Nada se sabe del periodista José Moisés Sánchez Cerezo. No se sabe si está vivo. O si lo ultimaron. Pero lo que sí se sabe es que por no arruinar la visita del Presidente Enrique Peña Nieto a Veracruz, se está ocultando la verdad.
Días aciagos, inciertos, los que viven los suyos, su familia y sus amigos, la gente que cree en él. Lo “levantaron” el viernes 2, a eso de las 7 de la noche. Allanaron su hogar, una humilde vivienda de El Tejar, municipio de Medellín de Bravo, que deja ver la pobreza en que vive, con paredes sin repellar y apenas lo indispensable.
Categoría: Informe Rojo
Javier Duarte: su infame concepto de periodista
Es infame el concepto de Javier Duarte sobre el gremio periodístico. Le son afines los aduladores que lo colman de frases dulces, halagos desmedidos y zalamería rebuscada porque de alguna manera han de justificar el pago de la factura, el viaje todo incluido, la beca en el extranjero.
Conforma ese ejército de lisonjeros el coro desafinado que sólo sirve al gobernador de Veracruz para estar ajeno a la realidad, y que nada dicen de la economía del desastre, la inseguridad sangrienta, el abandono social y el territorio en disputa entre los grupos del crimen organizado, que es ya parte del paisaje urbano jarocho.
Moisés Sánchez: el quinto periodista desaparecido en Veracruz
Como sea, al precio que sea, Javier Duarte está empeñado en que el levantón a José Moisés Sánchez Cerezo no entre a la estadística de violencia, persecución, hostigamiento y agresión contra periodistas. No lo quiere en su indigno récord.
Categoriza al director del semanario La Unión como un “taxista y activista vecinal”, un personaje que “tiene una página de Facebook” porque, dice el gobernador de Veracruz, no se le demerita pero “hay que decir las cosas como son”.
Héctor Yunes no traga a Javier Duarte
Héctor Yunes Landa sí anda a la greña con Javier Duarte. No lo dice y hasta lo niega. Refiere que su discrepancia es de concepto político, pero que ni se pelea con el presidente ni tampoco con el gobernador. Pero en los hechos, sí hay bronca, y grande.Se engalló desde antes que el gobernador de Veracruz impusiera la gubernatura de dos años, no sólo por el daño a la política social, a la inversión privada, a los programas y proyectos, y llegó a decir que la iniciativa de Javier Duarte no tendría su apoyo, incluso si contara “hipotéticamente” con el aval del Presidente Enrique Peña Nieto.
Javier Duarte: vocación para el engaño
Javier Duarte no es un tipo leal. No le interesa. Pudo hablar con la verdad. Pudo decir que el impuesto por tenencia vehicular no se elimina; que tendrá un subsidio; que le puso candados, y que no todos podrán acceder a él. Pero prefirió mentir. Tiene vocación para el engaño.
No eliminó el impuesto de tenencia vehicular; sólo lo subsidia, y además crea otros impuestos también relacionados con el uso de automóviles para compensar la baja de ingresos.
Yuribia: se quebraron los tatahuis
Alguien mareó a los ejidatarios que tomaron la presa Yuribia. Les hizo creer que el sabotaje es bueno. Les vendió la idea de que en la lucha social se vale todo. No les dijo que el sabotaje es un delito. No les dijo que enfrentarían denuncias penales. No les dijo que podían parar en la cárcel.
Lo vinieron a entender 24 días después, en sus manos la presa Yuribia que surte de agua a Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque, en ascuas medio millón de habitantes en la zona sur que no son culpables de su desgracia, trastocada su vida, la de los centros escolares, el área de salud y toda actividad.
Joaquín Caballero: informe y violencia
Montada sobre el legítimo derecho de la gente a disponer de agua, una asonada política estuvo a centímetros de dejar al alcalde Joaquín Caballero Rosiñol sin informe de gobierno, masacrado públicamente, el naufragio a la vista y su futuro en el infierno, atrapado por un episodio de violencia.
Ocurrió la tarde del viernes 26. Acudían al parque Independencia decenas de personas que protestaban por la falta de agua, inmerso Coatzacoalcos en los efectos del cierre de la presa Yuribia a manos de los ejidatarios de Tatahuicapan. Reclamaban, exigían, increpaban. Y tenían mucho de razón.
Maryjose Gamboa: la nueva amenaza
Maryjose Gamboa Torales es una periodista indomable, de una pieza, de juicios certeros, puntillosa, contundente en toda la extensión y con mucho, mucho valor. No la amedrenta nadie. No la doblega la cárcel. No la tuerce nada, ni la campaña sucia, ni las amenazas. Es una guerrera y logrará su libertad.
Lleva cinco meses en prisión. Es la presa política del gobernador Javier Duarte de Ochoa, como la define el periodista Aurelio Contreras. Ahí la tiene por el atropellamiento de José Luis Burela López, muerto en el accidente el 12 de julio cuando intentaba cruzar el bulevar Miguel Alemán, en Boca del Río, teniendo a unos metros el paso peatonal.
PRD: si no está muerto, lo parece
2007 fue el año de Fidel Herrera Beltrán. Le torció la mano a la democracia, cooptó a la oposición, inundó de despensas Veracruz, derrochó millones y más millones del erario público, compró a los pobres con unas migajas, hizo operar a la burocracia de alto nivel en zonas electorales y recuperó el Congreso estatal.
Fidel Herrera Beltrán se robó la elección y comenzó a disfrutar de la “plenitud del pinche poder”.
¿Dónde quedó el PRD?
Secuestrado por Nueva Izquierda —los Chuchos—, por Izquierda Democrática Nacional —los bejaranistas—, por Foro Nuevo Sol —los Amalios— y un cúmulo de tribus que no arreglan el escenario pero que son diestros para descomponerlo, que destruyen en vez de construir, el PRD en Veracruz terminó postrado ante el régimen de la fidelidad
Benita González: lo que usted diga, señor gobernador
No es que Benita González Morales sea mala. Es que es convenenciera, oportunista, vivilla, ventajosa, maniobrera y tendenciosa. Y fidelista y duartista. Por eso es la nueva presidenta de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas.
Su carrera puede marcarse en dos tiempos: cuando escribía para la opinión pública y cuando se entregó en brazos del poder.