Judas Yunes: el rostro de la desvergüenza

* Votó “en conciencia” para matar al Poder Judicial  * Los pataleos del senador traidor  * En 10 años sus hijos sentirán el repudio social  * Dante prepara la sucesión  * Pero Dante jr. no tiene con qué conducir a MC  * Extorsión de Tránsito a cortejo funerario  * Ni el dolor de la familia Mauleón los conmovió

Con su corbata guinda, Morena en la sangre, Chiquiyunes dice que ha votado en conciencia, sin una pistola en la sien, sin presiones ni amenazas. Y sí, su conciencia le dictó que había que matar al Poder Judicial.

Sube a tribuna y apenas comienza a hablar, el Senado arde. Se encienden los panistas. Le gritan, lo hostigan, le recuerdan que no es más que un simple traidor.

Y el gallito se engalla. Miguel Ángel Yunes Márquez, que sabe poco de vergüenza y menos de dignidad, se intenta justificar.

“No entienden –dice Chiquichairo– el derecho constitucional de votar en conciencia por lo que yo pienso. A mí nadie me puso una pistola en la sien. He votado en conciencia y en favor de México. He votado en conciencia en apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo”.

Y se le quiebra la voz. O se le va la flema. O sucumbe ante la presión, los denuestos y el reclamo de la bancada del Partido Acción Nacional, la ira y la furia hacia quien primero dijo que votaría contra la reforma judicial y luego armó un show para terminar siendo el voto azul, el voto traidor, que requería Morena para lograr la mayoría calificada e iniciar el desmantelamiento del Poder Judicial de la Federación.

“He votado porque creo que México requiere de un cambio de rumbo”, alcanza a decir antes que lo vuelvan a increpar.

“Vienen a hablar de democracia cuando su actitud ha sido antidemocrática, porque por votar en conciencia han decidido separarme de la bancada y expulsarme del partido. Y lo que voy a hacer es que les voy a responder con la ley en la mano. Les voy a contestar y el tribunal me dará la razón y los voy a dejar en un verdadero ridículo”.

Y luego habló de los recursos económicos que el PAN en el Senado le retiró y después los regresó. Al estilo Noroña, Chiquiyunes dijo :

“Fueron a pedir el favor de quedarse con esos recursos para robárselos. Fueron a pedir el favor de que como formalmente no había yo salido de la bancada, quedarse con ese dinero. Esa es la realidad. No sean mentirosos, no sean falsos y no sean ladrones. Les exijo que regresen ese dinero y que no me lo den a mí, que se lo den a una fundación en favor de los veracruzanos.

“Me pueden criticar. Me pueden insultar. Me pueden decir lo que quieran pero voto en conciencia y lo seguiré haciendo a favor de México y de la presidentia (sic) Claudia Shembiam (sic) Pardo”.

Y los senadores morenistas estallan en aplausos. Y los senadores panistas le siguen gritando traidor.

Ahí lo trataron bien. En las redes sociales, la procacidad se dio vuelo. Fue un carnaval de epítetos duros, descarnados insultos, la vulgaridad total. “Sinvergüenza vendepatria, malandro, hampón, sátrapa, puto traidor, basura, miserable traidor, putos cobardes, trofeo de la narcosecta Morena, vividor, cínico, lacra política, puñetero impresentable, narcoservidor, fraude, Santana”. Y otras de peor nivel.

Judas Yunes no tiene remedio… ni cerebro. Su pecado, para el que no hay indulgencia ni perdón, fue la traición, brincar de la oposición, del panismo, al obradorismo rapaz, otorgarle el voto crucial a la reforma judicial, matando al Poder Judicial de la Federación, desmantelando su estructura, pulverizando su condición de garante de la Constitución, destruyendo la división de poderes y siendo el chip con que se activa la dictadura y el maximato de López Obrador.

Por convicción, eso hizo el gusano azul.

Argumenta Chiquiyunes que su conciencia lo movió a votar por la reforma judicial. Su conciencia también lo llevó a prometer, días antes, que votaría contra la reforma judicial.

Su conciencia lo instó a dar un golpe de timón.

Su conciencia lo postró ante Morena.

Su conciencia lo hizo desaparecer dos días antes de la votación en el Senado y reaparecer para asestar la puñalada final.

Su conciencia lo hizo fingir, una y otra vez, una enfermedad para evadir a la justicia.

Su conciencia sesiona permanente con la bancada de Morena, aun siendo panista.

Su conciencia lo hace aprobar la reforma a la Guardia Nacional, que es vil militarización.

Su conciencia lo convirtió en peón de aquel que llamaba “viejo guango”, un tal Andrés Manuel López Obrador.

Dice Chiquichairo que no tenía una pistola en la sien cuando votó a favor de la destrucción del Poder Judicial. También la memoria se le destartaló.

Un mensaje en Twitter, el 7 de julio pasado, lo desmiente. Ahí, Yunes Márquez acusaba persecución:

“No seré trofeo de Morena, me seguiré defendiendo con los instrumentos que me da la ley. Nunca me he doblado ante nadie, esta persecución me dará la oportunidad de dar un ejemplo de valor y dignidad ante el poder”.

No, pues sí.

Al tercer mes, se volvió chairo. Se dobló ante Sheinbaum. Se empinó ante López Obrador.

Esa factura no es de efecto inmediato. El peón de Morena la pagará en 10 años más. Entonces sus hijos tendrán conciencia. Sufrirán la burla y el reclamo. Leerán los diarios y verán los videos. Saldrán a pasear y serán señalados. Sabrán que la bajeza, la mentira, la maniobra, la traición se pagan.

Se avergonzarán las generaciones que le precedan. No hablarán de su conciencia; hablarán del engaño. No se detendrán en los recursos que el PAN le roba o le regatea sino del voto de Chiquiyunes reventando al Poder Judicial.

Hay repudio en las calles. A su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, el ex gobernador, lo increpan con gritos de “Yunes traidor, te vendiste al dictador”. Va al Gaucho, en el puerto de Veracruz, y se marcha entre protestas y repudio. Y todavía se le oye decir: “somos una familia honorable”.

No, los Yunes del Estero son los parteros de la nueva dictadura.

AY al Chiquichairo se le ve relajado, con su corbata guinda, metido en las sábanas de Morena, aliado con la escoria, con una orden de aprehensión vigente pero convertido en secretario de la Comisión de Justicia del Senado –qué barbaridad– y gozando de impunidad.

Ah qué conciencia tan aguda. Le dijo que había que matar al Poder Judicial… y Judas Yunes lo mató.

 

METADATO

 

Dante Delgado se prepara para heredar Movimiento Ciudadano a su hijo. Consterna el diagnóstico de cáncer de estómago que enfrenta el líder moral de MC, pero como reza la sentencia, el show debe continuar. Y Dante padre, que sabe que esto apremia, inviste a Dante chico como presidente del Consejo Estatal de Movimiento Ciudadano en Veracruz, como funcionan las monarquías políticas, situándolo en la plataforma hacia el control nacional del partido naranja. O sea, quiere inventar un heredero al trono. Y lo envía a la guerra sin fusil. Porque políticamente, Dante Delgado Morales nada tiene. Ni siquiera soltura al hablar. Ni siquiera ascendiente entre su gente. Ni acaso un gramo de trabajo político. Su única incursión fue la candidatura al Senado y terminó en derrota, un humillante tercer lugar. Pero había que airearlo, mostrarlo, impulsarlo y pronto meterlo en el escenario nacional. MC no es, y nunca ha sido, la nueva política a partir de que Dante Delgado Rannauro es su dueño. Es la vieja política con maquillaje naranja. Y aunque en la elección de junio de 2024 incrementó significativamente su número de votos, MC estructuralmente anda mal. Fue destrozado en Nuevo León, perdió el Congreso de Jalisco, el senador Luis Donaldo Colosio Riojas se abrió mediante una licencia al cargo por tiempo indefinido; el gobernador jalisciense, Enrique Alfaro, sigue siendo la piedra en el zapato; Samuel García, gobernador de Nuevo León, está a un paso de la cárcel; la candidatura presidencial de Jorge Álvarez Maynez fue un desastre; MC no se quita la etiqueta de partido esquirol al servicio de López Obrador. Y ante la grave enfermedad de Dante Delgado, comienza a proyectar el relevo, una herencia para la que Dante jr. simplemente no tiene con qué… Una vileza, la extorsión de agentes de Tránsito incluso a un cortejo fúnebre. Ocurrió en la carretera que va de Cosoleacaque a Acayucan, en el sur de Veracruz, la tarde-noche del jueves 25. La familia Mauleón José traía el cuerpo de su hijo Valentín, fallecido en Monterrey, Nuevo León. Y de pronto los intervienen agentes de la Dirección de Tránsito de Veracruz, tripulantes de la patrulla TE01-340. Y exigen 30 mil pesos para no llevarse la carroza y confinarla a un corralón. No había falta al reglamento de Tránsito. Fue una descarada extorsión, perpetrada por malvivientes uniformados, gángsters sin alma, inhumanos ante el dolor ajeno. Al ver que el tiempo transcurría y con la urgencia de continuar su camino hacia Coatzacoalcos y llevar el cuerpo de Valentín a su morada final, la familia se vio obligada a entregar 8 mil pesos. Son los signos del fin de un sexenio demencial, Morena en su máxima expresión, el gobernador Cuitláhuac García sin saber qué pasó en seis años, la corrupción a todo lo que da. Y los gángsters de Tránsito esquilmando a la sociedad. Lo peor es que son delincuentes con placa para extorsionar y con patente de impunidad…

 

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Foto: Del video de Leticia Robles de la Rosa