Gregorio "Goyo" Jiménez de la Cruz

Goyo Jiménez: el crimen y el olvido

Maltratado por la vida, Gregorio Jiménez de la Cruz hizo periodismo hasta el límite de sus capacidades. Se entregó a su profesión. Dio voz. Recogió historias, narró atropellos, reporteó para informar. Y un día, sin más, la violencia se lo llevó.
Un levantón, el miedo, la angustia, la tortura, la saña, un asesinato brutal, su cuerpo semienterrado en una fosa clandestina. Son los destellos del trágico final de Goyo Jiménez, el periodista que murió dos veces.

Hay Festival, Xalapa

Hay Festival pero sin Javier Duarte

Javier Duarte ha sido un manipulador. Usa a las familias de los periodistas muertos. Usa el dolor ajeno. Usa la angustia y oferta una falsa esperanza. Pregona la justicia y se dice respetuoso de la libertad de expresión. Así enmascara su fobia a la prensa crítica, a la prensa que no ha podido comprar.
Veracruz es el peor escenario para el ejercicio periodístico, con sus once comunicadores asesinados, cuatro desaparecidos, 22 exiliados, cientos amenazados, miles sometidos, medios postrados, arrodillados, a cambio de un convenio publicitario, el chayote y la dádiva.

Gersaín Hidalgo

Gersaín Hidalgo también quería ser diputado y lo amenazaron

Gersaín Hidalgo Cruz no tuvo una buena mañana. Lo despertó una amenaza. Le dijeron que era la diputación federal o su familia. “Tú eliges, Gers”, decía la leyenda. Y no lo pensó. Dimitió, dejó a un lado su aspiración de ser diputado federal.
Turbulenta, la mañana del domingo 1 de febrero lo sacudió. Sobre la cortina de acero que sirve de acceso a las instalaciones del Partido Nueva Alianza se leía la amenaza: “Diputasión o tu familia. Tú eliges” (sic).

Javier Duarte de Ochoa

Veracruz: la violencia apabulla a Javier Duarte

Sí hay quinto malo. Es malísimo. Es el quinto año de gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Lo vapulea la violencia, regresan los granadazos, desaparecen los periodistas, aparecen los descabezados, lanzan bomba contra un periódico, se registran nuevas balaceras, hay más fosas clandestinas y la muerte de Moisés Sánchez Cerezo lo pone en la escena internacional.
¿Gobierna o desgobierna a Veracruz?
Camina junto a Javier Duarte la inseguridad y la violencia, la beligerancia de los grupos criminales, los delincuentes comunes y los malosos sin piedad por el ser humano. Y todavía se atreve a decir el gobernador de Veracruz que vamos bien, que hemos mejorado, que no pasa nada y que el que la hace la paga.

Erick Lagos

Erick Lagos: del pantano fidelista a la diputación

Entre el fidelismo, nadie como Erick Lagos Hernández para la tenebra, la ruindad partidista, la creación de conflictos donde no los hay para luego sofocarlos y lucrar con ellos, las artes oscuras y para sacudirse, como sea y al precio que sea, una acusación por vínculos con la banda del narcotráfico que goza de la plenitud del pinche poder en Veracruz: Los Zetas. Como Erick, nadie.
Erick Lagos es único. Es el alumno predilecto de Fidel Herrera. Es quien pastorea, somete, apalea y amarra a los enemigos. Es quien suplanta a Javier Duarte de Ochoa en la tarea de desgobernar. Es quien vende candidaturas. Es quien será diputado federal.

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Moisés Sánchez: ¿era susto o era crimen?

Luis Ángel Bravo Contreras ya se enredó. Se le ve frágil. Habla y lo contradicen. Acredita que Moisés Sánchez Cerezo está muerto. Le refuta la familia, las organizaciones defensoras de periodistas, el Partido Acción Nacional y hasta legisladores del PRI. Le cuesta sostener su verdad.
De origen, “Culín”, alias el procurador de Veracruz, se extravió. Decía que a Moisés Sánchez lo había amenazado el alcalde de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, deslizándole una aviso: Te quiere “dar un susto”.

Clemente Noé Rodriguez

Moisés Sánchez: el detenido, la confesión y la tortura

“Culín”, alias el procurador de Veracruz, tiene un problema: pocos le creen.
Da por muerto al periodista Moisés Sánchez Cerezo, lo acredita con un examen de ADN, y pocos le creen.
Presenta a un implicado en el levantón y asesinato. Lo hace hablar. Relata cómo fue la ejecución, ensarta al alcalde de Medellín, y pocos le creen.
Exhibe gráficas del hallazgo del cadáver en su paraje solitario de Manlio Fabio Altamirano, y pocos le creen.
Su problema es de credibilidad. Luis Ángel Bravo Contreras ha minado su prestigio, atrapado en un manejo malintencionado de los hechos, sus pesquisas cuestionadas, las líneas de investigación orientadas a desvincular la violencia contra los periodistas de la barbarie del crimen organizado.

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Moisés Sánchez: lo que no le cuadra al fiscal

Un detalle, sólo un detalle, hace pensar que Luis Ángel Bravo Contreras no está en lo que debe estar. Anda volando, apretujado entre la PGR y Artículo 19, entre Carmen Aristegui y la prensa crítica local. Se fragmenta entre la figura de Moisés Sánchez Cerezo, al que dio por muerto, y una prueba de ADN que debió realizar antes de armar su show luctuoso.
“ENERO 2014”. La frase se lee en tres diapositivas con que sustentó el fiscal veracruzano el relato leído ante la prensa, la noche del domingo 25 para decir que el periodista está muerto. Las imágenes son del paraje de Jamapa, municipio de Manlio Fabio Altamirano. Es de noche. Se puede observar la carretera y el campo, los agentes buscando al periodista de Medellín de Bravo.

Moisés Sánchez Cerezo

Moisés Sánchez: los muertos de Javier Duarte

Indigno, el récord de Javier Duarte de Ochoa: 11 periodistas asesinados, cuatro desaparecidos, 22 exiliados o autoexiliados, hostigada la prensa crítica, objeto de violencia, reprimida por los cuerpos policíacos, maltratada, a expensas del crimen organizado o víctima de la impunidad.
Día sombrío el 2 de enero, cuando José Moisés Sánchez Cerezo fue levantado en su hogar en El Tejar por nueve sujetos armados que se lo llevaron a rastras, generando el terror en su familia y otra oleada de incertidumbre, de zozobra, de reclamo, de ira, el escándalo en torno al desgobernador de Veracruz.

Armando Rotter Maldonado

Rotter, el atentado y la renuncia a ser candidato

Armando Rotter Maldonado puede ser polémico, querido y odiado, reconocido y denostado. Lo que no admite es la amenaza ni el atentado. Menos por pretender ser diputado federal. Y mucho menos si el ataque es a su familia. Antes, renuncia a su aspiración.
Su caso sacudió a un sector de la política local y a ciertos enclaves de la opinión pública, porque Rotter no es un personaje cualquiera, con voto duro, con imagen del alcalde de resultados, con un público que lo recuerda y con la seguridad de que si no gana la elección, sí disminuye los votos de sus contrincantes.