Apoltronada en su curul, Tania Cruz Santos tardó nueve meses en despertar, sin entender que a la Cámara de Diputados se va a legislar, y a hacer amarres y relaciones públicas, y a hacer proyecto político, y a dar resultados si en el futuro se vislumbra una reelección.
Se sacudía la modorra cuando ya el tren de Morena transitaba a velocidad de ráfaga, destruyendo al régimen de atrás, ideando la pulverización de las reformas estructurales, hiriendo a la casta del privilegio, el PRIAN, arrollando al enemigo y construyendo su propia impunidad. Y la diputada por Coatzacoalcos sin vencer el letargo, sumida en la pasividad.
Llegó en septiembre de 2018 a San Lázaro. Otro mundo. El Salón del Pleno, la explanada central, el sobrio cubículo asignado a los diputados del montón, el excelso recinto de la Junta de Coordinación Política, auditorios, bancos, estéticas, agencias de viajes, restaurantes, el frontispicio, el vestíbulo por donde suelen ingresar los Presidente de México, a excepción de Felipe Calderón que llegó entre gritos y condenas del PRD obradorista; un Cendi para empleadas de Cámara, los jardines, el resguardo de seguridad, un estacionamiento subterráneo y otros a pie de calle. Y en el recinto principal, Tania y sus selfies inmortalizando su paso por el Poder Legislativo Federal.
Despertó el 29 de mayo de 2019. Venía sumándose al trabajo de otros, suscribiendo las iniciativas del grupo parlamentario de Morena, adherente en unas más. Y de pronto, se hizo la luz.
Su primera iniciativa propia fue un fiasco. Propuso reformar las leyes de Obras Públicas, de Asociaciones Público Privadas, de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, y de Transparencia y Acceso a la Información.
Planteaba “incluir la consulta previa a pueblos y comunidades indígenas. Precisar los requisitos que deberá satisfacer el contratante, realizar análisis para emitir el dictamen y publicar la información relativa a licitaciones públicas, proyectos de asociación público-privada federales, así como a los contratos de obras públicas y servicios relacionados con las mismas en la Plataforma Nacional de Transparencia y establecer las causas de rescisión”.
Cinco meses después, el 24 de octubre de 2019, la flamante iniciativa de la diputada Tania Cruz debió ser retirada. Todo estaba contenido en leyes ya vigentes.
Sus números son patéticos. Le han aprobado sólo el 17.6 por ciento de las iniciativas propias. De 17 propuestas de modificación a la ley, sólo pasaron tres, una fue retirada y 13 más se encuentran pendientes.
Tania Cruz Santos es un ángel de luz. Se medio ilumina con propuestas como incluir el aniversario de la muerte de Josefa Ortiz de Domínguez, en 1829; el aniversario de la muerte de Elvia Carrillo Puerto, en1968; y el aniversario de la muerte de la Sor Juana Inés de la Cruz, en 1695, en la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.
Otra genialidad fue “derogar la imposición de tener la cabeza descubierta a los hombres e imponerlo como una obligación a todas las personas en el saludo civil a la bandera nacional”.
Esa iniciativa la presentó el 29 de octubre de 2019 y fue aprobada el 25 de noviembre de 2020.
Secretaria de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Flora Tania Cruz introdujo en la ley otras dos vaguedades. Una con la que se establece que la educación preescolar y primaria que los particulares impartan con autorización o con validez oficial de estudios “será laica y, por lo tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa”. Otra, con la que se establecen mecanismos para erradicar la violencia escolar.
De las 26 iniciativas de ley o reformas planteadas por el grupo parlamentario de Morena, suscritas por Tania Cruz, 14 fueron aprobadas, una retirada y hay 11 pendientes.
Una de ellas es particularmente significativa: “Establecer amnistía en favor de las personas que desempeñaron el cargo de Presidente de la República de los Estados Unidos Mexicanos dentro del tiempo comprendido entre el 1º de diciembre de 1988 y el 30 de noviembre de 2018, contra los cuales se hubiera ejercido o se pudiera ejercer acción penal ante los tribunales federales por la comisión de delitos contra la Federación durante el ejercicio de su respectivo encargo”.
O sea, Morena beneficiando a los expresidentes, de Carlos Salinas de Gortari a Enrique Peña Nieto. La iniciativa, a la que se sumó Tania Cruz, fue retirada el 14 de octubre de 2020.
Su miseria legislativa se halla en el espacio en internet que la Cámara de Diputados destina a cada legislador para divulgar su trabajo. Ahí la huella de la incapacidad, el tedio, la ignorancia, la mediocridad.
Su paso por San Lázaro es tácitamente un fiasco. Su trabajo legislativo es gris, tirando a oscuro, a rebuscado, a las penumbras. Y así Tania Cruz intenta la reelección.
Dos años y medio en San Lázaro y la diputada por Coatzacoalcos no carbura. Su trabajo es paupérrimo, ínfimo, insípido, inocuo, afín a la bancada de Morena donde la inteligencia escasea, los diputados hincados, serviles, siguiendo la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Recién llegada a la Cámara, pidió a Andrés Manuel seguridad y justicia para Coatzacoalcos, recuperar la paz, no dejar impune el crimen del Caballo Blanco, el teibol dans incendiado por malosos con saldo de 30 muertos. Y el crimen sigue igual.
A Flora Tania Cruz Santos, de Morena, se le dieron dos o tres chispazos —y fotos y más fotos— y un rosario de escándalos. Intentó lucrar políticamente con la violencia en Coatzacoalcos, tramitando la presencia de la Guardia Nacional cuando que esa iniciativa ya la había planteado la senadora panista Indira Rosales San Román. Y otra vez la foto para impresionar.
Se metió en reformas legales a temas de educación, de relevancia menor. Y sus números son una vergüenza: sólo el 17.6 por ciento de sus iniciativas propias aprobadas por la Cámara; de 17, únicamente tres aprobadas y una retirada. Y el contenido, fatal.
Fue nota nacional al expresar que no había elementos contundentes —¿cinco denuncias por violación, acoso, amenazas y chantaje no fueron contundentes?— para tumbar la candidatura de Félix Salgado Macedonio, de Morena, al gobierno de Guerrero.
La atrapó el sainete por la aprehensión de su hermano, Jonathán CS, acusado de sostener una relación con una menor de edad de origen hondureño, tres meses después de la campaña por la diputación federal, en 2018. Acallado el escándalo, sometido el padre de la joven, variado el delito, Jonathán sigue sujeto a juicio, firmando el libro de reclusos en el Reclusorio Duport Ostión de Coatzacoalcos.
Lo suyo es la complicidad pasiva. Es cómplice del alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo, contra quien nunca alzó la voz. No cuestionó los actos de corrupción, el dispendio de más de 5 mil millones de pesos en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, la inexistencia de obras relevantes, los constantes atropellos a la ley, la presencia de recomendados de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, en cargos relevantes de la administración municipal donde hay desvíos o actos ilegales, una acta de cabildo falsa, uso de documento falso, asociación delictuosa, la alcaldía usada para delinquir.
Un día dijo Rocío Nahle que le gustaba el desempeño de Tania Cruz, candidata a diputada por Movimiento Ciudadano, y se la llevó a Morena. La encumbró. Rebasó a morenistas que caminaban y pegaban carteles y promovían el voto y se acoderó con Nahle, la engatusó y llegó a San Lázaro.
Ingresó al círculo de Cuitláhuac García, cortejada políticamente por Eric Patrocinio Cisneros Burgos, el troglodita secretario de Gobierno de Veracruz; de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, ex líder morenista estatal y hoy superdelegado de Bienestar con denuncias por violación que la Fiscalía de Veracruz mantiene en la congeladora.
Inservible en San Lázaro, inservible en Coatzacoalcos, Tania Cruz cree en el voto duro de Morena, en los programas sociales, en el arrastre de López Obrador.
Así haya dormido nueve meses en su curul, apoltronada, sin iniciativas propias, sumada a las del grupo parlamentario, adherente en otras más, sus números son un fracaso. No legisla. No se inmuta. No se mueve.
No defiende a Coatzacoalcos de un depredador sin límite, como el alcalde Carranza. No defiende a Coatzacoalcos de una banda que transgrede la ley, de un secretario del ayuntamiento como Miguel Pintos, hoy candidato a diputado local plurinominal por Morena, implicado en la falsificación de una acta de cabildo, del pull de contratistas venidos de Pemex a los que les fluyen las obras que ejecutan con ínfima calidad.
Nunca alzó la voz para alertar que la delincuencia pulula entre los muros de la sede municipal. No alertó que el erario es robado. No advirtió que un secuestrador, Jafet, andaba en nómina. No respingó al saber que Ayuso tenía nexos con el narcomenudismo y terminó acribillado a tiros.
Nada dijo Tania Cruz y así pretende ser diputada federal una vez más.
Archivo muerto
Desinflado, Vasconcelos requiere oxígeno puro para llegar. Le da respiración política Juan Manuel Diez, candidato de la coalición PRI-PAN-PRD a alcalde, una vez más, de Orizaba. Juntos, dice Diez, harán resurgir a Coatzacoalcos, como si el dos veces alcalde de la bella Orizaba viniera a administrar los dineros públicos, a asignar las obras, a generar inversión y, sobre todo, a amarrarle las manos a Carlos Vasconcelos Guevara y a su clan. Patraña pura en el día final de las campañas. Juan Manuel Diez y Carlos Vasconcelos Guevara son como agua y aceite. Uno tiene visión empresarial; Vasconcelos es el líder obrero en cuya central se practica la extorsión al que invierte. Diez concita voluntades; Vasconcelos las aleja. Diez enfrentó al aparato de poder y no cedió ante las embestidas que pretendieron arrebatarle la policía municipal cuando el crimen organizado iba por todo; Vasconcelos se agazapó y optó por rodearse de guaruras “porque los puedo pagar”. Son agua y aceite. Y hoy que el panorama es incierto, Juan Manuel Diez graba un video y le da respiración boca a boca, políticamente hablando, a Vasconcelos, al que la carrera por la alcaldía de Coatzacoalcos lo ha dejado casi sin aliento. Así andarán los miedos que Carlos Vasconcelos ofrece no cobrar salario, como Diez. Uno y otro viven de sus empresas, de sus negocios, de sus millones. Vasconcelos está en su techo de intención de voto y sólo podría ganar si el repudio a Morena, al desastroso gobierno de Víctor Manuel Carranza Rosaldo, si las pifias de Rocío Nahle, secretaria de Energía, si los abusos del gobernador Cuitláhuac García, se traducen en un mar de sufragios que castiguen al partido de López Obrador. Mal signo que a cuatro días de la elección saliera Diez con aplausos a Vasconcelos. El que sabe nadar entre el oleaje bravo, no requiere salvavidas de saliva… A nombre de Rocío Nahle y Peña Peña, Emmanuel Alejandro Hernández Muñoz tira línea en juzgados y tribunales, notarías y Registro Público de la Propiedad, aduciendo que sus litigios tienen la bendición de la Secretaría de Energía del gobierno federal. Al juez Francisco Javier Okamura lo traía de a tiro por viaje y cuando se le vino abajo el embargo y adjudicación de una fracción de Puerto Esmeralda —terreno y viviendas— por un amparo que echó abajo la tramposa notificación a Casas Geo en un domicilio que nunca fue de la inmobiliaria, Hernández Muñoz lo denunció por actos de corrupción. Luego se reconciliaron y siguieron las trastadas. De juzgado en juzgado va el pastor-abogado usando el nombre de José Luis Pepe Peña, esposo de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para ganar juicios y terminar vendiendo hasta áreas verdes de Coatzacoalcos. Una de las tretas se la hizo a una incauta de lujo, Reyna León Cheluja, la llamada Reina de los Casinos, esposa del líder de la Sección 10 del sindicato petrolero, Jorge Wade González. Si los compradores supieran que cuando Emmanuel Alejandro les vendió, esos predios ya no eran de Casas Geo. El fideicomiso se había extinguido y el gobierno de Veracruz recuperó sus tierras. El caso parece de patología legal o simplemente de un audaz con iniciativa, pero no; es de corrupción, ya enredó a dos notarios públicos y todo se remite a una extraña relación entre Antonio Romero Gleason, un contratista venido de Chiapas con negocios en Poza Rica, y vinculado o protegido de la secretaria Rocío Nahle. Emmanuel Alejandro, el pastor lengua larga, es el apoderado legal de Romero Gleason y el asunto es más que explosivo para Nahle. Una historia para Netflix… ¿A quién le sorprende que Daniel Jiménez Ixtepan traicionara al PRI? Personaje sin lustre, la ambición lo corroe, la deslealtad lo distingue, los excesos son lo suyo. Surgió de la runfla que se montó en el proyecto Vasconcelos pero al percatarse que tendría que conformarse con las migajas que le arrojara el candidato priista, buscó dónde recalar. Y su refugio fue el Partido del Trabajo, con los marcelistas Joaquín Caballero y Oliver Damas que no trabajan para el abanderado de Morena, Amado Cruz Malpica, aunque así parezca, sino para sumar los votos que permitan asegurar que Nataly Reyna Toledo —hoy denostada con un anónimo cobarde y ruin—, pieza clave en el clan joaquinista, número dos en la lista del PT, alcance la regiduría en el próximo ayuntamiento… Sin excusa, hay que votar. Coatzacoalcos, Minatitlán, Agua Dulce han tenido ayuntamientos desastrosos, corruptos, abusivos, arrogantes, alejados de la sociedad, cuna de nuevos ricos que además de ratas resultaron la más viva expresión de la ineptitud, sumiendo a los municipios en el caos económico y en el estancamiento total. Veracruz vive una tragedia igual. Su gobierno, el gobierno de Morena, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, su cogobernador Eric Patrocinio Cisneros Burgos son la estampa de los sátrapas con poder. El gobierno de Veracruz es un aquelarre de nepotismo y corrupción, violador sistemático de la ley, plagado de arribistas, ignorantes, mañosos, ladrones, los Zenyazen, los Durán, las Rosalindas, las Cayetano, los corruptos, los agresores sexuales, las defraudadoras, los piratas que corren tras el cofre de oro. Por eso y por amor a Veracruz, hay que salir a votar el domingo 6 de junio, a emitir un voto de razonado, un voto de castigo. Quien opte por la abstención, no tiene derecho a la lágrima y el reclamo después…
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