Frente a la intransigencia del poder, la violencia que viene

* Riña en pleno Senado  * Noroña, el patán, se hace la víctima  * El abuso de la ley despierta al monstruo social  * Rosaldo no quiere a Sandra Collins en el DIF  * Esposa de PMRG y su historia de vida  * Ricardo Ordóñez, padrino de Meister  * Somos México, refugio de priistas, panistas, perredistas y morenistas

Indeseable, la gresca en la tribuna del Senado es algo más que “Alito”, el hampón, contra Noroña, el sátrapa. Es la intransigencia del poder, la mayoría legislativa robada, el regreso del estado autoritario, y la reacción violenta que se comienza a dar.

“Ya llegó el doctor Noroña”, solía repetir, burlón, engreído, soberbio el patán. “Ya les voy a dar su medicina”, bramaba siempre. Y lo que recibió fue una zarandeada y una humillación.

No requirió medicina. Bastaron los manotazos del líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, y unos empujones, y unos gritos, y el jalón en el cuello del saco que le pegó el diputado Carlos Gutiérrez Mancilla y el zape con el que lo remató.

“No me toques”, espetó cuando el líder del PRI, también senador, lo increpó por incumplir el acuerdo de dar un posicionamiento a cada partido antes de concluir los trabajos de la Comisión Permanente. Noroña dijo que sí lo haría y se quiso burlar.

“No me toques”, es la frase que sigue a cada provocación, el slogan de la muñequita de cristal.

Pues “Alito” Moreno sí lo tocó. Lo tomó del brazo cuando cuando Noroña se pretendía ir. Comenzó el forcejeo. Noroña lanzó el manazo a la cara, que el líder del PRI neutralizó, y de ahí una secuencia: empujones, jabs, un volado al cuello y de no ser por la valiente acción de Dolores Padierna, sabrá en qué hospital habría parado el sátrapa que dirigió los destinos del Senado.

El valle de lágrimas ocurrió después. Noroña denunciando una agresión cuando se trató de una riña. El rabioso Noroña pidiendo el desafuero de Alejandro Moreno porque le pegó. Qué puñalito salió.

El líder del PRI es un hampón. Dejó una estela de corrupción en Campeche cuando fue gobernador. Reprimió a enemigos políticos, hostigó a la prensa –“no los mates a balazos, mátalos de hambre”–, presumió mansiones, una de ellas de 300 millones de pesos, y automóviles de hiperlujo. Pero resultó la medicina para un cáncer llamado Noroña.

Es un cáncer hasta para Morena, irreverente con la presidente Claudia Sheinbaum, hablador contra la lideresa nacional morenista, Luisa María Alcalde Luján.

Fernández Noroña es la antítesis del rollo de la austeridad, del discurso de Andrés Manuel López Obrador de los 200 pesos en la cartera, el par de zapatos, la vida en la medianía, el recato, el compromiso con los pobres y otras zarandajas más del Peje, que sus entenados políticos no tardaron en mandar al diablo.

Loco de poder, desdeñó el escándalo por sus viajes a Europa en business class, sus dos autos Volvo, comidas en restaurantes donde suelen asistir los fifí y la residencia en Tepoztlán, que no repara en aceptar que vale 12 millones de pesos, provocando la repulsa de los comuneros que advierten que se halla en zona protegida, que no cuenta con el aval de la comunidad para usarse como vivienda, que no está inscrita en Catastro y que no paga impuesto predial.

Noroña es el ícono de Morena.

Entre toda la recua morenista, el más estridente y loco es Fernández Noroña. Es el más barbaján. Es el más soez. Es el agresor verbal, el calumniador, el déspota, el violentador de mujeres. Es el que desafía, el que reta a golpes y luego se pone a llorar.

Noroña es a Morena lo que Morena es a Noroña. En él se resume la conducta del partido oficial. Así como Noroña abusa, impone, atropella, así abusa, impone y atropella Morena.

El virtuoso de la anarquía, psicópata consumado, deschavetado terminal, encarna al obradorismo fuera de control. Las instituciones son su trinchera. La Ley, un desecho de papel de baño.

La gresca en el Senado describe lo que está por venir: Por un lado, Morena empoderado, la sobre representación legislativa artificial, la mayoría calificada robada, las leyes usadas para arrollar y atropellar, la destrucción de los órganos de control, la cooptación de las instituciones, la captura, con el voto traidor de Yunes, con el impúdico acordeón que llevó al descomunal fraude electoral para asaltar el Poder Judicial. Por el otro y en respuesta, la violencia en las redes, la violencia física, para confrontar al poder.

Noroña es estridente, maniático deseoso de estallar a la menor insinuación. Presume riqueza y, contra la perorata de López Obrador, sentencia: nada me obliga a ser austero.

Hay otros y otras Noroñas. Hay otras abusivas. Layda Sansores, gobernadora de Campeche, imponiendo censura a un periodista con el aval de una juez que gusta de violar la Constitución. Diana Karina Barreras, alias Dato Protegido, y su marido Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados, maniobrando para humillar a una ciudadana, Karla Estrella, obligándola a la disculpa pública por decir que la candidatura a diputada federal de Doña Dato provocó un desmadre en el Partido del Trabajo.

La respuesta ha sido una rebelión ciudadana. Miles les mentaron la madre en las redes sociales, los sobajaron, viralizaron los hallazgos sobre su vida de millonarios, viajes, joyas, fiesta y hasta un soborno con cara de pase de cortesía a un evento de Fórmula 1.

De falsa víctima, Diana Karina Barreras pasó a victimaria. Las destrozaron las redes. Se esfumó el sueño de ser alcaldesa de Hermosillo o gobernadora de Sonora.

Son lecciones políticas. Dato Protegido pagó caro la osadía, un alto precio por abusar del poder. Noroña paga el precio de su altanería, vulgaridad, la violencia verbal de un psicópata, su proclividad a la corrupción, enriquecerse recibiendo donativos que expresamente prohíbe la ley, enriquecimiento ilícito confeso, un lavadero de dinero.

En Morena –ah, estúpidos– suponen que así se ejerce el poder. Los delirios del Peje crearon un escenario demencial que incuba un estallido social. Se robó el Instituto Nacional Electoral. Se robó el Tribunal Electoral. Se robó el Poder Judicial.

Consumó un fraude a la nación: el uso de acordeones dirigiendo el voto hacia el ministro peluche, que presidirá la Corte, la ministra plagiaria, la ministra ignorante, la ministra facciosa, el ministro chicharrón, todos súbditos de Andrés Manuel López Obrador.

Son los destellos de una dictadura. Andrés Manuel en modo Porfirio Díaz. El Peje, desde su finca La Chingada, en el rol de Elías Calles. Y el final se habrá de medir con fuego.

La arrastrada de Alejandro Moreno a Noroña es el principio. Habrá más reacciones violentas. Vendrá la desobediencia civil, la movilización, la radicalización en las redes sociales y las marchas que tanto irritan a Sheinbaum.

Siempre es así. Cuando se abusa del poder, la reacción de la sociedad es violenta.

METADATO

A ningún precio quiere Pedro Miguel Rosaldo a Sandra Collins en el DIF. No la quiere junto a su esposa, cuya historia de vida es interesante, aleccionadora, formada en el seno de una familia de corazón generoso que sabe compartir el amor fraterno, que hurgan y hallan virtud donde otros prefieren vivir la vida aquí, la vida allá y la vida acullá, la vida feliz. Será la presidenta del DIF Coatzacoalcos. Seguro hará todo lo que desde ahí se le puede dar a la sociedad. Será el aval moral de Pedro Miguel. Doña Georgette Goraieb de González, su tía, una de las dos mamás, ya nos dio una muestra de lo que con voluntad se puede lograr. A ella y al patronato que constituyó, hace unos 25 años, se debe el arranque del Teatro la Ciudad y por extensión el Centro de Convenciones, erigidos en el sexenio de Miguel Alemán Velasco. Por eso Sandra Collins no encaja ahí. Y Pedro Miguel Rosaldo, el alcalde electo, sabe por qué. Y sabe más… Padrino, padrinazo, en Meister. Al nuevo centro botanero, ubicado en malecón costero de Coatzacoalcos, en el salón de eventos Cha-Sa, le dio su bendición don Ricardo Ordóñez Malpica, el nuevo mago de las finanzas personales, secretario del ayuntamiento, regidor electo, ex director del deporte, ex coordinador de asesores su primo Amado Cruz Malpica, del que es alcalde suplente y orgullo, qué digo orgullo, orgullazo de su nepotismo. Que el dueño de Meister es Fabian Soriano, ajá. Así se le dice ahora: dueño. Pero el padrino, el que dice qué sí y qué no, el que aconseja y se le acatan los deseos, es Ricardo Ordóñez, el primo incómodo. Una más a la avalancha de críticas, señalamientos, al escándalo en redes sociales –porque la prensa castrada guarda silencio– donde es padrino –no dueño, ja– de un restaurant en la segunda calle del malecón costero, en un inmueble rentado que antes fue nido amoroso y centro de operaciones del Comandante H, Hernán Martínez Zavaleta, ex jefe de plaza Zeta, hoy en prisión. Aquel era el Porthouse de Beto Chagra, Pepe España y Alejandro Matiano. Pero el de los “amigos” de Ricardo Ordónez es Gaoneras Grill. También le imputan el padrinazgo, no propiedad, en la agencia de GB Marketing Consultoría, a nombre de otros “amigos” del hoy regidor electo y de su hijo Irving. “Rico” no es dueño de nada, sólo padrino. Más o menos como hacía Tony Macías, ex suegro de Javier Duarte hasta que la justicia lo comenzó a perseguir. El escenario pudiera cambiar una vez que Pedro Miguel Rosaldo García comience a ejercer el poder, si no es que termina comiendo en la misma batea que sus enemigos morenistas… Somos México debiera llamarse Somos Viejo PRI, Viejo PAN y lo que quedó del PRD. Aquí, en Coatzacoalcos, nace con la sombra de los vasconcelistas, del panismo, hasta de los morenistas que se dicen desheredados y ya se ven con su regiduría en la contienda de 2029. Somos México es consecuencia del Frente Cívico Nacional, México Unido y la Marea Rosa que salió a defender al INE, a Xóchitl Gálvez, ex candidata presidencial, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Le dan forma, lo impulsan Emilio Álvarez Icaza, Cecilia Soto, Guadalupe Acosta Naranjo, su próximo líder nacional, Fernando Belaunzarán, Edmundo Jacobo y una treintena de organizaciones de la sociedad civil. Bien y mal. Celebró este domingo 31 de agosto, en Coatzacoalcos, la asamblea distrital con la que cumple el requisito establecido en la legislación electoral. Deberán ser 20 asambleas en, por lo menos, 20 entidades o 200 asambleas en 200 distritos electorales. En cada asamblea deben participar, por lo menos, 3 mil personas afiliadas por entidad, o bien, 300 por distrito electoral. Todo bien, sólo que en Coatzacoalcos aparecieron los vestigios del PRI, del PAN y del PRD, los cercanos al dirigente del sector obrero priísta (CTM), Carlos Manuel Vasconcelos Guevara; panistas que ya no le ven futuro al PAN; perredistas que al carecer de partido por la pérdida de registro, apuestan por Somos México; Sayloung Aquino, ex candidato del PT a la presidencia municipal, y hasta morenistas con tufo a infiltrados. Bien, si las viejas figuras sólo aportan su experiencia y le dan paso a nuevos rostros, nuevas ideas, nuevos perfiles. Porque si su intención es agandallarse las futuras candidaturas, Somos México va a apestar a muerto antes que llegue el próximo proceso electoral…

 

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