* No acudió la gobernadora a la tierra que la vio nacer políticamente
* No hubo representante de alto nivel del Poder Judicial de Veracruz
MUSSIO CÁRDENAS
El frío gélido no es del invierno. Es el frío político de Amado Cruz Malpica que arrecia a medida que avanza el gobierno de su ex amiga, Rocío Nahle García.
A su Tercer Informe no acude la gobernadora de Veracruz, ni envía representante personal.
No acude Margarita Santopietro Peralta, secretaria de Desarrollo Social.
Ni un representante de alto nivel del Poder Judicial de Veracruz.
Ni los compadres-contratistas de la zacatecana que gobierna Veracruz, los Quintanilla para los que Norma Rocío reserva proyectos de élite, con su nombre o vía prestanombre, u otros “inversionistas” con empresas reales o fantasma, de vieja o nueva creación, con registro del SAT fuera de la entidad.
Y Amado Cruz Malpica, que le abre los oídos a cualquiera, y más al ex presidente municipal, Joaquín Caballero Rosiñol, atiende la sugerencia de extenderle la invitación a otros ediles de la región con el señuelo de que sería acompañado por la gobernadora Rocío Nahle. Una mentira vil.
Ese día –diciembre 5, 2024– llegaron alcaldes de Morena y de la oposición, desde la de Minatitlán, Carmen Medel Palma, hasta la de Las Choapas, Mariela Hernández, pasando por la de Nanchital, Esmeralda Mora. Pero de Nahle ni sus luces.
El desaire es total. Amado Cruz no tuvo a su lado a Rocío Nahle en Coatzacoalcos, la tierra que la adoptó, cuna política, no cuna real de la oriunda de Río Grande, Zacatecas, aquella que fue un fiasco en sus días en el perredismo y que despuntó con Morena cuando supo que para encumbrarse en el equipo de Andrés Manuel López Obrador había que dominar la recaudación en campaña.
El vacío de Nahle a Amado Cruz es el inicio del cobro de facturas políticas, el ajuste de cuentas, la revisión de cifras, los dineros invertidos, las obras infladas, los negocios al amparo de la alcaldía y hasta los placeres y los gastos personales pagados con recursos públicos (la cirugía y tratamiento de rodilla de la primera dama de Coatzacoalcos, doña Esther Mortera Zetina).
Por eso y por más, en el Tercer Informe la gobernadora no se paró.
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