Mussio Cárdenas Arellano

(alguien que estaba condenado a ser periodista)

Literalmente, Mussio Cárdenas Arellano nació dentro del periodismo. Olió la tinta, tocó el papel, sintió la noticia cuando aún tenía 4 años de edad. Entonces vendía la revista Momento, editada por su padre, el maestro de muchas generaciones, Mussio Cárdenas Cruz.

Iba de casa en casa, tocando a la puerta de los vecinos, con el Momento en las manos, una revista que combinaba el análisis político, el comentario profundo y la opinión crítica con la noticia, el reportaje y la entrevista, que hablaba por igual del crimen de John F. Kennedy; los abusos del cacique Amadeo González Caballero y su corte de entenados políticos; la belleza de Lorena Velázquez sin maquillaje y sin peinado, o las hazañas sobre el ring de Vicente Saldívar.

Mussio no sabía del contenido de cada ejemplar, ni le interesaba. Sólo le importaba su peso por revista que era como el domingo para sus dulces.

Corría el año 1963, en su natal Coatzacoalcos, un arenoso pueblo del sur de Veracruz que comenzaba a erigirse como la capital de la petroquímica de México.

Cinco años después, en 1968, ya como residente de la ciudad de Mexico, degustaba las charlas de café en la sala del abuelo, nutridas por los testimonios vivos de sus tíos Emilio, Francisco, ambos periodistas, y Paulino, quien entonces era manager de un grupo de música, Los Gatos Salvajes, que vivía y ensayaba en un departamento en los edificios de Tlatelolco, que relataban los sucesos del Movimiento Estudiantil, la causas que llevaron a los jóvenes a enfrentar a un gobierno intolerante y criminal, la represión diaria, las detenciones arbitrarias y finalmente la masacre del 2 de octubre.

Mussio supo de labios de su tío Emilio, entonces reportero de Novedades y Diario de la Tarde, cómo fue la embestida de los Halcones contra los estudiantes que marchaban el 10 de junio, en 1971, sobre las calles del DF, los muertos sobre el pavimento, los heridos refugiados en el hospital Rubén Leñero, la caza de sobrevivientes y cómo eran rematados por el grupo paramilitar. Fue una noche de horror en el que los periodistas eran golpeados, despojados de sus cámaras, amenazados, destruida toda la evidencia.

Sus períodos de vacaciones los vivía en casa de su tío Francisco, reportero de información política en Excélsior, corresponsable de la columna Frentes Políticos en el diario que dirigía Julio Scherer García. Supo de los alcances del poder, del echeverrismo; de Martínez Domínguez y sus Halcones, de López Portillo, entonces secretario de Hacienda; de Gustavo Carvajal y Porfirio Muñoz Ledo, que a la postre llegarían a dirigir al PRI; de los jóvenes priístas que algún día llegarían a ser dinosaurios, de Silvia Hernández, de Fidel Herrera, de José Murat.

Mussio quiso estudiar química sin imaginar que su regreso a Coatzacoalcos, tras 13 años en el DF, lo llevaría a su primer contacto en firme con el periodismo. En 1978, mientras estudiaba el propedéutico en la Universidad Veracruzana, se incorporó al proyecto de un semanario de corta existencia, Importante. Era corrector de textos y un improvisado fotógrafo, que su Olimpus de lente fijo, sin manejo de velocidad, sólo de diafragma, le permitió captar las primeras imágenes de aquel semanario. Ya no regresó a la universidad.

Un año más tarde, en 1979, su padre asumió la dirección del periódico Matutino, el segundo en sistema off-set en Coatzacoalcos. El primero había sido Notigráfico, también bajo a cargo de Mussio Cárdenas Cruz, pero en los años 60.

Asumió funciones de reportero, fotógrafo y finalmente coordinador de producción. Cubrió la agitada imposición de Juan Osorio López a la alcaldía de Coatzacoalcos, que sacudió al priísmo; reventó con una tormentosa entrevista la campaña adelantada de Manuel Carbonel de la Hoz al gobierno de Veracruz; persiguió a detalle el proyecto del Puerto Industrial del Ostión y su extinción por inviable, cuyo único efecto fue apropiarse de una gran extensión de tierras de Coatzacoalcos para conformar una reserva que Fidel Herrera entregó a particulares, supuestamente sus prestanombres.

Cuando su padre renunció a Matutino, Mussio Cárdenas Arellano pasó por las filas de Diario del Istmo, entonces bajo la dirección de su fundador, Rubén Pabello Acosta. Tras unos meses, sin encajar en el periodismo oficialista, renunció.

Director ejecutivo de Contacto

Fundó en 1981, junto con su padre, el semanario Contacto, en el que desarrolló su gusto por el reportaje y la entrevista. Hizo la disección de Pemex y su corrupción, el daño ambiental, un sinnúmero de accidentes por negligencia, flamazos y explosiciones, heridos y muertos, y la venta paulatina de las plantas peroquímicas al capital privado.

Documentó las andanzas de los líderes petroleros, las raterías de Joaquín Hernández Galicia, incluido el tráfico de petróleo a través de supuestos residuos –slop oil— que Pemex le vendía como desecho de la refinería de Salamanca para luego ser colocado en el mercado libre internacional.

Le dio voz a la disidencia, a Hebraicaz Vázquez, a los hermanos Salvador y Máximo Hernández Ayala, a todos aquellos que por su actitud crítica y por exigir que se transparentaran las cuentas del STPRM y las fortunas de los líderes, eran echados de Pemex, acosados, perseguidos y asesinados.

En Contacto, dio seguimiento al encarcelamiento de Héctor García Hernández, El Trampas, su vida sinuosa en Pemex, sus cuatro actas de nacimiento, sus ligas con Salvador Barragán Camacho, el lugarteniente de La Quina, sus nexos con Francisco Javier Chico Balderas, la acusación por abuso de confianza que El Trampas tradujo en una maniobra de Hernández Galicia para simular que combatía la corrupción al interior del sindicato y así ganarse al presidente Miguel de la Madrid.

Como a La Quina y sus cómplices, Mussio Cárdenas Arellano le siguió la pista a otros mentores de la corrupción sindicial: Chico Balderas, Sebastián Guzmán Cabrera, David Ramírez Cruz, Wilfrido Martínez, Felipe Balderas, Onésimo Ecobar Gómez, Roberto Ricárdez Orueta, unos caciques y otros benefactores de sus pueblos, pero todos al amparo del sindicalismo a la mexicana.

Le tocó reportear a Cuauhtémoc Cárdenas, la Corriente Democrática y su salida del PRI hasta conformar el Frente Democrático Nacional, ganar la elección presidencial y verse robado por el fraude que le permitió al salinismo adueñarse del poder hasta el día de hoy.

En Contacto dio cuenta de los procesos electorales, las imposiciones del PRI, los gobernadores alemanistas, Chirinos el salinista, las derrotas priístas amanos del Frente Democrático Nacional y luego del PRD; el surgimiento de una operadora política que le asestaría múltiples descalabros al tricolor: Gloria Rasgado, que le ganó una diputación federal y una diputación local y que fue la estratega en todos los triunfos del perredismo. A la postre, paulatinamente desmembrada, Gloria Rasgado terminó sirviendo a las causas sin nobleza, levantándole la mano a candidatos del PRI, a Javier Duarte, a Marcos Theurel, a Joaquín Caballero. Sólo le faltó a Mónica Robles, hija de sus enconados enemigos, José Pablo Robles y Roselia Brajas, dueños de Diario del Istmo y cabezas del Clan de la Succión, como los describió el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.

En el inter, participó en un Edición Enlace, un semanario de nota corta que tocaba lo que los periódicos de Coatzacoalcos no abordaban por sus nexos con el poder.

Fue director ejecutivo de la revista Contacto hasta 2005, cuando el asedio político y el boicot publicitario impidieron que la publicación siguiera circulando.

Más adelante echaría a andar otro proyecto: Diario 21, un periódico igualmente de corte crítico al que lo mató el cerco publicitario,

Corresponsal de Proceso

Mussio Cárdenas Arellano fue corresponsal de la revista Proceso, de 1983 a 1991. Destapó el escándalo de Premio Nacional de Periodismo en el renglón de cultura cuando los integrantes del suplemento El Istmo en la Cultura renunciaron en masa. El manipuleo del premio, la promoción escesiva y los autoelogios promovidos por el director del periódico Diario del istmo, José Pablo Robles Martínez, terminaron por provocar la dimisión de nueve de sus diez integrantes.

Para Proceso cubrió información sindical petrolera; la historia de los caciques, el relevo en la cúpula tras el quinazo del 10 de enero de 1989, la proyección y caída de Chico Balderas hasta su suicidio; el aniquilamiento del cacique de Orizaba, Toribio Gargallo Peralta, a manos de la policía de Dante Delgado Rannauro, entonces gobernador de Veracruz; el uso del magisterio en la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari; las historias del Trampas; el despojo de la petroquímica para ser entregada a los amigos del salinismo.

El Universal, Canal 13, IMER

También fue corresponsal de El Universal, de Canal 13, del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) y del Canal estatal 4 Más.

Publicó reportajes especiales en Milenio Veracruz, en el semanario Sin Límite y en Diario Presencia.

Fue comentarista de radio en el Sistema Informativo Notisur, en el sistema de televisión Cablemás, en Radio Fórmula, y la televisora local Olmeca TV.

Durante algunos meses publicó su columna Bitácora del Poder en el diario Liberal, del que había sido asesor del consejo de administración, en 2002.

Actualmente publica su columna política Informe Rojo en el diario Presencia del Sureste, la cual es reproducida en páginas electrónicas y medios impresos en diversas regiones de Veracruz, Puebla y Tamaulipas.

El 30 de agosto de 2009 recibió el Premio México de Periodismo, en el género de columna en medio impreso, por parte de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX).

En Contralínea, fue miembro de la corresponsalía que integraban Natalio Bernal Amador y Virginia Mejia Hernández. Sus reportajes desnudaban la corrupción del entonces alcalde de Coatzacoalcos, Iván hillman Chapoy; los cacicazgos rurales como el de Renato Tronco en Las Choapas, y las andanzas del favorito de la fidelidad, Roberto Chagra Nacif.

Junto con Roberto Morales Ayala, editor y director del diario Presencia, realizó análisis políticos televisivos en Zona Franca, un espacio en internet que hacía la disección de los temas de actualidad e interpretaba lo que se movía en su subsuelo de lo cotidiano.

En 2010, fundó otra revista de vida efimera: Semanario Contacto, que resumía las experiencias de otros años. Pudo circular unos meses, hasta concluir ese año. En 2011 inició la revista Informe Rojo que tuvo que hacer un compás de espera pero que sigue en proyecto.

Es director de los portales electrónicos informerojo.com y mussiocardenas.com, en los que le toma el pulso a los temas de actualidad y concentra análisis, artículos y columnas de los periodistas más influyentes y con mayor credibilidad de Veracruz.

Además, es comentarista político en el portal lagazeta.org, del periodista David Varona Fuentes, de la ciudad de Xalapa.