* Ernesto será el meganegocio de Duarte * Paulino García Román y la justicia * Coyoteó el regidor Lagunes cobro de predial * Recibió un millón y sólo ingresó 40 mil pesos * La renuncia de Manuel Velasco * Constructor inventado por Theurel * Edificaciones de Minatitlán, contratos en SECOM
Endiablado, como siempre, Jorge Ramón Yuen Ricárdez suele hacerle la vida imposible a quien se le cruza en la vida, retando al que sea, hostigando a todos pero, por sobre todas las cosas, a las mujeres que le han marcado el destino y que, al final, lo han confinado al olvido.
Insultar, lanzar maldiciones, intimidar hasta la amenaza, ha normado el actuar destemplado del joven presidente del DIF en el municipio de Nanchital, en sus relaciones tormentosas con las damas, su Talón de Aquiles, las víctimas de su ira.
Ser El Diablo, como se ufana de que le llamen, ha hecho creer a Jorge Yuen que detenta el don del agravio y la patente del insulto, desde un cargo que debiera destilar bondad: la presidencia del sistema DIF.
Esa conducta descompuesta lo llevó lejos, hasta las playas de Mazatlán, en el Pacífico sinaloense, donde fue terapiado para recomponer su vida y dejar de enchinchar a los demás.
Apenas se había ido, correteado por acreedores incómodos, petroleros a quien timó con fichas para contratarse en las instalaciones marinas de la Sonda de Campeche, en la Sección 47 del casi ex diputado Víctor Kidnie de la Cruz, enredado en un fraude millonario, corrió una versión popular que lo describe como un neurótico sin control y, peor aún, peligroso.
Tuvo El Diablo un encuentro inesperado relata la versión con su última novia, una joven de apellido Sagrero. La vio dialogando con otro varón. Pidió un minuto de gracia, sólo para conocer el sabor amargo del rechazo. Suplicó la indulgencia, tocando las fibras sensibles, lavándole el coco a la damita, la promesa de cambio, su redención total. Nada logró. La ex novia le dijo que simplemente no.
El Diablo Yuen demostró entonces por qué le dicen El Diablo. Llegó a su privado en el DIF municipal. Como energúmeno, rompió cuanto tuvo a la mano. Tomó el retrato del gobernador Javier Duarte y lo lanzó al suelo; bateó la foto de Karime Macías de Duarte, presidenta del DIF estatal, y la hizo añicos; lanzó por el aire la imagen misma del alcalde Alfredo Yuen Jiménez, su padre, y nada quedó de ella. Y de ahí se siguió con el mobiliario y documentos.
Obviamente alterados por el espectáculo violento del Diablo Yuen, sus empleados se plantearon llamar a la policía intermunicipal. Desistieron al advertir que el Terminator de Nanchital pararía en la cárcel preventiva de Coatzacoalcos, y de ahí se potenciaría el escándalo. Alfredo Garrido, director del DIF Municipal, llamó entonces al área de Protección Civil.
Acostumbrados a lidiar con animales peligrosos cocodrilos, boas, coralillos, nauyacas y perros agresivos, los rudos de Protección Civil lo sometieron en cuestión de segundos. Atado de pies y manos, estampa de iguana o garrobo, Jorge Yuen fue llevado a su hogar. Ahí llegó su padre y así lo encontró, como El Canaca.
Consternado, el alcalde Yuen Jiménez lo persuadió que debía cambiar. Salir de Nanchital le garantizaba, también, su seguridad personal, pues días atrás fue visitado por dos pistoleros que requerían la devolución de 240 mil pesos, timados a cuatro petroleros de Las Choapas.
Un mes anduvo en rehabilitación. En la red social Twitter lo ubicaban en Mazatlán. Sus amigos periodistas decían que se hallaba en un retiro espiritual. En el Ayuntamiento, diversos regidores afirmaban que el flamante presidente del DIF de Nanchital se encontraba en el centro contra las adicciones Oceánica.
Quienes conocen los entresijos de la operación afirman que el rescate del Diablo Yuen costó 260 mil pesos, más los pasajes de avión, ida y vuelta. El servicio de Oceánica incluye terapia, hospedaje, alimentación y servicio médico.
Entre los regidores existe la sospecha de que el rescate de Terminator le será endosado al Ayuntamiento de Nanchital, y eso tiene irritados a muchos. Son chingaderas, ha expresado el contralor municipal Luis Vicencio, Güicho Panteón, el poder tras el trono, el otro yo del alcalde Alfredo Yuen, de negro historial, entre lo que se incluye cobro de diezmos, dar alta a aviadores e inflar gastos de representación, según el columnista Jaime Flores.
Desde su vuelta a Nanchital, El Diablo Yuen dispara mensajes de amor, concordia, fraternidad, dispuesto a recomponer su vida. Eso presume.
No hay cómo creerle. Remidirse implica restañar heridas, reparar daños, extinguir agravios. A su esposa, a sus subsecuentes novias, hija una de ellas de un regidor municipal, las maltrató y humilló, unas veces en su juicio, la mayoría en su estado natural, hasta provocar el hartazgo. Sólo faltó que le ejecutaran una orden judicial de restricción.
Nadie, que se recuerde, ningún presidente de un DIF Municipal, en un ataque de ira, había destruido las imágenes del gobernador Javier Duarte y su esposa Karime Macías. El Diablo Yuen lo hizo, presa de su prepotencia y de sus vicios. ¿Les habrá pedido perdón?
Su conducta, la danza del alcohol, el desfile de mujeres, la voracidad y la ambición, es incongruente con el cargo que desempeña. El DIF, por lo menos, merece respeto.
Hay algo que no se da en Nanchital: los milagros. Y menos los de los diablos.
Archivo muerto
Como corcho de champán, como gas de tehuacán, regresó de Europa el gobernador Javier Duarte para hacer de la tormenta Ernesto un meganegocio. Vino con la espada desenvainada: armó el Programa de Reconstrucción Adelante, la nueva máscara de su fallido Veracruz Adelante; envió a sus principales secretarios a vigilar la aplicación de recursos, y dimensionó los daños para que produzcan rentabilidad política: una despensa, un cobertor, una lámina a cambio de votos para el PRI en 2013. En lo económico, sabe el gobernador Duarte que el negocio estará en las obras de reconstrucción, las que por ley pueden asignarse sin licitación alguna, o sea, a los cuates, socios, empleados y prestanombres, o a cualquier otro, siempre que se active el diezmo. Cuanto se invierta ahora, será recuperado cuando lleguen los dineros del Fondo Nacional de Desastres, si es que el gobierno de Veracruz está al corriente de sus cuotas. Si no, Duarte y su pandilla tendrán que esperar Como si nada hubiera hecho, se pasea por Coatzacoalcos Paulino García Román, ex chofer y ex secretario particular de la arquitecta Liliana Orantes, ex directora de Obras en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Tras golpear al chofer municipal, Teodoro Lara Avalos, el 1 de abril pasado, y que éste cayera muerto en la playa, Paulino huyó y no se volvió a saber de él. El certificado de defunción dice que Teo Lara murió por traumatismo craneofacial simple y hemorragia cerebral, producidas por contusiones por pleito, lo que implica un posible asesinato imprudencial. Ese día, Paulino traía en las manos una navaja y a la altura del cuello el occiso presentaba una herida presuntamente con arma filosa. De Paulino se sabe que ya volvió a Coatzacoalcos, solapado por el aparato judicial, muertas las acciones contra el peligroso sujeto que un día antes del pleito mortal dijo a Teo Lara que lo iba a conocer. Y lo conoció. ¿Quién lo encubre? Avido de dinero fácil, y sucio, usa el regidor Lagunes información confidencial para coyotear pagos de contribuciones y de servicios. Su última fechoría fue el adeudo que agobiaba a una empresa de mediana solvencia, con sede en la Ciudad de México. Buscó el edil a los encargados de la plaza local; les ofreció su mediación ante el ayuntamiento; les dijo, palabras más, palabras menos, que del millón que les requería la tesorería, sólo pagarían 400 mil pesos. Tras unas serie de llamadas, llegó el visto bueno. Le entregaron 400 grandes. Sin embargo, en la tesorería sólo quedó registrado un ingreso por 40 mil pesos. El resto del botín, los otros 360 mil pesos, se los repartieron entre el regidor Lagunes, el tesorero y dos ediles más. Para esas trastadas estaba predestinado el célebre Lagunes No se va Manuel Velasco de los Santos del negocio que representa el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Renunció, sí, a la Dirección de Comunicación Social, pero queda libre para proseguir en su faceta de constructor. Manuel Velasco es accionista de la empresa Niruto Construcciones, S.A. de C.V., a la cual su jefe, el alcalde Marco César Theurel Cotero, le asignó contratos de construcción. Una de las obras son las aulas del Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, ITESCO, la universidad más priísta de la región, que según el contrato FORTAMUN-DF-008/11, tiene un monto de 2 millones 898 mil 920.13 pesos. En el medio periodístico, Manuel Velasco es categorizado como una pantalla del alcalde Theurel, un prestanombre. Ahora que Theurel endeudó a Coatzacoalcos por 30 años, gracias al crédito de 350 millones con BANOBRAS, Manuel Velasco verá multiplicar los contratos de obras, como ocurrirá con otras compañías del alcalde Edificaciones de Minatitlán, S.A. de C.V. fue una de las empresas constructoras a las que se le trató con guante de seda en el sexenio de la fidelidad. Construyó caminos y carreteras lo mismo en la sierra de Soteapan que en Tlachichilco, en la sierra de Huayacocotla, en la Huasteca. El arreglo para esos millonarios contratos fue entre el entonces secretario de Comunicaciones de Veracruz, Marcos Theurel, y Cecilia Palmeros, que hoy es parte del ayuntamiento de Coatzacoalcos, con fama de operadora financiera. La historia, en breve