Si Nahle se amarró con los Yunes guindas, los del Estero, políticamente hizo lo que nadie había logrado, domarlos. Y ya sin enemigo de peso en el PAN, se enfila hacia la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz
Lo único que podría descarrilar a Rocío Nahle es Dos Bocas, la refinería Olmeca que debe comenzar a producir en menos de dos semanas, como ofreció López Obrador y que se duda que así ocurra.
¿Qué llevó a José Pablo Robles, jefe del Clan de la Succión, dueño de Diario del Istmo, Imagen de Veracruz e Imagen del Golfo, su consorcio patito que ya no influye en nadie, a armar un chismerío contra quien suponían sería su palanca para atesorar más poder? Un chismerío por un presunto pacto entre la secretaria de Energía y los Yunes panistas, que le allanaría el camino al gobierno estatal.
Si Nahle se amarró con los Yunes guindas, los del Estero, políticamente hizo lo que nadie había logrado, domarlos. Y ya sin enemigo de peso en el PAN, se enfila hacia la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz.
No necesitó de Robles y los succionadores para sacar del camino a sus enemigos jurados. Ni lo peló.
Y ya rebasado, a José Pablo no le quedó más soltar el chisme y ponerse a rebuznar.
Lo que sí queda claro es que entre Robles y Nahle hay punto de fricción.
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