Por la mente de Javier Duarte no pasa nada. Todo está en blanco. Veracruz, en cambio, se tiñe de rojo por la sangre que brota en cada rincón, los ejecutados por la delincuencia, los cuerpos cercenados que aparecen aquí y allá, el miedo que se transpira, el terror en su más brutal expresión.
Dice el gobernador que no pasa nada. Veracruz es un paraíso. Y sí. No pasa nada cuando se vive rodeado de escoltas, a costo millonario para el erario, a su alcance helicópteros, aviones y vehículos blindados, la burbuja del poder.
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Javier Duarte, el espectacular, la recompensa
Isabel Miranda de Wallace lo hizo. Publicó un espectacular. Tenía la imagen de un secuestrador, responsable de la desaparición y muerte de su hijo. Pedía informes sobre su paradero y ofrecía una recompensa. Así cimbró las estructuras del poder y después ya nada fue igual.
Luis Guillermo Lagunes Díaz aparece en uno igual. Hay, sin embargo, una diferencia. Luis Guillermo es la víctima, desaparecido hace año y medio, como si la tierra se lo hubiera tragado.
Goyo Jiménez: el crimen y el olvido
Maltratado por la vida, Gregorio Jiménez de la Cruz hizo periodismo hasta el límite de sus capacidades. Se entregó a su profesión. Dio voz. Recogió historias, narró atropellos, reporteó para informar. Y un día, sin más, la violencia se lo llevó.
Un levantón, el miedo, la angustia, la tortura, la saña, un asesinato brutal, su cuerpo semienterrado en una fosa clandestina. Son los destellos del trágico final de Goyo Jiménez, el periodista que murió dos veces.
Moisés Sánchez: ¿era susto o era crimen?
Luis Ángel Bravo Contreras ya se enredó. Se le ve frágil. Habla y lo contradicen. Acredita que Moisés Sánchez Cerezo está muerto. Le refuta la familia, las organizaciones defensoras de periodistas, el Partido Acción Nacional y hasta legisladores del PRI. Le cuesta sostener su verdad.
De origen, “Culín”, alias el procurador de Veracruz, se extravió. Decía que a Moisés Sánchez lo había amenazado el alcalde de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, deslizándole una aviso: Te quiere “dar un susto”.
Moisés Sánchez: los policías de Bermúdez bajo sospecha
Arturo Bermúdez Zurita no tiene una policía confiable. Es acreditable y también delictiva. Está implicada en secuestros y crímenes, acoso y tortura. Le hallan vínculos con el crimen organizado. Y ahora la acusan de la desaparición del periodista José Moisés Sánchez Cerezo.
Día 12. Nada se sabe del editor, reportero y fotógrafo del semanario “La Unión”, combativo informador que recoge las demandas sociales en su pueblo, El Tejar, en la cabecera municipal Medellín de Bravo, y las zonas residenciales, y retrata la violencia derivada de la inseguridad que produjo un muerto, dos heridos, dos desaparecidos y el miedo entre toda la población.
Moisés Sánchez: ¿fue el crimen organizado?
Muy suficiente, el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras sigue empeñado en su tesis de que el periodista José Moisés Sánchez Cerezo desapareció por un conflicto personal con el alcalde de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, cuando el modus operandi del “levantón” y posible desenlace corresponde a un grupo más letal: el crimen organizado.
Procurar justicia no es lo que distingue al célebre “Culín”. Guionista de lo absurdo, hacedor de historias judiciales en las que sólo él cree, Bravo Contreras marca tiempos, hace pausas, entretiene, oculta datos, inventa coartadas y manipula el caso Moisés Sánchez tan solo para confundir. Pero entre todo va dejando cabos sueltos.
¿Vive o no vive el periodista Moisés Sánchez?
Nada se sabe del periodista José Moisés Sánchez Cerezo. No se sabe si está vivo. O si lo ultimaron. Pero lo que sí se sabe es que por no arruinar la visita del Presidente Enrique Peña Nieto a Veracruz, se está ocultando la verdad.
Días aciagos, inciertos, los que viven los suyos, su familia y sus amigos, la gente que cree en él. Lo “levantaron” el viernes 2, a eso de las 7 de la noche. Allanaron su hogar, una humilde vivienda de El Tejar, municipio de Medellín de Bravo, que deja ver la pobreza en que vive, con paredes sin repellar y apenas lo indispensable.
Javier Duarte: su infame concepto de periodista
Es infame el concepto de Javier Duarte sobre el gremio periodístico. Le son afines los aduladores que lo colman de frases dulces, halagos desmedidos y zalamería rebuscada porque de alguna manera han de justificar el pago de la factura, el viaje todo incluido, la beca en el extranjero.
Conforma ese ejército de lisonjeros el coro desafinado que sólo sirve al gobernador de Veracruz para estar ajeno a la realidad, y que nada dicen de la economía del desastre, la inseguridad sangrienta, el abandono social y el territorio en disputa entre los grupos del crimen organizado, que es ya parte del paisaje urbano jarocho.