Javier Duarte sigue en la cresta del escándalo y merece más. Se lo debe a su fiscal. Luis Ángel Bravo Contreras lo trepó en el caso Columba Campillo, le vendió la pista de Ileana Mortera, lo ubicó en un escenario de insensatez y lo llevó a enfrentar una crisis de credibilidad descomunal.
Pasan las horas y el gobernador de Veracruz continúa ahí, acusado de todo, vilipendiado por miles de usuarios de las redes, por la gente en las calles, por los colonos de abajo, los abandonados que viven de la migaja, del programa social, de la dádiva partidista.
