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Prensa: escalan las agresiones en Veracruz

Sin nombre y sin rostro, su relato impacta. Fue amagada con un arma, sometida, llevada a un motel y ultrajada. Ahí viviría momentos para olvidar. Mancillada, aterrada, en manos de su verdugo, pudo librar una agresión mayor y la muerte.

Raúl Rodríguez caminaba despreocupado. Iba sobre avenida 1, entre la 10 y la 12, en Cuitláhuac. Se acercó un hombre que viajaba en motocicleta. “Qué fuerte está el calor —le dijo—. Por cierto ya bájale a tus notas”. Sintió el desconcierto. Y de ahí el miedo. Alzó la camisa el tipo y dejó ver un arma de fuego.

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Javier Duarte, el Franky y la maleta millonaria

Franky no es un pez chico. Es compadre-amigo de Javier Duarte, es empresario cañero, quiebra ingenios, su fama de lo peor y lo ligan con el bajo mundo. ¿Faltaba algo? Sí, que su hermano fuera apañado con 5 millones de pesos en un avión privado y no acreditara su origen lícito.
Javier Duarte, Francisco García González, alias Franky, y su hermano Mariano, el de la maleta incómoda, transitan del conflicto legal al escándalo, otra vez el dinero, otra vez el avión, otra vez el aeropuerto de Toluca.

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Armando Saldaña: el asesinato y la manipulación

Armando Saldaña Morales tenía signos de tortura, su cuerpo lacerado, la oreja desprendida, pecho y pies quemados y cuatro impactos de bala. Súbitamente, dijo la justicia oaxaqueña que no murió asesinado, que andaba ebrio, lo golpearon, resbaló y se desnucó. Y más tarde, desnuda la infame versión, presenta al supuesto criminal.
A los tumbos se va tejiendo —y enredando— la investigación ministerial en torno a la muerte del periodista de Tezonapa, conductor de noticiarios en la K-Buena, titular en el espacio “La Grilla, Punto y Debate”, y del periódico La Crónica de Tierra de Blanca.

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Javier Duarte, la violencia, el PRI y el voto de castigo

Cobijado por el PRI, solapado por los priístas, Javier Duarte llegó a Veracruz a desgobernar, a consumar la quiebra financiera, a enraizar la inseguridad, arrodillado ante los cárteles, presa de la violencia y el baño de sangre. Y todavía pide el voto para el PRI.
Se multiplican los muertos en un escenario brutal, fuera de control, irracional. Si no son los embolsados, sus cuerpos mutilados, el mensaje de la venganza y el aviso de que esto está por comenzar, son los personajes políticos que comienzan a morir por las balas del odio y el clima de terror.

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Los desaparecidos y la Fuerza Civil

Alevosa, temible, la Fuerza Civil no llegó para sembrar paz. Está para sacudir a Veracruz, su mano para reprimir, su poder para intimidar. Y ahora, contraria a su esencia, es acusada de levantar personas, de torturar, de incriminar y de desaparecer con total impunidad.
Salió peor, pues, el remedio que la enfermedad, cuando el baño de sangre no termina y la violencia convierte a Veracruz en otro Tamaulipas, en otro Michoacán, en otro Guerrero. Pero aquí, con la agravante que quien debe cuidar al pueblo, lo agrede y lo sumerge en el miedo.

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Columba Campillo: el fiscal embarcó a Javier Duarte

Javier Duarte sigue en la cresta del escándalo y merece más. Se lo debe a su fiscal. Luis Ángel Bravo Contreras lo trepó en el caso Columba Campillo, le vendió la pista de Ileana Mortera, lo ubicó en un escenario de insensatez y lo llevó a enfrentar una crisis de credibilidad descomunal.
Pasan las horas y el gobernador de Veracruz continúa ahí, acusado de todo, vilipendiado por miles de usuarios de las redes, por la gente en las calles, por los colonos de abajo, los abandonados que viven de la migaja, del programa social, de la dádiva partidista.

Ola de sangre en Veracruz

Veracruz: otro baño de sangre

Por la mente de Javier Duarte no pasa nada. Todo está en blanco. Veracruz, en cambio, se tiñe de rojo por la sangre que brota en cada rincón, los ejecutados por la delincuencia, los cuerpos cercenados que aparecen aquí y allá, el miedo que se transpira, el terror en su más brutal expresión.
Dice el gobernador que no pasa nada. Veracruz es un paraíso. Y sí. No pasa nada cuando se vive rodeado de escoltas, a costo millonario para el erario, a su alcance helicópteros, aviones y vehículos blindados, la burbuja del poder.

Javier Duarte y el fiscal Luis Ángel Bravo

Caso Moisés Sánchez: el informe que implica a Javier Duarte

Javier Duarte quería que silenciaran a Moisés Sánchez Cerezo. Lo quería sometido. Le irritaba que el alcalde de Medellín de Bravo, el panista Omar Cruz Reyes, no hubiera podido doblegar al periodista. Y así se lo expresó. Tiempo después el reportero fue levantado, torturado, asesinado y mutilado. O sea, lo callaron.

“No era posible que no hayas podido callar a Moisés”, habría soltado el gobernador de Veracruz al edil, en Xalapa, donde acudieron Omar Cruz y otras personas, reunión cuyos pormenores conoció un amigo del reportero y editor del semanario “La Unión”. Su testimonio, confiado a los deudos y que consta en actas ministeriales, constituye la pista no seguida por la Fiscalía General hacia Javier Duarte.

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Javier Duarte: Unidad Antisecuestro y policías torturadores

Si no fuera tan insensato, Javier Duarte jamás habría externado aquel optimismo que de origen era falso. Decía que el delito disminuía, que la violencia menguaba, que la criminalidad iba a la baja. Presumía el combate al secuestro y exaltaba las pinceladas del éxito. ¿Era real? Nada era verdad.
Veracruz, en sus manos, alcanzó la cima del fracaso en seguridad. Es cuarto lugar nacional en secuestro. Es pueblo sin ley. Es territorio impune. Es zona para levantar gente, intimidar a la familia y canjear sus vidas por miles, cientos de miles o millones de pesos. El mercado del terror da para eso y más.

Espectácular de Luis Guillermo Lagunes Díaz

Javier Duarte, el espectacular, la recompensa

Isabel Miranda de Wallace lo hizo. Publicó un espectacular. Tenía la imagen de un secuestrador, responsable de la desaparición y muerte de su hijo. Pedía informes sobre su paradero y ofrecía una recompensa. Así cimbró las estructuras del poder y después ya nada fue igual.
Luis Guillermo Lagunes Díaz aparece en uno igual. Hay, sin embargo, una diferencia. Luis Guillermo es la víctima, desaparecido hace año y medio, como si la tierra se lo hubiera tragado.