El Congreso pone parejo a Javier Duarte

* Lo urge a que investigue y resuelva crímenes de periodistas * La imprudencia y la inacción * El pastor, de redacción en redacción * Los reporteros gráficos agredidos * Así no se llega al cielo * Marchan los petroleros * Las razones de Didier * Mínimo, que renuncie Buganza * Atropello laboral y favor sentimental Javier Duarte se va a tragar sus odios. Dejará el discurso de las manzanas podridas, la insidia de los periodistas hampones, la imputación de que son “la expresión de los delincuentes”, la sutil amenaza —“pórtense bien”— que precedió al crimen del reportero Juan Mendoza …

Buganza: ni bronco ni independiente

Le faltaba a Gerardo Buganza mostrar su lado cómico. Ya lo exhibió. Dice que es más bronco que El Bronco. Y advierte que es más independiente que cualquier independiente, así se le vea atado a su patrón, Javier Duarte, ligado a la mafia en el poder.
Estiradito como es, soberbio aunque incurra en pecado, el secretario de Gobierno ha perdido la mesura, devorado por el afán y la ambición, inagotable el sueño de gobernar Veracruz.

CBTIS 113: las plazas y los millones

Qué verbo el de Chuayffet. Ni plazas espurias, ni vendidas, ni heredadas, dice el secretario de Educación Pública, sino concursadas y sometidos los maestros a evaluación porque ese es el fin de la reforma educativa. Qué verbo y qué manera de mentir.
Habla en abstracto Emilio Chuayffet Chemor, cuando la venta de plazas en el magisterio sigue, es fuente de riqueza de líderes y políticos, sirve para someter y controlar, para integrar a un ejército de alfiles que cuidan la industria educativa, un negocio que le da a quienes ejercen el poder y el área sindical.

El Chapo: la fuga en la que nadie cree

Enrique Peña Nieto tiene un problema serio: nadie cree que El Chapo se fugó. O que se haya ido sin la complicidad de sus aliados en el gobierno. Amo y señor del Altiplano, el penal en que habitó año y medio, andaba a sus anchas. Pero cuando sintió el amago de la muerte, la hipótesis del asesinato, y el riesgo de la extradición, decidió huir. O salir por la puerta grande.
Se fue con la ayuda del narcosistema que lo encumbró, protegido por sus socios con poder, pues al paso de las horas y los días se fortalece la versión de que Joaquín Guzmán Loera tuvo ayuda de primer nivel para escapar.

El Chapo, libre o muerto

Enfurecidos, agentes de la DEA perciben “narcocorrupción” en la fuga de El Chapo Guzmán. Y así es. No se construye un túnel de 1.5 kilómetros sin logística e ingeniería, salvando obstáculos, drenajes, líneas de agua y mantos freáticos, hasta dar justamente con el área de regaderas donde se vería por última vez al líder del Cártel de Sinaloa.
Tramaron la huida sus cómplices, dentro y fuera del cártel, los de la mafia y los del gobierno, los de antes, panistas, foxistas y calderonistas, y los de ahora, peñanietistas, que en conjunto lo han librado dos veces de la cárcel y lo han encumbrado a lo que es: el narco más buscado, una vez más, del mundo.

UV: el “general” Arturo Bermúdez, bajo sospecha

Quizá otros no, pero el ataque a ocho universitarios fue una conspiración, urdido con saña, fraguado en la mente criminal de quien no escucha sino reprime, de quien no dialoga sino que asedia, de quien antes que hablar, amedrenta. Y luego se exculpa.
Duelen las heridas pero más el agravio. Recuerdan la irrupción violenta, el allanamiento a un hogar de Xalapa, la madrugada del 5 de junio, en la calle Herón Proal, cerca de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana, cerca del PRI.

El gobernador y el Congreso: uno roba, el otro lo tapa

Javier Duarte no está solo. Tiene al Congreso estatal de su lado, servil, dócil, maiceado, para encubrir el endeudamiento y el despilfarro, para administrar la corrupción y el saqueo, para robarse el futuro de Veracruz y acabar con los sueños de los veracruzanos. En eso van juntos.
Se cubren con el mismo sarape, cómplice la mayoría priísta, los legisladores a modo del gobernador en todo acto de gobierno, sea la seguridad un caos y la violencia una ola que inunda todo el territorio, que golpea y disuelve familias, en el campo y la ciudad los cuerpos desmembrados, y a diario el secuestro, la extorsión, la trata y el levantón.

REGINA - PROTESTAS - B

Caso Regina Martínez: al “asesino” ya ni lo buscan

Hay asesinos con suerte y asesinos sin suerte. José Adrián Hernández Domínguez, alias “El Jarocho”, la tiene. Dicen que mató a Regina Martínez, que fingía ser su novio, que con sus manos la estranguló, que la policía lo cercó, lo tuvo a su alcance y lo dejó ir. Y de paso, dejó de buscarlo.
Va y viene por Veracruz. Saben cuando va a llegar a Xalapa, la capital. Lo monitorea el gobierno duartista sin traerlo a cuentas, sin enfrentarlo a la justicia, sin demostrar su responsabilidad en el crimen de la corresponsal de la revista Proceso.

Javier Duarte, la PGR y el periodista muerto

Lo peor no es que Javier Duarte diga que hay periodistas que halconean, vinculados al hampa y que, acto seguido, aparezca muerto el reportero Juan Mendoza Delgado. Lo peor es que diputados, senadores, prensa nacional, el PEN Club y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo quieran fuera de la investigación judicial.
Nadie confía en él. Su voz es como el graznido del cuervo que presagia muerte. Y cuando la muerte llega, no es el gobernador de Veracruz quien garantiza que la justicia cumpla su misión.

Javier Duarte: maquillar asesinatos de periodistas

Nunca en Veracruz un gobierno había sido tan infame con la prensa. Matan a los periodistas y para todos tiene Javier Duarte un maquillaje ad hoc, un argumento, una excusa, una coartada, una insana explicación, el desdén y el desprecio, inquina y mala fe. Van 13 periodistas asesinados, Juan Mendoza Delgado, ex reportero de El Dictamen, el último en sufrir la canallada del duartismo.
Tilda el gobernador de Veracruz de hampones a los periodistas, de tener vínculos con el crimen organizado, de confabularse para la ejecución de otros periodistas, de echar el trago y tener relaciones con quienes después los estrangulan, de andar en malos pasos, de no portarse bien, de ser levantados por pleitos de vecinos y de aparecer cercenados después.