Coatzacoalcos, Ver.- En medio de un zafarrancho, entre golpes y mentadas, fue desalojado el predio en que se construye el hotel Holiday Inn de Coatzacoalcos, a partir de una resolución judicial federal que ordenó la restitución de la posesión del terreno a su legítimo propietario, Joaquín González Menéndez.
Este viernes 6, a las 9 de la mañana, la agente tercera del Ministerio Público del Fuero Común, Karla Marina León Perdomo, procedió a ejecutar el acuerdo del juez Decimocuarto de Distrito, Pedro Antonio Rodríguez Díaz. Se hacía acompañar, esta vez sí, de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, Agencia Veracruzana de Investigación y Mando Único Policial, aunque en reducido número.
Una vez en el predio, notificó a Rodolfo Azuara Sánchez, representante de Hotelera Duport Ostión, responsable de la construcción del Holiday Inn, el contenido del acuerdo del juez y su inmediato desalojo.
En respuesta, Azuara Sánchez se negó a dejar el terreno de 2 hectáreas donde se halla la obra negra del hotel. De inmediato, la agente tercera del MP requirió la presencia de Seguridad Pública, cuyos elementos permanecían sobre la banqueta, a unos diez metros del lugar en que se desarrollaba la acción.
Los agentes se acercaron a la reja colocada a la entrada del predio, cerrada ésta con cadena y candado. Tras ella se hallaba un grupo de trabajadores y algunos, quienes a lo largo del violento episodio dialogaban con el representante de Hotelera Duport Ostión, incitaban a no dejar que accedieran los uniformados.
Uno de los policías estatales tomó la palabra. Explicó a los albañiles que el problema no era con ellos sino con la empresa hotelera. Los conminó dejar el lugar.
Ante la resistencia de los trabajadores, los policías abrieron por la fuerza la reja e iniciaron el desalojo, entre ellos los de quienes arengaban a impedir que la fuerza pública actuara.
Rodolfo Azuara persistía en su negativa a entregar el inmueble. Teléfono celular en mano, mantenía un diálogo constante, y volvía a incitar a los albañiles a entrar de nuevo al predio.
Mientras la fiscal Karla Marina León Perdomo realizaba un recorrido acompañada de peritos y agentes, a fin de confirmar no hubiera más albañiles y personal contratado por Holiday Inn, el representante de la empresa hotelera conminaba a los albañiles que laboran en la obra a enfrentar a la policía, a cambio de pagarles el doble de salario.
“¡Entren! ¡Muevan todo lo que tengan que mover y vamos para adentro! ¡Vámonos para adentro! ¡Para adentro! ¡No pasa nada! ¡Yo los voy a sacar a todos, yo los saco a todos. ¡Órale! ¡Órale!”, gritaba Azuara Sánchez.
Ese hecho ocasionó que la policía lo emplazara a retirarse. Sin embargo, insistía en no hacerlo. Entonces fue replegado. Se le colocaron esposas en ambas manos y fue subido a una de las patrullas, pero apenas se sentó sobre la batea, uno de los elementos de Seguridad Pública liberó sus manos.
No habían transcurrido unos cuantos minutos cuando Rodolfo Azuara ya había sido liberado por los elementos de Seguridad Pública que supuestamente lo alejaban del lugar. Regresó y orquestó otro ataque.
Para entonces, los elementos policíacos se retiraron del lugar y dejaron sola a la fiscal Karla Marina León Perdomo.
Faltaba media hora para concluir la diligencia. Aún no era retirada la maquinaria y los implementos de trabajo, pero Seguridad Pública ya no apareció. La fiscal, no menos sorprendida, consignaba el hecho en el acta judicial, suscrita por ella y el propietario del predio, Joaquín González Menéndez.
“Seguridad Pública ya se fue. Nadie les dijo que se podían ir. Están dejándonos aquí solos. Son nueve y media y la diligencia no ha terminado y Seguridad Pública ya se fue porque quisieron, ni siquiera me lo pidieron. Eso es desacato y se va a dar un informe para que los multen”, dijo la fiscal León Perdomo.
Ya sin elementos policíacos en el terreno, el representante de la hotelera, Rodolfo Azuara, reorganizó a su gente y los hizo avanzar hasta derribar la cerca de madera. De inmediato Joaquín González Menéndez, apoyado por el dueño de una de las fracciones del terreno, Enrique Orta Romero, expresó su indignación por la treta urdida por la Procuraduría de Justicia de Veracruz, que con su omisión propiciaba que Holiday Inn permaneciera de nuevo el predio.
El ambiente era de tensión. El posesionario del terreno exigía a Azuara que desalojara y éste respondía que no lo haría. Los reclamos eran enmarcados por gritos e insultos. Le recordaban que estaba violando la ley y pasando por encima de la orden del juez federal. Aún así, Azuara se negaba a desalojar.
“Hágale como quiera”, le dijo a bocajarro el representante de Holiday Inn a la fiscal León Perdomo.
“Por favor, licenciado”, le expresaba con gesto de fastidio la fiscal al ver que Rodolfo Azuara insistía en apoderarse del terreno pese a la orden del juez federal.
Una vez recabadas las firmas y sin elementos de Seguridad Pública que la protegieran, Karla Marina también se alejó del lugar, mientras comenzaba a gestarse una batalla campal.
La maniobra era evidente. Rodolfo Azuara esperó a que se realizara el trámite legal y tomó por la fuerza de nueva cuenta el predio. Sus trabajadores ingresaron y sentían controlada la situación. Los reclamos se multiplicaban y los allegados a Azuara tomaron palas y las alzaron en forma amenazante, tal como se aprecia en los videos captados por los camarógrafos de prensa.
Minutos después, otro contingente de trabajadores arribó al lugar y con palas, tablas y varillas arremetió contra los albañiles de la hotelera que se hallaban apostados en el terreno.
En la gresca, el grupo allegado a Azuara Sánchez sacó la peor parte. El mismo representante de Holiday Inn fue correteado, hostigado, golpeado en la pierna izquierda, y hasta perdió uno de los zapatos en la reyerta. En un momento, uno de los seguidores de Azuara tomó una varilla y golpeó a uno de sus adversarios, provocándole una herida en la frente.
Momento después, Rodolfo Azuara abandono el lugar, así como los albañiles habilitados como grupo de choque. De ahí se dirigió a la agencia del Ministerio Público del Fuero Común a interponer una denuncia por robo, lesiones y despojo.
El miércoles 27 de noviembre, cuando la agente tercera del MP intentó restituir la posesión del predio a Joaquín González, Rodolfo Azuara se negó categóricamente porque, decía, se carecía de seguridad pública. Ahora que la hubo, desafió a la autoridad.
Ese día, por la tarde, en conferencia de prensa se ufanó de que la construcción del hotel Holiday Inn no pararía, así lo ordenara el juez federal o quien fuera.
Pero esta vez, el representante de la constructora MC Cimentaciones, S.A. de C.V., Antonio Morales Armas, tuvo que admitir que los trabajos de construcción han quedado suspendidos.
Azuara incurrió en desacato al acuerdo de un juez federal, resistencia de particulares a la autoridad y lesiones, aunque acudió al MP a victimizarse y denunciar a los dueños del predio.
Ese terreno, ubicado sobre el malecón costero, indebidamente lo vendió a Holiday Inn el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán, a razón de 3 millones de pesos cuando el valor de ese terreno es de 80 millones de pesos. Cuando concretó la operación el predio estaba en litigio, pero de eso no dijo nada a la hotelera.
La escritura que ostenta el gobierno de Veracruz, con la cual INVIVIENDA concretó la operación con Hotelera Duport Ostión, parte de una expropiación de tierras para el frustrado proyecto del Puerto Industrial del Ostión. Al no realizarse, las tierras no fueron devueltas y así se constituyó la reserva territorial de Coatzacoalcos, pero el polígono fue alterado y el gobierno de Veracruz dispuso de 6 millones de metros cuadrados de manera indebida.
En cambio, la escritura de Joaquín González Menéndez procede del título de la Sucesión Bringas, con la que incluso el propio gobierno de Veracruz ha realizado operaciones y asignaciones de tierra y legalización de colonias.