Desvaría el “general” Bermúdez. Dice que su Fuerza Civil no reprime, no se involucra, nada tiene que ver con la desaparición de cinco personas, que es “ajuste de cuentas”, una vendetta. Y a los familiares que protestan, que bloquean carreteras, que exigen que los regresen vivos, los llama delincuentes, los criminaliza.
Arturo Bermúdez Zurita llegó a Coatzacoalcos el viernes 22. No traía en su agenda el paradero de las cinco personas, en su mayoría jóvenes, levantados entre el 11 y el 16 de mayo, pero sí la descalificación.
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Arturo Bermúdez y los otros desaparecidos
Iván y Diego no son los únicos. Hay otros cinco ciudadanos desaparecidos, llevados por la fuerza, sacados de su domicilio, interceptados en las calles y de los que no hay, siquiera, una pista. Son el retrato de la inseguridad, el miedo, la zozobra, el caos que priva en Coatzacoalcos.
Por Iván Arévalo y Diego Corro se armó una protesta mayúscula, Coatzacoalcos bloqueado, sus accesos en manos de familiares y amigos desde la noche del domingo 17 hasta pasadas las 3 de la tarde del lunes 18 cuando un grupo antimotines de la Fuerza Civil los desalojó.
Los desaparecidos y la Fuerza Civil
Alevosa, temible, la Fuerza Civil no llegó para sembrar paz. Está para sacudir a Veracruz, su mano para reprimir, su poder para intimidar. Y ahora, contraria a su esencia, es acusada de levantar personas, de torturar, de incriminar y de desaparecer con total impunidad.
Salió peor, pues, el remedio que la enfermedad, cuando el baño de sangre no termina y la violencia convierte a Veracruz en otro Tamaulipas, en otro Michoacán, en otro Guerrero. Pero aquí, con la agravante que quien debe cuidar al pueblo, lo agrede y lo sumerge en el miedo.
Arturo Bermúdez: su policía secuestra
Ilusos los veracruzanos que suponen que el problema es el delincuente. Qué error. El enemigo real está en casa, en las fuerzas de seguridad, en la policía acreditable, en los mariscales y en su tropa, que asaltan, roban, torturan y hasta se dan tiempo para secuestrar.
Es la policía del general Bermúdez, Arturo Bermúdez Zurita, condecorado de West Point, vicegobernador de Veracruz, todopoderoso e impune pues para el entrañable amigo de Javier Duarte, el intocable Bermúdez, además de poder, hay disimulo y complicidad.