Javier Duarte: gobernar con amenazas

Helo ahí. Enredado en su maraña de violencia y muerte, la del fotoperiodista Rubén Espinosa lleva a Javier Duarte al clímax del desastre. No sólo gobierna con las tripas, a golpe de ocurrencias, montado en la mentira, sino que ahora la amenaza es tema central de la agenda política.

Sus enanos hablan por él. Un día Flavino Ríos Alvarado, cuya concha es de acero pues cuando pudo Javier Duarte lo vetó para la alcaldía de Minatitlán; otro, Alfredo Ferrari, líder del PRI, con pasado borrascoso en áreas financieras del fidelismo, y Víctor Rodríguez Gallegos, el timorato y tibio, gris y mediocre líder del Movimiento Territorial, la cara morena de Marcelo Montiel.

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Javier Duarte: a demandar a sus críticos

No, no es financiero, ni de seguridad, ni político. El problema de Veracruz es psiquiátrico, atado al delirio y a la obsesión, a la venganza y a la revancha de Javier Duarte contra los que protestan, los que disienten, periodistas y activistas sociales, tuiteros y blogueros, a los que enfrenta con amenaza de cárcel y represión.

Irredento, el gobernador de Veracruz, vía su corifeo en turno, antes el bronquito Buganza, ahora el oaxaqueño Flavino Ríos Alvarado, saca de sus entrañas su inagotable carga de intolerancia para frenar la debacle moral y el escándalo por el crimen del fotoperiodista Rubén Espinosa.

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Caso Rubén Espinosa: “No nos callarán”

Van dos. Hablan los intelectuales, los periodistas, los artistas, los defensores de derechos humanos y la exigencia es la misma: esclarecer el crimen de Rubén Espinosa. Y hacerlo con integridad. Y que sea efectivo. Y castigar a los verdaderos culpables.

Ahí va el reproche, el segundo, a un mes del asesinato del fotoperiodista de Proceso, Cuartoscuro y AVC, ultimado el viernes 31 de julio, en su exilio en el DF, huyendo de Javier Duarte, el gobernador de Veracruz, por el asedio y las amenazas, porque temía por su vida.

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Solalinde: el sicariato en Veracruz y el Estado criminal

Peor que el Estado fallido, el Estado criminal. O sea, Veracruz. Es el que describe Alejandro Solalinde. Es el Veracruz fiel y el Veracruz próspero donde Los Zetas hallaron “tierra fértil”, donde se ejerce el sicariato forzado, donde se impone el terror contra la prensa crítica.

Tiene voz profética este hombre de Dios. Su apostolado, el de los migrantes que son vejados y extorsionados, lo conduce a la denuncia, a exhibir las redes de complicidad, los enredos de la Migra y el crimen organizado, la impunidad que se gesta desde el seno de la instituciones para dejar el delito sin castigo.

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Pepe Yunes

Pepe Yunes y Javier Duarte: cada vez peor

A regañadientes, Pepe Yunes accedió a un diálogo que no buscó, que rehuyó y en el que no creyó. Se trataba de sacar a Veracruz del abismo financiero al que lo envió Javier Duarte. Trazó un plan, la reestructura de la deuda, el alargamiento de los plazos, la negociación de las tasas de interés. Y once días después todo se fue al diablo.
Hoy le agradece el gobernador de Veracruz su interés, que gestione y libere recursos, pero en el tema de la reestructuración de la deuda, mejor que no se meta.

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Héctor Yunes se cuelga hasta de Donald Trump

Si pudiera, Héctor Yunes Landa ya hubiera golpeado a Donald Trump. Lo hubiera sometido y pateado. O habría tomado un machete, como reza aquel episodio de ira psiquiátrica contra el periodista Jorge Ricárdez Manrique, y lo trajera a planazos, mentadas y amenazas.

Sólo que Trump no es Manrique. Tiene una fortuna multimillonaria —en dólares—, es el dueño del certamen Miss Universo, desarrolla un posicionamiento mediático produciendo sus propios programas en televisión y encabeza a los precandidatos republicanos que aspiran a la presidencia de Estados Unidos. Su candidatura es un sueño aunque lo mismo se expresaba de Ronald Reagan y llegó.

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Caso Rubén Espinosa: Javier Duarte bajo sospecha

A su familia, a sus amigos, a medios de prensa nacional e internacional, Rubén Espinosa les expresaba el acoso y las amenazas de Javier Duarte, el nivel de agresión, la intolerancia que intimida y que termina con la vida. Traslucía miedo. Huía del gobernador. Se había vuelto un “fotógrafo incómodo”.

Su muerte pone bajo sospecha al gobernador de Veracruz, por su vena fascista, por ser proclive a la represión, por el uso del aparato de poder para enfrentar a sus críticos, por la brutalidad policíaca contra los movimientos sociales.

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Javier Duarte y el crimen organizado, añeja complicidad

Funesto retrato, perfil de un cómplice. Es Javier Duarte inmóvil, tolerante, más que omiso, más que ajeno a la realidad. Calla y no actúa cuando la violencia devora a Veracruz, cuando el crimen de Rubén Espinosa le atrae el repudio, el juicio internacional.
Construye ese retrato su enemigo frontal, el cáustico Miguel Ángel Yunes Linares, cuyo conflicto viene por herencia fidelista. Lo describe solapador, implicado con la delincuencia, añeja la complicidad.

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