Amado Cruz Malpica y Tania Cruz Santos desafían a Rocío Nahle

Sigue el balconeo para su segunda reelección como diputada federal por Coatzacoalcos

A contrapelo de Rocío Nahle, Amado se la juega con Tania Cruz.

Por tercera ocasión la balconea, le da espacio en el rollo del gobierno itinerante, visitando colonias y fraccionamientos a los que mantiene en el olvido.

A Santa Martha llevó a la diputada federal por Coatzacoalcos y la tuvo a su lado en la reunión con jefes de manzana, aun sabiendo que la línea política de la precandidata de Morena al gobierno de Veracruz se inclina hacia el ex secretario del ayuntamiento, Miguel Pintos Guillén, el del acta falsa de cabildo, el de las trapacerías más burdas del gobierno municipal anterior, también morenista.

Amado Cruz Malpica es tozudo, necio, persistente. Hace tiempo que le ve la cara a Rocío Nahle y no se sonroja. Lo disfruta. Evidencia que la ruptura es real. Le dice que sí y de inmediato da marcha atrás. Son Caín y Abel, versión Morena.

Sus desplantes tienen razón de ser. Se supone que es la primera autoridad aunque sólo de membrete. Con su gente, con sus ediles, con sus funcionarios, con la tesorera municipal, Grace del Carmen Mendoza Chesty; el contralor, Mario Pintos Guillén, el director de Desarrollo Económico, Carlos Mendoza Chesty, hermano de la tesorera, el verdadero poder lo detenta Rocío Nahle. Y cada que puede se lo hace sentir a Amado.

Nahle solía llegar a Coatzacoalcos, armaba un cónclave y arremetía contra ediles y funcionarios. No les hablaba; les gritaba. Exigía, imponía. A quienes intentaban justificar la falta de resultados, tácitamente los echaba.

Y Amado ni las manos metía, ni la boca abría. Lo ninguneaba sin piedad. A la basura se le trata mejor. Así dividió al ayuntamiento: los seguidores de Rocío Nahle por un lado, incluyendo la mitad de los ediles, y por el otro los fieles a Amado.

Ya en la elección de agente municipal, en Villa Allende, la principal congregación de Coatzacoalcos, Caín y Abel se enfrentaron. Amado Cruz Malpica desoyó a Nahle. Apoyó a Alejandro Trujillo, cuya operación estuvo a cargo de priistas, y dejó en el camino a la candidata del clan Nahle-Peña, Yolanda Sagrero.

Y hoy, cuando les dictan la línea hacia Miguel Pintos, que es un rufián de marras pero apadrinado por Pepe Peña Peña, el marido de Rocío Nahle que tiene las manos metidas en el lodazal de ese monumento al despilfarro llamado refinería en Dos Bocas, Amado se sale del huacal.

Tania Cruz es presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, una plataforma para proyectarse en el plano nacional.

Comparada con Miguel Pintos, tiene mejor cartel. No acumula los negativos de Miguel Pintos. No se le tilda de violar la ley. No ha inventado un acta de cabildo para despojar al concesionario de dos canchas de futbol rápido en lo que hoy es el Parque Ambiental Miguel Hidalgo. No obligó a cremar un cuerpo durante la pandemia a contrapelo de los familiares. No tiene la sombra de Pepe Peña, el príncipe consorte de la zacatecana Rocío Nahle.

Y Amado aprovecha la coyuntura. Mueve a Tania Cruz. Le acerca reflectores. La tiene a su lado. Construye el camino para su segunda reelección como diputada federal.

Aunque Nahle se lo tenga que rascar.

 

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