Nahle enmudece y la violencia se dispara

* “No sé”, dice sobre el cobro de piso en los penales  * Los cárteles la destrozan  * A Maryjose Gamboa le sobran votos y a Bertha Ahued le sobra necedad  * El modelo de gobierno de Pedro Miguel está cojo  * No toca la corrupción de Amado  * Pepe Yunes y Mijangos, juntos una vez más

El rostro petrificado, la respuesta soez. “No sé”, dice Rocío Nahle, cuestionada sobre el cobro de piso en los penales de Veracruz. “No sé, vuelve a decir al insistirle. “No sé”, receta por tercera vez. El crimen organizado la apanicó.

Drones con explosivos, granadas de fragmentación, armas largas, armas cortas, sicarios en camionetas blindadas, un reguero de cadáveres a pie de carretera, cabezas en hieleras, cuerpos desmembrados. Y el terror a flor de piel.

Y ella sólo dice “no sé”.

Pregunta obligada: su opinión sobre el cobro de piso en los reclusorios. Y, lacónica, la gobernadora de Veracruz suelta un “no sé”.

El gesto adusto, huraña como realmente es, Rocío Nahle amaneció en modo Rocío Nahle, intratable, altiva, sin la impostada sonrisa que usa en sus eventos públicos y que a tanto golpe de realidad, de violencia fuera de control, se comienza a desvanecer.

Nada como el golpe de realidad.

Cobro de piso en el penal de Tuxpan.

Motín e incendio en ese penal de Tuxpan.

Un ex director del penal de Tuxpan asesinado.

El jefe de custodios del penal de Tuxpan, ejecutado.

El penal de Tuxpan convertido en centro de operaciones del Grupo Sombra.

Es su triste realidad.

Y Nahle sólo escupe: “No sé”.

Sí sabe pero se hace. Sabía, por ejemplo, que a la maestra Irma Hernandez la mataron a golpes los sicarios del Grupo Sombra y para librarlos del crimen, para atenuar el impacto, para mitigar la culpa de los asesinos, se le ocurrió decir que murió a causa de un infarto.

Y cuando el mundo se le iba encima, se enchiló. Y quiso confrontar a la prensa y terminó pulverizada, masacrada, porque no es lo mismo contar lindezas inventadas de sí misma que admitir que no tiene arrestos para gobernar Veracruz.

Sabe Rocío “la zacatecana” Nahle del poder de los cárteles, de su peso en Morena y de sus lazos con el obradorismo, con Cuitláhuac García, el ex gobernador, y con Eric Cisneros Burgos, el ex secretario de Gobierno, sus ahijados políticos, a los que sostuvo y mantuvo cuando el escándalo de violencia arrasaba con todo y con todos.

O sea, ¿cómo podrían deshacer el pacto con el crimen organizado los que tienen como misión resguardar los corredores de droga, los territorios de la delincuencia, los espacios para la extorsión?

Ese pacto, obra de Andrés Manuel López Obrador, no se puede disolver.

Rocío Nahle no tiene la capacidad para aplacar la ola delictiva. 

Meses así, impávida, convidada de piedra, ignorada, desdeñada, siendo un auténtico florero en el corredor del palacio de gobierno, al tiempo que los cárteles, la delincuencia común, las bandas de la extorsión y el secuestro aterrorizan a Veracruz.

Anda como león enjaulado la gobernadora antes y después que Claudia Sheinbaum pise suelo jarocho. Y los socios bandoleros se ponen a repartir bala, a atacar negocios, a quemar comercios, a liarse con la policía, el Ejército y la Guardia Nacional.

Tuxpan es el caso que más la irrita, pero la violencia no distingue zonas ni paralelos.

Coxquihui es la sede oficial de los ataques con drones, pese al cateo en el rancho del “Pelón” Reveriano Pérez Vega, hallando artefactos explosivos de manufactura artesanal.

Cachan a Diana Gabriela Ortega Molina, alcaldesa de Colipa, en el rancho Los Quintero, durante una pesquisa para dar con el paradero del empresario maderero, Neftalí González, secuestrado el 18 de julio.

El rancho es propiedad de José Gil Quintero, sobrino del narco Rafael Caro Quintero, operador del Cártel de Caborca, fortalecido durante el cogobierno de los morenistas Cuitláhuac García Jiménez y Eric Patrocinio Cisneros Burgos, el siniestro secretario de Gobierno.

Pero la debacle para Rocío Nahle ocurrió en las horas previas y en los minutos subsecuentes a la visita de la presidente Claudia Sheinbaum Pardo.

Primero,la madrugada del sábado 4, una balacera en Tlalixcoyan, en el tramo carretero Piedras Negras-Mata Espino con saldo de un policía herido, que posteriormente murió, y varias personas lesionadas de gravedad.

Por la tarde, una persecución y enfrentamiento de sicarios contra Guardia Nacional, Ejército y Policía Estatal sobre la carretera Acayucan-Sayula de Alemán, a la altura de Almagres. Ahí el saldo fue de un sicario herido, que falleció mientras era trasladado a un hospital; un policía y dos pasajeras que viajaban en un camión de ADO heridos.

Y en los días previos, el ataque a bares en Álamo y Cerro Azul, que arrojó cuatro muertos y tres heridos. Todo en un lapso de 24 horas.

Rocío Nahle no puede. Es insignificante ante la embestida del crimen organizado, el reposicionamiento de la delincuencia, la guerra por las plazas, el cobro de piso, el control de penales, la extorsión a comerciantes, las ejecuciones y desmembramientos, el signo de la brutalidad.

Tan no puede que suplica ayuda al gobierno federal, a Sheinbaum, al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Es el síntoma de la impotencia. Ni con todo el aparato policía en Veracruz ha podido contener a los que decía, “se les acabó la fiesta”.

La fiesta sigue y Rocío Nahle baila al son que le toca la delincuencia.

Su rostro petrificado, su gesto serio, de hielo, su respuesta seca es un insulto institucional.

“No sé”, dice y se va.

El miedo cunde en las entrañas. Nahle toca fondo. Está apanicada y no sabe qué hacer. Su aduana más complicada, la que es fuego, la de la inseguridad, la consume.

Y ella, tan soberbia que es, calla mientras la violencia vuelve a mandar.

METADATO

A Maryjose Gamboa le sobran votos y a Bertha Ahued le sobra necedad. Segundo round para la panista, alcaldesa electa de Boca del Río. La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirma el fallo del Tribunal Electoral de Veracruz que por unanimidad había validado la victoria de Maryjose Gamboa en el municipio boqueño. La Sala Regional resolvió dos votos a uno, desestimando los alegatos de Morena y de la candidata Bertha Ahued Malpica y evidenciando la treta con la que pretendió llevar el caso al ámbito de la violencia política de género, una denuncia que nunca realizó, un documento falsificado, con sellos hechizos, una farsa con la que argüía que el Órgano Público Local Electoral congeló el caso y no protegió sus derechos. Pero el Ople nunca recibió esa denuncia. Dos instancias legales, el TEV y la Sala Regional del Tepjf le han bateado la faramalla, exhibiéndola como una maniobrera de quinta, falaz y sin escrúpulos, sin límites para mentir con tal de arrebatar una alcaldía que no pudo ganar en las urnas. Son de risa los pataleos de Bertha Ahued y sus lapsus linguae. Reconoce que perdió por pocos votos, pero admitiendo que perdió. Aún así, intenta llevar el caso a la Sala Superior del tribunal federal, a ver si ahí le cumplen de capricho de pasar a la historia como la antidemócrata que se roba una elección. Mientras, Maryjose Gamboa se prepara ya para el proceso de entrega-recepción para asumir, en enero de 2026, la alcaldía de Boca del Río, la joya turística del Golfo de México… Suena padre el rollo de Pedro Miguel Rosaldo, pero su modelo de gobierno está cojo. No toca la corrupción de Amado Cruz, ni el tráfico de influencias de Rocío Nahle, ni los agandalles de Pepe Peña, el marido incómodo, ni las croquetas disfrazadas de “gratificaciones” a los regidores. Es paja, nada más. La trazabilidad, los ejes, los vectores y toda la zarandaja idiomática sirve para dos cosas: para nada y para lo mismo. Le falta realidad. Le falta barrio. Le sobra tecnocracia. Es algo así como si el alcalde electo fuera un neoliberal disfrazado de chairo. El profeta Pedro Miguel ya vio el futuro y Coatzacoalcos, con su fórmula mágica, va a resurgir. Eso mismo dijeron Víctor Carranza Rosaldo, su tío, y Amado Cruz Malpica y cada uno dejó a Coatzacoalcos peor. La verborrea es hermana de la demagogia. El exhibicionismo es inherente a los farsantes. Cuando Pedro Miguel aterrice en la realidad verá que la trazabilidad, los ejes, los diagnósticos y todo el rollo tecnócrata sirven para una madre. Políticos cuajados, colmilludos, han sucumbido cuando los intereses creados, los padrinazgos, los negocios turbios de sus mentores políticos, la orden desde Xalapa, las transas millonarias, los contratos para una élite, las “gratificaciones” y “bonos” para los ediles a cambio de levantar el dedo y aprobar hasta lo ilegal, y pagarle su derecho de piso al líder sindical, son la norma del poder. Lo demás es cuento de pescadores que arrulla el mar. Gobernar no es vender ilusiones… De visita por el sur, Pepe Yunes no deja de mantener sus ligas con sus referentes políticos. Uno de ellos, Alberto Mijangos Martínez. En desayuno de amigos, Pepe Yunes tenía a su lado al ex procurador de Veracruz, Jorge Uscanga Escobar, una biblioteca política con historia personal sólida, maestro de generaciones. Alberto Mijangos reunió a un selecto grupo de amigos: José Daniel Ruiz, quien aportó un panorama sobre los alcances del Corredor Interoceánico; José Ribón Zárate, empresario constructor y dirigente de ligas de futbol. Alberto Mijangos acumula un kilometraje político vasto, desde la delegación de Profeco, la secretaría general del PRI, director de la Comisión de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, secretario de Gobierno, candidato a la presidencia municipal de Coatzacoalcos, entre los cargos más relevantes. Siempre ha sido un operador político, privilegiando el diálogo y la concertación. Hoy sin partido político, Mijangos mantiene una fuerte cercanía con Pepe Yunes Zorrilla, ex candidato al gobierno de Veracruz, ex senador, ex diputado federal y local, líder del PRI cuando el PRI era una maquinaria electoral. Hay quienes afirman que ambos tienen en la mira a Somos México, el partido en formación. No, no es por ahí…

 

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