De milagro, Karlo Reyes no murió a golpes, o fue llevado con rumbo desconocido, o fue masacrado por la mano del crimen tolerado, solapado y auspiciado desde el seno del gobierno de Veracruz. De milagro vive. De milagro la cuenta. Es el enésimo periodista agredido hasta el límite en el régimen tiránico de Javier Duarte.
Karlo Reyes, fotorreportero de la agencia AVC y El Universal, se hallaba en las cercanías del palacio de gobierno, en Xalapa. Cubriría el Grito de Independencia y lo que pudiera ocurrir. Veía el andar de la gente. Observaba quiénes y cómo inundaban Plaza Lerdo o Plaza Regina Martínez, en lo que sería el penúltimo 15 de septiembre del gobernador.
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