* La sonrisa de Héctor y Anilú y el puñal en la espalda * Cruenta batalla en el seno del PRI * Pepe Yunes, 4; Héctor, cero * Candy Cayetano, montada en Cuitláhuac para llegar el Senado * Para Anilú Ingram, ni gubernatura ni senaduría * Tania Cruz sólo tiene que doblegar al esposo de Rocío Nahle * Ser diputada por tercera ocasión
Salvo los arañazos de Anilú, todo bien. Y los embustes de Héctor Yunes, y la revuelta de Kuri, y la renuncia tan deseada de Renato Alarcón, y los ataques mediáticos, y la intriga, y el filo del puñal en la espalda. Pepe Yunes los venció.
Cruenta, sangrienta, la guerra dejó cuatro cadáveres, un triunfador y un aliado. Y el ridículo de los detractores.
Guerra fratricida, la del PRI ha dejado lecturas: Héctor Yunes, Anilú Ingram, Marlon Ramírez y hasta Lorena Piñón, buenísima para hacer burletas en Twitter pero hasta ahí, siguen siendo más de lo mismo y de lo peor.
Héctor, por ejemplo, no solo es de los que disfrazaba al papá y a los hermanos de policías y los insertaba en la nómina del IPAX para justificar que la Sedena les extendiera los permisos de portación de armas, sino que años después ha perfeccionado el método, el arte de la intriga, el doble discurso, la doble cara y la traición.
Horas antes de ser derrotado, antes que Alejandro Moreno, “Alito”, oficializara la paliza que Pepe Yunes les asestó, Héctor Yunes Landa se aferraba a un imposible, la candidatura tricolor al gobierno de Veracruz.
Echó a andar maquinaria de saliva que lo proyectó como el vendedor de ilusiones más jocoso del Golfo de México, salvador de las causas perdidas, impoluto adalid de la democracia, el Batman jarocho que bajo el disfraz guarda su identidad de guasón.
Héctor Yunes es un soñador descarado. Soñó gobernar Veracruz y no sale del letargo. Aún así, cifró su campaña en impactar las redes sociales y recibir elogios de sus amigos en prensa.
Buscó a Francisco Garfias y le agradeció su columna en Excélsior.
Soltó al clan de los matraqueros en las redes, políticos y no políticos, periodistas y no periodistas, ilusos y súper ilusos, y con las tres agravantes —premeditación, alevosía y ventaja— los envió a pregonar que Héctor Yunes era la mejor carta para echar a Morena del poder.
Al ver la debacle, nada que lo posicionara, tiró la piedra y, como siempre, escondió la mano cuando el portal Plumas Libres ventiló dichos de cuantiosa ponzoña que advirtieron que su lengua es viperina y de la mejor calidad.
Cítense tres párrafos de semejante puñalada:
“¿En qué competencias hemos estado quienes aspiramos al cargo de candidato a gobernador, en dónde hemos competido, qué votaciones hemos tenido? Eso se debe considerar. Ahí yo llevo una gran ventaja sobre Pepe.
“La mejor manera de comunicarnos con los ciudadanos son las redes sociales y, en ese sentido, yo llevo el primer lugar sin lugar a dudas, en redes sociales, en número de visualizaciones, y en número de videos que he sacado.
“Las redes son de una influencia extraordinaria, ya que la falta de trabajo de los aspirantes en el territorio se cubre por ‘aire’ y es ahí donde yo le saco muchísima ventaja a Pepe, y eso lo debe de considerar y valorar Alejandro Moreno y el CEN del PRI al momento de seleccionar al candidato”.
Lo que andaba en el aire era su imaginación y su ética. Detonado el escándalo, conocida su habilidad para puñalada trapera y luego a decir “yo no fui”, Héctor Yunes salió a desmentir. Nadie le creyó. Salvo Héctor Yunes, todo el priismo y no priismo de Veracruz dio por cierta la versión.
Entrado en años, 65 a cuestas, Héctor Yunes vive una adolescencia infinita. Se siente chavo. Se siente el Samuel García o la Mariana Rodríguez del tricolor. Se ha creído que los bots son votos. Se ha concebido como el candidato TikTok.
Influencer frustrado, la realidad lo noqueó. Al ex senador no le sirvieron los likes ni las vistas. Lo que se ve en las redes no tiene relación directa con la percepción ciudadana, con la aceptación ni con la intención de voto.
Duartista por confesión —“Javier Duarte es mi jefe político”—, Héctor Yunes Landa no imaginó la bailada que le daría Pepe Yunes Zorrilla en las cuatro encuestas con que los midió el PRI. Una fue a instancias del Frente Amplio por México, otra del PAN y una más de Pepe Yunes.
Reacios a aceptar el resultado, los renegados exigieron una encuesta más. Pepe Yunes la apoyó. La realizó “Lorena Becerra”, quien realiza los sondeos que difunde el periódico Reforma. El resultado confirmó que Pepe Yunes es el mejor posicionado en la percepción ciudadana.
Rendido ante la evidencia, Héctor Yunes se comprometió a la unidad. Él sabrá si cumple. Seis años fuera del presupuesto no lo soportarían ni su ego ni su bolsillo.
Al cónclave priista, el viernes 24, no acudió Anilú Ingram. Pataleó. Acusó que no se prestaría a una farsa ni al reparto de plurinominales.
La ex reina del carnaval de Veracruz es histriónica. Y cambiante. Y maleable.
Armó un show cuando a su príncipe consorte político, Fernando Kuri Kuri, intentaba ser líder del PRI en Veracruz. Entró en un proceso de “reflexión”, dijo, que en los hechos fue de presión. Amagó irse. Deslizó que el Partido Verde la haría candidata a la senaduría, restándole votos al PRI.
Vastísima su imaginación, no le dio para advertir que ni tiene votos que la respalden ni en el Partido Verde se mueren por contratarla para seguir el show.
La reina es coleccionista de plurinominales. Lo fue cuando capturó la diputación federal y luego hizo mancuerna con el ex secretario de Gobernación del peñanietismo, Miguel Ángel Osorio Chong, hoy con un pie en el PRI y otro en el PVEM.
Luego regresó al Congreso de Veracruz por la vía plurinominal para convertirse en coordinadora —ja— de la fracción parlamentaria de tres legisladores, todos pluris: Arianna Ángeles Aguirre, Marlon Ramírez y Anilú Ingram.
Saboteando al prójimo, Anilú es un fiasco. No pudo impedir la llegada de Adolfo Ramírez Arana a la presidencia del PRI en Veracruz. No atajó a Pepe Yunes en la contienda por la nominación para el relevo en el gobierno estatal. No hubo un solo priista que se cortara las venas cuando deslizó que dejaría el tricolor.
Dice hoy que su bronca es con “Alito” Moreno, no con Pepe Yunes. Pues no. Cuando Anilú habló de una farsa y del reparto de plurinominales, se llevó en el tropel al virtual candidato del Frente Amplio al gobierno de Veracruz.
Anilú Ingram quiere hueso. Le van a decir que sí pero no le van a decir cuando.
Hay guerras que aniquilan. La de Renato Alarcón tiene un saldo rojo: él mismo. Renunció al PRI “de Alito” cuando que lo que hizo fue renuncia al PRI, a secas.
Repudiado como líder del PRI estatal, se le recuerda hilvanando un rosario de derrotas, negándose a dimitir cuando el priismo lo exigía, aferrándose al cargo sin darle opción a quien pudiera evitar el naufragio.
Se fue como parte de la asonada, sin advertir que los golpistas se quedaron y a él lo dejaron ir.
Cruenta, la batalla de Pepe estuvo surtida: los arañazos de Anilú, las intrigas y bajezas de Héctor, la torpeza de Renato Alarcón, y los ataques mediáticos, y la intriga, y el filo del puñal en la espalda, que es la especialidad de este clan.
Y al final, Pepe Yunes los venció.
Archivo muerto
* Pepe Yunes 4; Héctor, cero; es la propuesta del PRI para el Frente Amplio por Veracruz. Meses de presiones, caprichos y golpes bajos, y les ganó hasta en la encuesta que sus adversarios propusieron (https://bit.ly/3QS1XOw)
* Candy Cayetano, montada en Cuitláhuac para llegar el Senado; a Mónica, Citlali y Claudia, bola negra. Fue una nulidad como secretaria de Trabajo, una gris diputada, pero el gobernador se encaprichó en proyectar a su cuasi hermana (https://bit.ly/3GjRp5M)
* Para Anilú Ingram, ni gubernatura ni senaduría; prepara el brinco al Partido Verde. Le falló la técnica del petate del muerto; nadie se rasgó las vestiduras porque amagó com renunciar al PRI (https://bit.ly/46C5GFE)
* Tania Cruz sólo tiene que doblegar al esposo de Rocío Nahle para ser diputada federal por tercera vez. Su contrincante en Morena, Miguel Pintos, es símbolo de corrupción (https://bit.ly/3RrBPf3)
Fotos: Facebook, Flick, Al Momento Veracruz