Coatzacoalcos, Ver.- Segundón en el ejercicio del poder, todo un rey en sus sótanos, Enoc Maldonado Caraza tiene una función específica: enredar los casos judiciales, fabricar culpables y llevarlos a prisión.
Vino a Coatzacoalcos. Discreto, veía en la sala de cabildo del palacio municipal la protesta de los periodistas contra el gabinete de seguridad del gobierno de Veracruz. Escuchaba los abucheos, las preguntas punzantes. Y ahí dejaba a su suerte al secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, al procurador Felipe Amadeo Flores Espinoza, y a la coordinadora de Comunicación Social, María Georgina Domínguez Colío. Enoc esperó su turno y luego habló.
Nada nuevo dijo el jueves 6, ya entrada la noche. Pero una aseveración terminó de irritar a la prensa. Para el investigador del gobernador Javier Duarte de Ochoa, el “levantón” del periodista Gregorio Jiménez pudo deberse a “conflictos con los vecinos” del lugar donde vive, en Villa Allende, municipio de Coatzacoalcos.
Ya de entrada, Enoc Maldonado desliza el rumbo que tomará el caso Goyo Jiménez. No será la hipótesis de su trabajo periodístico, pese a que el periodista de Notisur, Liberal del Sur y La Red documentaba a diario los secuestros y extorsiones en Villa Allende.
En el historial de Enoc Maldonado Caraza figura el caso Regina Martínez, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, asesinada la tarde del 28 de abril de 2012. Encabezó la investigación, evadió la hipótesis de que la periodista fue ultimada por sus reportajes críticos al gobernador Javier Duarte, a su equipo cercano, al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, a la narcopolítica y al crimen de la indígena Ernestina Ascensión, en Soledad Atzompa, en la sierra de Zongolica, a manos de militares, quienes primero la habían violado.
Nada de eso sirvió para acreditar, a los ojos de Enoc Maldonado, que Regina Martínez hubiera sido asesinada por su trabajo periodístico, o sea, reprimida por el poder.
La ruta del entonces director de la Agencia Veracruzana de Investigación (AVI) fue un problema pasional. Enlodó a Regina Martínez. La hizo aparecer como novia de uno de los delincuentes que la asesinaron, a los que, sostenía la investigación oficial, les daba entrada en su domicilio, bebía con ellos. Implicó a varios periodistas xalapeños, incluso a reporteras, por una supuesta relación lésbica. Así de perverso.
Finalmente, ante la presión de los medios de comunicación, fue aprehendido Jorge Antonio Hernández Silva, “El Silva”, un ladronzuelo vicioso. Lo consignaron, lo enjuiciaron y lo condenó la justicia veracruzana a 38 años de prisión.
Meses después, en una apelación a la sentencia, el Tribunal Superior de Justicia lo dejó en libertad. El argumento: “El Silva” fue torturado para que se confesara culpable; no fue asistido por un abogado durante su interrogatorio, y diversas violaciones a sus derechos humanos. La AVI del procurador, la AVI del gobernador Duarte, exhiba como torturadora.
Gracias a Enoc Maldonado, a su enredada investigación, el caso Regina Martínez quedó sin culpable.
Maldonado Caraza fue director de la AVI. Asumió el cargo el 9 de diciembre de 2011 y renunció el 26 de septiembre de 2012, un mes antes de que se consumara la aprehensión de “El Silva”.
En ese lapso, en marzo de 2012, se generó un escándalo por los exámenes antidoping aplicados a integrantes de la AVI. Un total de 31 elementos dieron positivo; a unos se les dio de baja pero a la mayoría se les reubicó.
“Tampoco podemos cesar por cesar. Hay que escucharlos”, justificó el procurador Flores Espinoza a la prensa.
Simultáneamente, en portales internet (Notiexpress, entre otros) trascendía que Enoc Maldonado había dado positivo en el examen antidoping. Seis meses después dejó la AVI, pero se convirtió en asesor del procurador de Veracruz y encargado de las investigaciones que le queman las manos el gobernador Javier Duarte.
Cuando fue aprehendido “El Silva” y se imputó el crimen de Regina Martínez, Enoc Maldonado ya era asesor del procurador Felipe Amadeo Flores Espinoza.
En Coatzacoalcos, con el caso Gregorio Jiménez, ya delineó que el móvil va por “posibles conflictos con sus vecinos”.
Inaceptable la versión, los vecinos expresaron a la prensa local que el periodista es recatado, hogareño, le gusta la música de Juan Gabriel y que siempre les hace “el paro” cuando por enfrentan algún problema con la autoridad, pues viven en una colonia poblada por asentamientos irregulares.