PRI, desayuno de la falsedad

PRI: la farsa y los farsantes

Comen y beben los priístas, sueltan las risas que contagian, se funden en abrazos que debieran transmitir calor, y escuchan, divertidos, con sorna, el discurso que convoca a la hermandad. Nada es verdad. Así son siempre sus desayunos de la unidad.
Sábese que es el ritual de la farsa, el llamado a las tribus dispersas y la instrucción sutil a la simulación, invariable el evento de los descarriados y los que deciden no escuchar, menos participar, cuando el ambiente de conflicto, los odios soterrados, los conduce a la pérdida del poder.

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Arturo Bermúdez y los otros desaparecidos

Iván y Diego no son los únicos. Hay otros cinco ciudadanos desaparecidos, llevados por la fuerza, sacados de su domicilio, interceptados en las calles y de los que no hay, siquiera, una pista. Son el retrato de la inseguridad, el miedo, la zozobra, el caos que priva en Coatzacoalcos.

Por Iván Arévalo y Diego Corro se armó una protesta mayúscula, Coatzacoalcos bloqueado, sus accesos en manos de familiares y amigos desde la noche del domingo 17 hasta pasadas las 3 de la tarde del lunes 18 cuando un grupo antimotines de la Fuerza Civil los desalojó.

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Los desaparecidos y la Fuerza Civil

Alevosa, temible, la Fuerza Civil no llegó para sembrar paz. Está para sacudir a Veracruz, su mano para reprimir, su poder para intimidar. Y ahora, contraria a su esencia, es acusada de levantar personas, de torturar, de incriminar y de desaparecer con total impunidad.
Salió peor, pues, el remedio que la enfermedad, cuando el baño de sangre no termina y la violencia convierte a Veracruz en otro Tamaulipas, en otro Michoacán, en otro Guerrero. Pero aquí, con la agravante que quien debe cuidar al pueblo, lo agrede y lo sumerge en el miedo.

Asalto en farmacias de Veracruz, asesinato de Hugo Carvajal

El muerto del que no hablan Javier Duarte y su fiscal

Para Columba Campillo hubo una marcha, un reclamo social, la condena de todos, acción judicial veloz, inmediata, y la voz de un gobernador, Javier Duarte, que pregona su indignación porque Veracruz, lo diga o no, se le ha llenado de muertos y vive un baño de sangre brutal. Para Hugo Carvajal Blanco no.
Por Columba Campillo hay dolor, pues a sus 16 años apenas comenzaba a vivir, su vida limpia, sus sueños que iban forjando una ilusión, alegre, socialmente plena. Por Hugo no.

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Arturo Bermúdez: su policía secuestra

Ilusos los veracruzanos que suponen que el problema es el delincuente. Qué error. El enemigo real está en casa, en las fuerzas de seguridad, en la policía acreditable, en los mariscales y en su tropa, que asaltan, roban, torturan y hasta se dan tiempo para secuestrar.
Es la policía del general Bermúdez, Arturo Bermúdez Zurita, condecorado de West Point, vicegobernador de Veracruz, todopoderoso e impune pues para el entrañable amigo de Javier Duarte, el intocable Bermúdez, además de poder, hay disimulo y complicidad.

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Columba Campillo: el fiscal embarcó a Javier Duarte

Javier Duarte sigue en la cresta del escándalo y merece más. Se lo debe a su fiscal. Luis Ángel Bravo Contreras lo trepó en el caso Columba Campillo, le vendió la pista de Ileana Mortera, lo ubicó en un escenario de insensatez y lo llevó a enfrentar una crisis de credibilidad descomunal.
Pasan las horas y el gobernador de Veracruz continúa ahí, acusado de todo, vilipendiado por miles de usuarios de las redes, por la gente en las calles, por los colonos de abajo, los abandonados que viven de la migaja, del programa social, de la dádiva partidista.

Columba Campillo

Columba Campillo: algo no le cuadra a Javier Duarte

Es inmensa la ola de sangre que revuelca a Javier Duarte. Lo azota y lo destroza. Y él, diezmado por la muerte de miles, por las ejecuciones y ahora por el secuestro y crimen de Columba Campillo, habla en abstracto, sin reconstruirse, sin infundir tranquilidad, sin convencer que Veracruz se salvará.
Apabullado por la ira popular, por el reclamo de 8 millones de veracruzanos que ven el regreso de la violencia, la disputa del territorio, el tutelaje de los criminales sobre las instituciones, el gobernador vuelve al lugar común, al discurso sobado, a la demagogia de siempre: Veracruz está funcionando.

Luis Ángel Bravo, Columba Campillo, Ileana Trolle

Columba Campillo e Ileana Mortera: las truculencias del fiscal

Columba Campillo despertaba a la vida. Un día se fue. Sufrió un secuestro, laceraron su cuerpo, le inyectaron una sustancia y sofocaron su respiración. Dejó de existir, agraviada por el odio, atrapada en la violencia, víctima de una mente criminal y de la impunidad que atiza el delito.
Corría por el malecón de Veracruz, la mañana del miércoles 6. De ahí no se volvería a saber. Se alertó su familia. Movió a amigos. Generó un reacción social, una vez que trascendiera su plagio, se conociera su identidad, se advirtiera que sí, que a sus 16 años, apenas despertaba a la vida.

Javier Duarte y Fernando Yunes

Javier Duarte: la pandilla y la cárcel

Algo pasó. En seis meses la PGR fue omisa, calló, no actuó. Dormía la denuncia que la Auditoría Superior de la Federación interpuso para actuar contra la pandilla de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte, acusados de malversar por lo menos 2 mil 100 millones del erario federal. Y de pronto, el Congreso de la Unión apretó.
Día negro para la fidelidad y su extensión política, el duartismo. Sube a tribuna en la Comisión Permanente, el miércoles 6, el senador panista Fernando Yunes Márquez. Propone el punto de acuerdo con el que se exhorta a la Procuraduría General de la República a actuar. Y todos le dicen que sí.

Ola de sangre en Veracruz

Veracruz: otro baño de sangre

Por la mente de Javier Duarte no pasa nada. Todo está en blanco. Veracruz, en cambio, se tiñe de rojo por la sangre que brota en cada rincón, los ejecutados por la delincuencia, los cuerpos cercenados que aparecen aquí y allá, el miedo que se transpira, el terror en su más brutal expresión.
Dice el gobernador que no pasa nada. Veracruz es un paraíso. Y sí. No pasa nada cuando se vive rodeado de escoltas, a costo millonario para el erario, a su alcance helicópteros, aviones y vehículos blindados, la burbuja del poder.