* Rocío Nahle, rebasada por la violencia * Una cabeza en una hielera en Coatza * Y otra con el cuerpo en Minatitlán * Jesús Moreno ya está en Movimiento Ciudadano * Caos en la Expo Feria de Coatza por los Caifanes * Guaruras le ponen cerco a Pedro Miguel Rosaldo * Nahle no es paisana de los veracruzanos
Cabezas, brazos, piernas, torsos en hieleras, y un líder agrario asesinado; y policías emboscados y ultimados, y la gobernadora Rocío Nahle, que es más lengua que realidad, pregona que a los delincuentes ya se les acabó la fiesta.
Pues no. La fiesta es un carnaval… de sangre.
La fiesta del crimen organizado apenas comienza. Así diga la zacatecana que gobierna Veracruz que “ya se les acabó la fiesta”, la violencia le va marcando la ruta, le va recordando dónde se ejerce el verdadero poder.
Podrá andar la inge Rocío de pueblo en pueblo, imitando las formas de Andrés Manuel, caminando entre vallas, saludando a los nalgaprontas, tomándose la selfie, sonríe y sonríe la zacatecana, estrecha manos, se deja abrazar, pero la violencia no cesa en Veracruz.
Lo suyo es teatro puro, teatro barato, el intento fallido de mostrar que sabe gobernar mientras Veracruz se estruja con los reportes de homicidios brutales, masacres, hombres y mujeres caídos por el fuego de las armas, o la daga que desmembra los cuerpos, la estampa que recuerda que el festín de sangre no tiene final.
Y mientras, la inge Rocío Nahle sigue tirando choro, hablando de una seguridad que no llega, de una cruzada de paz salpicada de engaño y mentira, sabiendo –porque la zacatecana lo sabe– que el crimen organizado no sólo infiltra a la SSP sino que el crimen organizado es quien manda en la Secretaría de Seguridad.
Pobre inge Nahle. Acude a su conferencia de prensa –también remedo de las payasadas del vejete falaz– y ahí vomita y eructa cifras, cuenta cuentos, recurre a los otros datos con los que presume que la violencia mermó.
La torpeza es tan elemental que tiene muertos de risa a los de la Secretaría de Seguridad. Y a los del crimen organizado también.
La tragedia de Veracruz no se mide en cifras; se retrata en la brutalidad de la delincuencia, en el miedo que siembra, en el impacto de la sangre en la sociedad.
La inge Nahle, con su magna sonrisa, su virtud para mentir, puede recetar que la violencia mermó pero nada va a atenuar el efecto de los hechos, los homicidios de alto impacto, las balaceras con daños colaterales, el feminicidio, los crímenes de odio, los menores asesinados, los miles de desaparecidos, la extorsión de los malandros y la otra extorsión, la que los poderes legales ejercen contra los veracruzanos que dicen representar.
La gober zacatecana pregona que ya se les acabó la fiesta a los criminales pero los criminales le devuelven el reto con cabezas y brazos y piernas y torsos en hieleras –cubos de hielo incluidos– con narcomensajes que evidencian que el festín no tiene para cuándo acabar.
A la gober de Veracruz la retan en el pueblo que no la vio nacer pero del que políticamente emergió: Coatzacoalcos.
En la colonia Iquisa, relativamente cerca del centro, un kilómetro acaso del primer hogar de Rocío Nahle, el 8 de abril apareció una hielera con una cabeza en su interior. Con ella, un narcomensaje.
Nahle sabe bien lo que implica el texto: Cártel Jalisco Nueva Generación y huachicol. Conoce el tema.
“En Veracruz, este tipo de mensajes –cuerpos desmembrados, cabezas solas, hieleras en la banqueta– se han vuelto parte de un lenguaje criminal que busca infundir miedo, marcar territorio o ajustar cuentas”, refiere el portal Distrito Rojo.
La fiesta de los delincuentes sigue.
Día y medio después –abril 10– otra hielera apareció en el puente de la La ICA, en los límites entre Minatitlán y Cosoleacaque. Eran los brazos, las piernas, el torso de un taxista reportado como desaparecido en el municipio de Soconusco.
La fiesta criminal continúa.
A Kenia Itzel Maldonado Cancino, una joven de 27 años con varios meses de embarazo, la alcanzó una bala disparada durante un enfrentamiento entre civiles en Sayula de Alemán, municipio cercano a Acayucan, en el sur de Veracruz.
Kenia Itzel era madre de dos menores. Esperaba un tercer hijo. Junto con su pareja caminaba hacia su casa. No llegaron. Una bala perdida impactó su cabeza.
Eran las 10:30, la noche del 11 de abril. Se hallaban sobre la calle Miguel Hidalgo esquina con callejón La Malinche. Ahí fue ejecutado Isaías MM, alias “El Perry”. Y también murió Kenia Itzel.
La fiesta es un escenario de sangre. Y no tiene para cuando acabar.
Ese día, 11 de abril, por la tarde, Tuxpan y todo el norte de Veracruz se sacudió. Un líder agrario, Rubén Cruz Sagastume, fue asesinado en la sede de la Asociación Ganadera Ejidal.
Hombres armados irrumpieron en el inmueble y abrieron fuego contra el activista. Luego huyeron. El homicidio ocurrió a escasos metros de las instalaciones de la 19 Zona Militar.
Rubén Cruz fue militante de la Confederación Nacional Campesina y fundador del Comité Regional de la organización en el municipio de Álamo.
La Universidad de Xalapa lo distinguió por su aportación al sector agrario. Fue reconocido por su lucha en favor de los derechos de los campesinos.
La fiesta incluye policías emboscados, perseguidos, acribillados, como ocurrió en la carretera Cardel-Nautla, el 3 de abril, donde dos elementos perdieron la vida y uno más se encuentra en condición de desaparecido; otra versión señala que fue el que los puso.
La fiesta de sangre suma otros tres policías caídos: el director de Gobernación del municipio Camerino Z. Mendoza, el policía ministerial Raúl Palma Moguel y el policía municipal de Fortín, Juan Manuel Aiza.
Rocío Nahle, al estilo de López Obrador, miente. La violencia sigue, crece, se dispara, alcanza tintes de brutalidad, de miedo, de horror.
A esta fiesta de violencia no se le ve final. Y no se combate con alardes de demagogia, ni con ínfulas de pistolera, el estilo de justiciera como el que la inge Rocío Nahle se gusta mostrar.
Sus peroratas, sus habladas, no borran las masacres en Coatzacoalcos, su tierra postiza; la masacre de los cuatro mecánicos en Playa Sol, la del empresario Eduardo Medina –Lalo Robot– en Villa Allende y la del cuñado del ex regidor panista, Luis Rendón, en la congregación de Mundo Nuevo.
La fiesta de sangre en Coatzacoalcos y en Veracruz sigue y Nahle no la puede parar.
METADATO
Jesús Moreno, en la órbita de Movimiento Ciudadano. Se integra al partido naranja quien fuera director de Gobernación y director del DIF en tiempos marcelistas, cuando el priismo operaba a todo vapor. Jesús Moreno Delgado tuvo la invitación de Morena pero no apreció condiciones para realizar trabajo político. Se reencontrará con viejos conocidos, entre ellos el regidor Luis Gutiérrez González, quien fuera su secretario particular en el DIF durante la segunda administración de Marcelo Montiel Montiel, de 2008 a 2010. En los próximos días se formalizará su adhesión a los cuadros naranjas y a al trabajo en torno al candidato de Movimiento Ciudadano, Cristopher Alan Santos Castillo… Caos en la Expo Feria Coatza 2025, y todo por un desatino. Miles ingresaron en tropel al Teatro del Pueblo, motivados por la presentación del grupo Caifanes. Les abrieron las puertas de par en par, sin usar vallas que atenuaran el paso de quienes pretendían apostarse en las primeras filas, lo más cerca del escenario. Y aquello se salió de control. Los videos en redes sociales describen un episodio que pudo convertirse en tragedia cuando los asistentes corrían y se agolpaban en los accesos. Algunos adultos llevaban niños. Unos y otros apretujaban sus cuerpos. Y si la turba hubiera crecido y unos hubieran pasado sobre otros, el saldo habría sido rojo. Caifanes, una agrupación que fue ícono del rock mexicano, con sello propio, con estilo impensable de imitar, más conocida cuando salía de ese estilo y alcanzaba presencia y cifras récord de ventas con rolas como “La Negra Tomasa”, o sus clásicos “Antes de que nos olviden”, “Será por eso”, “Nubes”, “No dejes que…” y “Afuera”, volvió a Coatzacoalcos después de muchos años. Caifanes generó tal expectación que hubo fans que pernoctaron en las instalaciones de la Expo Feria para adquirir su boleto y ser de los primeros en ingresar al lugar. Se veía venir , pues, el cúmulo de gente que asistiría, pero los organizadores no lo sopesaron, no lo intuyeron, no lo previeron, y la tragedia pudo ocurrir. Qué bueno que no… Guaruras disfrazados filtran quién se le acerca a Pedro Miguel Rosaldo y quién no. Así viene ocurriendo con aquellos que intentan tener contacto con el candidato de Morena a la alcaldía de Coatzacoalcos. Ocurrió en Villa Allende. Un intento de llegar al político de nula trayectoria y los celadores comienzan el interrogatorio. ¿Para qué lo quieres? ¿Qué le vas a pedir? ¿De dónde eres? ¿Quién te mandó? O lo cuidan en exceso o hay línea para mantenerlo lejos del pueblo. Cuenta un morenista escéptico: está muy preparado, muy metido en los estudios y es buena persona, pero después de la avenida Independencia nadie lo conoce. Pedrito Miguel no termina de enganchar ni con los de Morena. Fuera de la parafernalia, de los aplausos pagados, de los sesudos análisis de fantoches de la palabra, es un globo de helio: flota pero está hueco. Una medición de percepción pública, real, no al gusto del que la paga, lo muestra como es: ajeno a Coatzacoalcos. Su rostro se pierde entre las masas. La imagen de Pedro Miguel Rosaldo García no hace click entre los que votan. No permea en las redes. Por más que su mentora, la zacatecana Rocío Nahle García, lo meta, lo imponga, lo inserte en una contienda electoral que esta vez no trae aparejado un proceso presidencial, ni de gobernador, ni de senador, ni diputados federales o locales, Pedro Miguel Rosaldo no pinta, no se diga hacia fuera, ni hacia en interior de Morena. Sólo falta que la oposición meta el acelerador. Y Nahle-Peña-Amado van a reventar… “Qué gusto inaugurar la Expo Feria Coatzacoalcos 2025 al lado de mis paisanas y paisanos”, dice la gobernadora. Nahle desvaría. Ha de creer que la Expo se realiza en Río Grande, Zacatecas, su tierra natal. Acá, los paisanos son los nacidos en Veracruz…
Fotos: Meganoticias, Versiones, Sociedad 3.0