De Rocío Nahle a Xóchitl: pinceladas de violencia política

* La llama “intendente” de empresas de energía  * Le dice corrupta, lavadora de dinero, mitómana  * ¿Y las pruebas?  * Habló la tripa de Nahle  * De las mansiones de Rocío y familia hay escrituras  * La víctima, victimiza

Si alguien practica la violencia política, esa es Rocío Nahle, y ataca a las de su género, y con Xóchitl se encaja, hunde el diente, y se envilece, y difama. Es rapaz la lideresa del Cártel Inmobiliario de la 4T.

Usa epítetos rasposos, el vómito de sus entrañas, la ira descarnada de quien se revuelca en las heces de una candidatura sin brújula, golpeada, aniquilada, estrujada por las revelaciones de que a la ínclita Norma Rocío, La Frijolera de Zacatecas, se le vino encima el mundo por sus escándalos de enriquecimiento, mansiones millonarias y otras perlas de corrupción.

¿Qué le dice a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del PRIANRD? Lo menos, tramposa; lo más, corrupta y lavadora de dinero.

Enloquecida por las palizas diarias, madriza pura en prensa nacional, estatal, regional, en redes sociales y hasta en las charlas de café, Rocío Nahle no busca quién se la hizo sino quién se la paga.

Envilecida hasta la médula, le suelta a Xóchitl Gálvez lo que trae en su célebre lengua viperina, el veneno acre, agrio, el odio tan suyo, que no es sino una fuga, un escape a la presión que la consume porque el show de las mansiones –100 millones y la cuenta crece– la puso en caída libre en la batalla por la gubernatura de Veracruz.

Sin clase, La Frijolera de Zacatecas saca el cobre cuando debiera mostrar algo de pedigrí. ¿Por qué “frijolera”? Río Grande, su cuna, es el municipio con mayor producción de frijol del país. ¿Y qué le imputa a Xóchitl? Van unas cuantas:

“Xóchitl Gálvez tiene una obsesión conmigo porque ella era intendente de las empresas beneficiarias de la reforma energética, que privatizaban el petróleo y la electricidad. Pero en este gobierno fuimos al rescate del sector y le frustramos su negocio”.

Otra:

“Pues si Xóchitl Gálvez vive en una casa del cartel inmobiliario. ¡A ella sí hay que investigarla a fondo!”.

Una más:

“Las empresas de Xóchitl Gálvez, el lavado de dinero, su historia de corrupción, su mala administración en la delegación (alcaldía) Miguel Hidalgo y su mitomanía la llevan a acusar sin pruebas. Bien por Claudia que muy superior exhibe las corruptelas de Xóchitl mentiras”.

Habló la tripa de Nahle.

Corruptelas las de La Frijolera que le sacó brillo al billete apenas pisó la Secretaría de Energía, en mansiones y departamentos, lavado de dinero en El Dorado, enriquecimiento ilícito, asociación delictuosa o delincuencia organizada, lo que se consigna en la denuncia de Pepe Yunes ante la Fiscalía General de la República.

Rocío ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, parafraseando a su padre político, el Supremo Porro de la Nación, Andrés Manuel López Obrador. Categoriza como corrupta a Xóchitl Gálvez sin exhibir una sola prueba que sostenga su acusación, sin escrituras de casas o departamentos obtenidos con dinero malhabido. Le dice lavadora de dinero. ¿Y la evidencia?

Ha de traer ganas La Frijolera de Río Grande de enfrentar un juicio por difamación.

Le dice corrupta y mentirosa, siguiendo el guión de la calca de López Obrador, la candidata morenista, Claudia Sheinbaum, la de los 53 muertos en la conciencia por negligencia criminal, 26 por no clausurar el Colegio Rébsamen cuando estaba obligada a actuar, o por las 26 víctimas de la tragedia de la Línea 12 del Metro y la joven que murió en la Línea 3, todas por ahorrarse el presupuesto de mantenimiento. La candidata de Nahle no debiera andar en campaña; debiera purgar una condena en prisión.

Llamarle corrupta a la candidata del PRIANRD, o Fuerza por México, es un exabrupto demencial de la Dama de las Mansiones. La pesadilla de la Cuarta Putrefacción ha parido auténticas raterías y malandros de altos vuelos, las del Clan de los Trivagos –Andy y Gonzalo, hijos de López Obrador, traficantes de influencias, robando con descarada impudicia; las de Bartlett, las de los generales y almirantes, la colusión con el gang del Chapo Guzmán y los negocios del Mayo Zambada con el gobierno de la 4T. Es una desfachatez. Es cinismo descomunal.

La cuenta en Instagram registra los eructos ideológicos de Lady Mansiones. Habrá quien diga que un webmaster es el autor de las voladas mentales, publicadas ahí. Y la podrán justificar y hasta exculpar. Pero lo dicho, dicho está. Y será el sereno pero es su cuenta y lo que se exprese es su absoluta responsabilidad.

Lo soez, en Rocío Nahle, no es nuevo. Lo peor es que ejercer violencia de género, es contagioso. Su recua afín, la porra aplaudidora también agravia. Son mujeres que atacan a mujeres. Y vacían la tripa. Y se comportan como La Frijolera de Zacatecas que intenta ser gobernadora, así esté violentando, con la venia del Ople –Órgano Público Local Electoral– la Constitución de Veracruz.

Hay una estampa: Esmeralda Mora, comadre de Rocío Nahle, hoy alcaldesa de Nanchital, municipio petrolero, ejerciendo la violencia política de género.

Esmeralda Mora, quien fue suplente de la zacatecana en 2012, intentado alcanzar la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos, fue convertida en directora del Instituto Municipal de la Mujer, sin cumplir el requisito de ser oriunda del municipio.

Un día, en 2017, al calor de la campaña por las presidencias municipales, Esmeralda Mora difundió en redes un meme con la imagen del entonces gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, llevando en brazos un perro. El rostro del animal fue cambiado. En su lugar aparecía la cara de la entonces diputada local echada del morenismo, Eva Cadena Sandoval, defenestrada por aparecer en videos recibiendo fuertes sumas de dinero para su campaña a la alcaldía de Las Choapas y para el “movimiento” de Andrés Manuel López Obrador.

En una frase: la susodicha comadre de Nahle, directora del Instituto Municipal de la Mujer de Coatzacoalcos, agraviando a una mujer.

Son las conductas de la broza que circunda a Rocío Nahle. Son las que imitan el trato soez de la zacatecana hacia otras mujeres. Es violencia política de género.

Sabida es la barbajanería de Nahle, así haya colegas –Pablo Jair Ortega, por ejemplo– que ponen el rostro por la zacatecana y reclaman que se diga lo que es una verdad real: Rocío es de lenguaje procaz, altanera, soez.

Al famoso Pepe Peña Peña, el “esposo incómodo”, solía llamarle disléxico en presencia de la fauna perredista de Coatzacoalcos. Y Peñita se quedaba sin chistar.

Peor cuando pone en la mira a una mujer. Rocío Nahle lanza un ataque feroz. Y existen grupos de Whatsapp en que sugiere que haya quienes procesen lo que se diga de ella y “actúen con toda libertad”. O sea, dando línea para atacar.

A Xóchitl, en cambio, no se lo mandó decir. La tildó de corrupta y mentirosa. Se lo dijo la Nahle, quien está atrapada en un escándalo de corrupción, mansiones por 100 millones de pesos, la de El Dorado, junto con los terrenos adquiridos por Peña Peña; la del Country de Villahermosa; el depa de San Pedro Garza, comprado con una hipoteca que de inmediato pagó; la de Coatzacoalcos y la vivienda aledaña. Todo documentado por Arturo Castagné.

Hilos de sangre manan de la lengua de La Frijolera de Zacatecas cuando se duele violentada. Es una treta. Se la mordió cuando ejerció violencia de género contra otra mujer, Xóchitl Gálvez, y lo dejó asentado en redes sociales.

Si Xóchitl la demanda, Rocío Nahle se terminará de desplomar.

 

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Fotos: Dallas Morning News, La Otra Opinión