Ofreció a perredistas armar la estructura electoral, le llegaron a cobrar, les dio largas y terminaron por constituir el “El Club de los Apestados del PRI”
Así como anda, el PRI irá solo a la elección. Fuera de Octavio Sen, su líder en Coatzacoalcos, la militancia no se ve.
Y no se ve porque unos ya partieron hacia Morena y otros, los fieles, no ven que se cumplan los compromisos.
Sen trabó acuerdos una vez que llegó al comité municipal del PRI, apenas librado el escollo que le presentó Sheyla Jara, la joven priista que ha forjado su nombre con trabajo y exposición de imagen en redes sociales, aunque en su intento de contender por la presidencia del tricolor vio apuntalada por operadores que antes militaron en el PRI y que hoy habitan cerca del bolsillo de Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso y ex aliado número uno de la precandidata de Morena al gobierno de Veracruz, Norma Rocío Nahle García.
Sen, que políticamente no tiene nada, tendió puentes con perredistas para ir armando estructuras electorales. Escuchó propuestas. Cedió espacios. Impulsó a quienes habrían de cuidar la elección 2024. Algunos de esos acuerdos los cerró con Roberto García Alonso representante del PRD ante los órganos electorales.
Tan flaca está la caballada obrera, la que le allega su mentor, Carlos Manuel Vasconcelos Guevara, líder de la CTM y dos veces fallido candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos, que Sen había hecho algo sensato. Se apoyó en operadores con experiencia, así provengan de fuerzas ajenas al PRI.
Iba bien hasta que los compromisos se quebraron. No cumplió con la promesa de apoyo. No pagó a quienes contrató para armar la estructura electoral. Y así, en cosa de horas, la luna de miel se volvió de hiel.
Una reunión de amigos, celebrada a mediados de diciembre, congregó a los olvidados de Octavio Sen. Les llaman los “apestados del PRI”. Eran los que un día creyeron en las promesas de Sen y hoy son mal vistos en la sede del tricolor, los que decidieron irse antes que seguir escuchando mentiras y pretextos.
Al equipo de los “apestados del PRI” se agregan otros que aplicaron la de Cortés. Quemaron las naves y migraron hacia Morena donde les ofrecen una que otra migaja para matarles el hambre de poder. Y otros más que no renuncian a su militancia priista pero en los hechos son más chairos que Noroña, Sheinbaum, Cuitláhuac y hasta los hijos de López Obrador.
Así, el 2 de junio, día de la madre de todas las elecciones, Octavio Sen va a estar más solo que un náufrago a medio océano.