El Chapo, libre o muerto

Enfurecidos, agentes de la DEA perciben “narcocorrupción” en la fuga de El Chapo Guzmán. Y así es. No se construye un túnel de 1.5 kilómetros sin logística e ingeniería, salvando obstáculos, drenajes, líneas de agua y mantos freáticos, hasta dar justamente con el área de regaderas donde se vería por última vez al líder del Cártel de Sinaloa.
Tramaron la huida sus cómplices, dentro y fuera del cártel, los de la mafia y los del gobierno, los de antes, panistas, foxistas y calderonistas, y los de ahora, peñanietistas, que en conjunto lo han librado dos veces de la cárcel y lo han encumbrado a lo que es: el narco más buscado, una vez más, del mundo.

UV: el “general” Arturo Bermúdez, bajo sospecha

Quizá otros no, pero el ataque a ocho universitarios fue una conspiración, urdido con saña, fraguado en la mente criminal de quien no escucha sino reprime, de quien no dialoga sino que asedia, de quien antes que hablar, amedrenta. Y luego se exculpa.
Duelen las heridas pero más el agravio. Recuerdan la irrupción violenta, el allanamiento a un hogar de Xalapa, la madrugada del 5 de junio, en la calle Herón Proal, cerca de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana, cerca del PRI.

El gobernador y el Congreso: uno roba, el otro lo tapa

Javier Duarte no está solo. Tiene al Congreso estatal de su lado, servil, dócil, maiceado, para encubrir el endeudamiento y el despilfarro, para administrar la corrupción y el saqueo, para robarse el futuro de Veracruz y acabar con los sueños de los veracruzanos. En eso van juntos.
Se cubren con el mismo sarape, cómplice la mayoría priísta, los legisladores a modo del gobernador en todo acto de gobierno, sea la seguridad un caos y la violencia una ola que inunda todo el territorio, que golpea y disuelve familias, en el campo y la ciudad los cuerpos desmembrados, y a diario el secuestro, la extorsión, la trata y el levantón.

REGINA - PROTESTAS - B

Caso Regina Martínez: al “asesino” ya ni lo buscan

Hay asesinos con suerte y asesinos sin suerte. José Adrián Hernández Domínguez, alias “El Jarocho”, la tiene. Dicen que mató a Regina Martínez, que fingía ser su novio, que con sus manos la estranguló, que la policía lo cercó, lo tuvo a su alcance y lo dejó ir. Y de paso, dejó de buscarlo.
Va y viene por Veracruz. Saben cuando va a llegar a Xalapa, la capital. Lo monitorea el gobierno duartista sin traerlo a cuentas, sin enfrentarlo a la justicia, sin demostrar su responsabilidad en el crimen de la corresponsal de la revista Proceso.

Javier Duarte, la PGR y el periodista muerto

Lo peor no es que Javier Duarte diga que hay periodistas que halconean, vinculados al hampa y que, acto seguido, aparezca muerto el reportero Juan Mendoza Delgado. Lo peor es que diputados, senadores, prensa nacional, el PEN Club y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo quieran fuera de la investigación judicial.
Nadie confía en él. Su voz es como el graznido del cuervo que presagia muerte. Y cuando la muerte llega, no es el gobernador de Veracruz quien garantiza que la justicia cumpla su misión.

Javier Duarte: maquillar asesinatos de periodistas

Nunca en Veracruz un gobierno había sido tan infame con la prensa. Matan a los periodistas y para todos tiene Javier Duarte un maquillaje ad hoc, un argumento, una excusa, una coartada, una insana explicación, el desdén y el desprecio, inquina y mala fe. Van 13 periodistas asesinados, Juan Mendoza Delgado, ex reportero de El Dictamen, el último en sufrir la canallada del duartismo.
Tilda el gobernador de Veracruz de hampones a los periodistas, de tener vínculos con el crimen organizado, de confabularse para la ejecución de otros periodistas, de echar el trago y tener relaciones con quienes después los estrangulan, de andar en malos pasos, de no portarse bien, de ser levantados por pleitos de vecinos y de aparecer cercenados después.

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Pórtate bien, Javier Duarte

A esas horas cualquiera anda en su juicio. Javier Duarte quién sabe. Convive con la prensa, comparte la mesa, come, bebe y ríe, y de buenas a primeras amenaza y amedrenta. “Pórtense bien”, dice. “Todos sabemos quiénes tienen vínculos y quiénes están metidos con el hampa”. ¿Todos?
Impredecible, ha vuelto a las andadas el gobernador de Veracruz en su cruzada contra periodistas a los que tilda de cómplices del crimen organizado, metidos donde no debieran y en la mira de la justicia.

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Marcelo Montiel: el saqueo a Sedesol sigue

Una vez se le cree. Dos no. Marcelo Montiel decía que aquellos videos que exhibían el robo de recursos a beneficiarios de programas sociales, era un montaje. “Es montaje –refería— y un ataque”. Era, según él, una infamia, un golpe bajo. Y hubo quien le creyó. Pero resulta que siempre sí.

Se veía en aquel video a un personaje con el rostro difuminado. Se le escuchaba decir que fue obligado a sustraer dinero de los beneficiarios de Sedesol, falsificando firmas, robando identidades por órdenes de superiores jerárquicos, operadores de Marcelo Montiel.

Congreso de Veracruz - Código electoral

Javier Duarte reedita la Ley de Herodes

Sin pudor y sin tacto, teje Javier Duarte un fraude que le dé impunidad. Arma un Código Electoral a modo, sin alcances, limitando al candidato independiente, contrario a la reforma federal y ejerciendo, como siempre, el control sobre el órgano electoral. Es su nueva Ley de Herodes.
Aterriza el gobernador de Veracruz las nuevas reglas electorales que regirán la sucesión y el andar de los partidos políticos, en un ambiente adverso, ríspido y tenso, provocado por su paso errático por las instituciones, las finanzas destrozadas, la insolvencia total y el desastre social.