Ruiz Guerrero, la presidenta del Poder Judicial de Veracruz se hace la muerta. Le reportaron que el susodicho suele llegar a su oficina del Juzgado Octavo a mediodía, eso cuando se encuentra en Coatzacoalcos. No atiende a nadie y se retira una hora después. Hay una carta en que abogadas acusan que pide efectivo o pago con cuerpomático –la referencia es del colega y amigo Gerardo Enríquez Aburto– “a cambio de sacar sentencias favorables”. Lizbeth Aurelia, quien no se calla su desprecio por Coatzacoalcos, llegó hace ya unos meses al puerto, acudió al Juzgado Octavo, no lo encontró y se marchó. Son años de aguantar a un juez de medio pelo, marrullero y abusivo, implicado en señalamientos de acoso sexual. Y, tácitamente, les vale. A él y a la presidenta morenista del Tribunal Superior. Ruiz Guerrero es hijo del ex magistrado Daniel Ruiz Morales, ya fallecido, aquel que presidiera el Tribunal Electoral de Veracruz en tiempos de Javier Duarte de Ochoa. Y dice, pregona y vocifera que a él ni Rocío Nahle García, ya casi gobernadora, lo puede echar… Mayra Gutiérrez, en la boca del volcán. Sobre la regidora de Coatzacoalcos, hoy morenista, antes militante del Partido de la Revolución Democrática, viene un escándalo. Trascienden documentos relacionados con obra pública, conflicto de interés, abuso de autoridad y sobre todo aquello de “sí mentir, sí robar, sí traicionar”…
Foto: De poder a poder