* Encañona la Fuerza Civil a su equipo de trabajo * Tercer incidente con la policía duartista * Primero Xalapa, luego Coatza, ahora Poza Rica * Hacia la gubernatura vacante * Se incendia bodega y los bomberos sin agua * Carecía de permisos y el marcelismo lo toleró * Tránsito: cuatro reprueban el antidoping * Marissa: ¿yunista o joaquinista? * ¿O de ninguno?
Bajo fuego camina Miguel Ángel Yunes Linares al gobierno de Veracruz, en la mira de las armas de la Fuerza Civil, encañonado y hostigado por la policía estatal, a merced de la ira de Javier Duarte que sueña con una gubernatura vacante.
Suma ya tres incidentes con la Fuerza Civil y la policía estatal en una semana, nada casual que se hallen en su camino con el dedo en el gatillo o que vayan a su encuentro con el ansia de asediar, simulando que son tareas de seguridad.
Ocurre el último en Poza Rica, al norte de Veracruz, cuando su equipo de trabajo salía —martes 13— del hotel Poza Rica Inn y se enfilaba hacia Boca del Río.
Cinco patrullas de la Fuerza Civil los interceptaron. Se les obligó a descender del auto. En el grupo se encontraban tres mujeres.
Encañonados, sólo alcanzaron a explicar que eran integrantes del pull yunista, todos vinculados a las áreas de prensa y seguridad: un fotógrafo, un camarógrafo y tres auxiliares de seguridad.
Minutos después, sin mayor explicación, los dejaron ir.
El boletín del equipo de prensa del gobernador electo, resume el hecho así:
“El día de hoy al salir del Hotel Poza Rica Inn para dirigirse a Boca del Río en dos camionetas, un grupo de colaboradores del Gobernador Electo del Estado de Veracruz fue violentamente interceptado por 5 patrullas de la Fuerza Civil quienes los obligaron a descender de los vehículos mientras eran encañonados con metralletas.
“El Gobernador Yunes había arribado por la mañana a la zona conurbada Tihuatlán-Poza Rica para participar en un evento organizado por el Presidente Municipal de Tihuatlán y posteriormente sostener una reunión con diputados y alcaldes de la zona, trasladándose después a la Ciudad de México.
“En los vehículos viajaban cuatro jóvenes que auxilian al Gobernador Electo desde la campaña —tres de ellas mujeres— un fotógrafo, un camarógrafo y tres auxiliares de seguridad.
“Ayer, elementos armados de la Policía Estatal entraron a las instalaciones de la Universidad Veracruzana en Coatzacoalcos mientras el Gobernador Yunes se encontraba en la apertura de los Foros para la elaboración del Plan Veracruzano de Desarrollo, sin ninguna justificación.
“Es la tercera ocasión en menos de un mes que se presentan agresiones de esta naturaleza, que evidentemente tienen como objetivo amedrentar al Gobernador Yunes y tratar de impedir que continúe libremente sus actividades, lo que no podrán hacer”.
Y luego cita la condena de Yunes Linares a este nuevo asedio policial:
“Es un acto de cobardía de Javier Duarte. Piensa que puede atemorizarnos, se equivoca; hoy más que nunca confirmo mi decisión de gobernar para que Veracruz cambie y de actuar contra él y contra todos quienes llevaron a nuestro Estado al desastre”.
Es la mano de Javier Duarte. Es el signo de frustración. Son coletazos de un dinosaurio al que le late por última vez el corazón.
Una semana antes, el 5 de septiembre, las armas apuntaban a Yunes azul. Era el primero de los tres episodios en que la policía, por primera vez en su historia, encañonan al gobernador electo.
Ocurrió en Xalapa, la noche del lunes 5. Concluía el informe de la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, y Miguel Ángel Yunes se dirigía con su equipo de trabajo, en tres vehículos, a Boca del Río.
Vivió entonces la desproporción mental de un loco tolerado, el desenfreno y la arbitrariedad, el idioma de las armas y concebirse en el umbral de un atentado.
Esa mañana, Yunes Linares describía en carta abierta el nivel de violencia en Veracruz y la complicidad entre Javier Duarte y sus fuerzas de seguridad y el crimen organizado, el jefe policíaco y el capo de la banda.
Quince horas después, en un retén de Xalapa, a la altura de la Central de Abastos, ocurrió el incidente. Así lo describió INFORME ROJO, el martes 6:
“Insólito: encañonado él, su familia y su equipo táctico. Miguel Ángel Yunes Linares vuelve a sentir la desproporción de un loco con poder, Javier Duarte, cuya policía lo rodea en un retén, este lunes 5, alrededor de las 10 de la noche, en el puente de la Central de Abastos, en Xalapa. Viajaba Yunes azul y su gente en seis camionetas Suburban. Les marcan el alto y se detienen. Son rodeados por elementos policíacos. Los encañonan, todos apuntando hacia los vehículos. Aduce la policía que hubo una voz que alertó que sus ocupantes portaban armas. Obligados a descender de los autos, al primero que observan es al gobernador electo. Al verlo, los policías reportan el hecho y piden instrucciones. Los dejan ir. ¿Y si a alguien se le hubiera ido un tiro? ¿Y si los hubieran rociado de bala? Juega con fuego Javier Duarte, su mente en otra dimensión, extraviado en su evidente frustración y atrapado en el pánico que le provoca saber que será enjuiciado por el saqueo a las arcas públicas. Insólito el episodio, no se sabe que a un gobernador electo de Veracruz le haya ocurrido algo similar. Lo relata el portal Al Calor Político…”
Un día después, la confirmación del hecho. Hizo énfasis INFORME ROJO en que, al tocar Yunes Linares la corrupción entre jefes policíacos y capos, Javier Duarte y matones, suscitó la reacción:
“Quince horas y después el amago. Al despuntar el día, trasciende la carta de Miguel Ángel Yunes a Peña Nieto en que revela que el crimen organizado tiene un aliado: Javier Duarte. Sus mandos policíacos operan para los malosos, los encubren y los ayudan a violar la ley. Sacude Yunes azul, el ex ‘presunto’ gobernador electo, a la estructura duartista y conmina al presidente a salvar a Veracruz.
“Quince horas después, a las 10 de la noche, este lunes 5, Miyuli y los suyos se sienten en la mira de la policía estatal y la Fuerza Civil, encañonados en un retén ubicado a la altura de la Central de Abasto de Xalapa. Son obligados a bajar de las tres camionetas —originalmente se difundió que habían sido seis vehículos— y al reconocerlo los policías informan vía radio. Media hora después, los dejan ir. Iba con Yunes Linares su equipo de trabajo.
“Acusa el gobernador electo a Javier Duarte y a su pandilla de orquestar la retención y el asedio. ‘A mi ya no me asustan las brujas. El lunes por la noche viajamos a la ciudad de Xalapa al informe de la rectora Sara Ladrón de Guevara, y cuando regresábamos, a la altura de Las Trancas, fuimos detenidos en un retén. Íbamos en 3 vehículos: en el primero viajaban mis auxiliares, en el segundo iba su servidor junto con otros colaboradores y el senador Fernando Yunes y en el tercero nos acompañaba personal de seguridad’.
“Sobre la versión de las armas en los tripulantes de su comitiva, expresó: ‘Lo cierto es que las únicas armas que traíamos eran lápiz, papel, una Coca Cola y otros objetos. Ellos sabían que ahí iba el gobernador electo y no entiendo por qué tanto despliegue para eso’. “Sí lo Sabe. Es la guerra de nervios con Javier Duarte, sabedor el gordobés que Miyuli le cobrará todo.
“Esas personas —dice Miyuli— deberían estar investigando quién secuestra en Coatzacoalcos, quien está secuestrando y extorsionando en Veracruz, quienes están asaltando carreteras y desapareciendo jóvenes”. Y acusa a Duarte y sus secuaces: “Duarte y sus cómplices están encerrados con sus abogados y más preocupados en cómo defenderse de las denuncias penales que en gobernar la entidad”…
Segundo incidente. En la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), en el campus Coatzacoalcos, se realiza uno de los foros para la elaboración del Plan Veracruzano de Desarrollo, el lunes 12. Acude Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial, y con ella la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, y Yunes Linares.
Hablan los ponentes y de pronto irrumpe la policía estatal en el campus universitario. Pocos se alarman. Todos entienden que es la señal de que el duartismo agoniza y patalea.
Y ahora Poza Rica.
Apuntan las armas de la Fuerza Civil hacia Miyuli. Bajo fuego camina hacia el gobierno de Veracruz, desatando la ira de Javier Duarte, atizando a la muchedumbre que quiere ver rodar su cabeza, su cuerpo pudrirse en una celda, olvidado por los que enriqueció.
Encañona la policía duartista a Yunes Linares, a su equipo de trabajo, a los de prensa, a los de seguridad, con el ánimo de hallarles armas, algo con qué justificar el escándalo y su aprehensión.
Hasta ahora es solo amago. ¿Y si un tiro se les va? ¿Y si una ráfaga cambia la historia política de Veracruz?
Sueña Javier Duarte con la gubernatura vacante. Y si no lo paran en el centro, en Los Pinos, en Gobernación, habrá que buscar gobernador interino.
¿Se prepara un atentado? Sí.
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Archivo muerto
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A salivazos quieren los bomberos de Coatzacoalcos apagar un incendio, el de la bodega en la colonia Héroe de Nacozari, la noche del lunes 12, sofocado hasta la madrugada del martes 13. Les faltaba agua. Por inverosímil que suene, así pretendían apagar las llamas. Coatzacoalcos es en lo económico el segundo municipio más importante de Veracruz, tercero en lo político. Hay una aportación mensual de la sociedad a favor del Cuerpo de Bomberos, vía el pago del servicio de agua. Lo cobra la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento. De ahí la ira de muchos al ver a los bomberos con más ganas que herramientas para sofocar el fuego. Era una bodega de plásticos que, acusa Protección Civil Municipal, operaba sin autorización, clandestina. El fuego arrasó con otras viviendas e hirió a tres trabajadores, dos trasladados a Guadalajara por su gravedad, y otro a Veracruz. Diez viviendas resultaron afectadas, así como un taller mecánico. Tardía, la ayuda de poco sirvió. Eran los vecinos quienes intentaban sofocar el fuego, que finalmente, a eso de las 5 de la mañana del martes 13, se extinguió. ¿Y los dueños de la bodega? Nadie de la cara. Operaba sin permisos para realizar la descontaminación de tubos de uso industrial, a la vista de todos, del ayuntamiento de Coatzacoalcos, de la Tesorería, de Protección Civil, hoy en manos de Juventino Martínez, antes a cargo de Felipe de Jesús Rodríguez, hermano del fallido candidato del PRI a la diputación local por el distrito Coatzacoalcos Urbano, pupilo de Marcelo Montiel, al que pretende, por enésima ocasión, proyectar, ahora para la alcaldía de Coatzacoalcos. ¿Por qué Protección Civil permitió la operación clandestina de la bodega que se incendió? ¿Cuántos de esos residuos industriales liberados yacen hoy en los pulmones de los colonos de la Héroe de Nacozari? ¿Qué responsabilidad le genera al alcalde Joaquín Caballero? ¿ Y la culpa moral a los Rodríguez Gallegos, todos de la cuadra marcelista, hijos predilectos del PRI?… Focos rojos en Tránsito de Coatzacoalcos. Cuatro elementos reprobaron el examen antidoping, revelando su adicción a alguna droga. Por semanas soslayó el hecho el delegado, Freddy Escobar Huervo, pese a ser secreto a voces. Lo conminaban a abordar el tema y encarar lo delicado que es que hilo conductor hacia el fenómeno del narcotráfico estuviera en el seno de Tránsito y Vialidad. Y finalmente lo admitió. Se les separó del cargo porque según el delegado no tiene cabida que un agente padezca adicciones cuando debe ser un ejemplo a seguir en la sociedad, inmaculado su actuar. Rollo y lengua del delegado. Si alguien tiene un historial ese es Fredy Escobar, a quien los vecinos minatitlecos prefieren no recordar. Por lo pronto, ya tiene sus primeros agentes que no pasaron el antidoping… ¿Yunista o joaquinista? Dicen los yunistas azules que Marissa Cabrera Férez no es de ellos. Cuentan los joaquinistas que la subdirectora de Comunicación Social en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, tampoco es joaquinista pura. Y así, ni unos ni otros la tienen en su ánimo, menos en su futuro. Marissita, como le dice su madrina de prensa, Cecilia Bocanegra, es de su tío, Víctor Esparza Pérez, regidor del PAN, que desde ya se autositúa en la dirección de la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz (CAEV), obvio por la espléndida votación obtenida por el PAN-PRD en el distrito Coatzacoalcos Urbano. Y con el se iría la joven Marissa. Pero entre los yunistas de Boca del Río insisten en que Marissa Cabrera no es de ellos. Y acá, los joaquinistas del ayuntamiento de Coatzacoalcos pregonan igual: Marissa es más azul que tricolor. Y en una de esas, si nada le aporta a Joaquín Caballero y nada le dio a Yunes Linares para ganar, que no extrañe que se quede en el limbo cuando menos los dos años que políticamente están por venir…
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Foto: Miguel Ángel Carmona/Proceso