Gritan y marchan. Acusan los universitarios al Estado represor. “Fue el Estado”, denuncian en su proclama, agraviados todos por el ataque criminal contra ocho estudiantes, apaleados con saña, atacados con machetes, olvidados por la policía omisa, indolente, cómplice, que no actuó, y por una rectora que se oculta, que no los lidera y que cuando rompe el silencio, maniobra, engaña y se eriza.
“Si tocan a unx, nos tocan a todxs”, dice una de sus mantas, profusamente difundida en medios de comunicación y en redes sociales, una estampa de la protesta.