Coatzacoalcos, Ver.- Tres años lo retó. Ninguneó su autoridad. Llevó el agravio hasta los límites del insulto, soez su lenguaje, hiriente la procacidad. Sentía Marco César Theurel Cotero que nada valía el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Y así lo expresaba.
Ya en el ocaso de alcaldía, implora por el cariño del gobernador a Coatzacoalcos y por el del secretario de Finanzas, Fernando Charleston Hernández, oriundo de aquí y de raíces porteñas, como un ardid para liberar los recursos que le ayuden a pagar el aguinaldo de los trabajadores municipales de confianza.
“Yo hablé con el señor gobernador. Yo sé el gran cariño que le tiene a Coatzacoalcos. Yo espero que también el licenciado Charleston se acuerde que también es de Coatzacoalcos y le tenga cariño a Coatzacoalcos. Yo creo que se va a cumplir esto. Tengo esa confianza”, dijo Theurel el 20 de diciembre, fracturada su soberbia.
Admitiría después –diciembre 23— que el adeudo por concepto de aguinaldos es de 12 millones de pesos y que a los proveedores del ayuntamiento les debe otros 25 millones.
Su desastrosa administración deja en la incertidumbre a mil 500 empleados de confianza que al 24 de diciembre, cuatro días después que venciera el plazo para liquidar el aguinaldo, no les ha pagado.
Obligado por la presión de los trabajadores, Theurel Cotero pudo liberar el aguinaldo del personal sindicalizado. Dejó pendiente el pago del fondo de ahorro, los bonos de productividad y puntualidad, y el quinquenio.
Decía Theurel que a la mitad del personal de confianza le entregó su aguinaldo, pero ellos lo desmintieron. Cobraron, en todo caso, quienes integran su círculo más cercano, lo que provocó otra oleada de inconformidad.
Theurel sostiene que el adeudo se origina en la decisión del gobierno de Javier Duarte de no trasladar los recursos de la bursatilización del impuesto por tenencia vehicular y otras participaciones federales. O sea, por la retención del dinero en manos del régimen duartista, al que siempre denostó, al que ninguneó y cuando pudo, ofendió.
Hoy, atrapado en esa crisis financiera, Theurel sólo atina a implorar clemencia política. Clama por el cariño que dice tener por Coatzacoalcos el gobernador Javier Duarte, y por el amor que supuestamente le tiene el secretario de Finanzas, Fernando Charleston Hernández, a la tierra que lo vio nacer.
“Yo sé que no es consuelo pero estamos varios municipios ahí. Tenemos confianza en el gobernador Javier Duarte, tenemos confianza en el secretario Charleston”, remató.