Puntillosa, perspicaz, contundente, Claudia Guerrero ha encarado al porro-gobernador, exhibiendo corruptelas, abuso de autoridad, la proclividad al robo o la simulación para violar la ley. Y en respuesta, Cuitláhuac la quiere en prisión.
Ha documentado el saqueo al gobierno de Veracruz, la red de empresas fantasma, los rostros de los delincuentes, las uñas de los amigos o peones de Cuitláhuac García Jiménez y cómo ha sido el modus operandi para el trasiego de los dineros del pueblo a las cuentas de los rufianes.
Sus manos han tejido frases e historias que describen la tragedia de Veracruz, el gobierno de un inútil con ínfulas de bufón, el poder delegado a un primo gángster, Eleazar Guerrero Pérez, colocado estratégicamente en la Subsecretaría de Finanzas y Administración, por donde corre el dinero, se dispensan pagos, fluyen los millones que saldan contratos por obras y servicios asignados sin licitación.
Y ha retratado, desollado, evidenciado a decenas de malvivientes que usan el poder para saciar el ego enfermizo, el asedio y el acoso, el ataque y el hostigamiento sexual, solapado desde la silla en que se apoltrona Cuitláhuac, operado desde el santuario del mal, la Secretaría de Gobierno, donde repta Bola 8, alias Eric Cisneros Burgos.
Y así, centenares de historias de corrupción, abuso y horror, compendiadas en las entregas de Entre lo Utópico y lo Verdadero, la columna que confecciona a diario —a veces dos por día— Claudia Guerrero Martínez, directora del portal Periódico Veraz.
Si algo distingue a Claudia Guerrero es su tenacidad y su honestidad. No se deja encantar. No sucumbe al halago. No la quiebran los embates. No le baja un gramo a su crítica así haya pasado por la angustia del levantón a su hijo, al que tuvo que enviar fuera de México, o los embates cobardes de pseudoperiodistas de baja calaña y de a tanto la línea que, ladren lo que ladren, no han logrado demeritar el trabajo contundente, sustentado en fuentes acreditadas y documentos explosivos con que la columnista sacude a la opinión pública.
No hay mañana que Claudia Guerrero no le agrie el desayuno al gobernador. Y que exhiba los negocios y las raterías de la pandilla morenista en el poder.
Y por eso el rufián la quiere en prisión.
Un citatorio de la Fiscalía del Estado de Veracruz llegó a sus manos, el jueves 15. Se le conmina a comparecer. No le dicen más. Claudia Guerrero ha expuesto que es una trama relacionada con el caso de la jueza Angélica Sánchez Hernández, dos veces aprehendida por haber acatado el amparo otorgado por la justicia federal a Itiel “N”, acusado del crimen del líder agrario, Juan Carlos Molina Palacios, ex diputado local y ex líder del sector campesino del PRI en Veracruz.
La autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero ha expresado que el citatorio deriva de publicaciones relacionadas con ese caso, la aprehensión de Itiel “N”, las aseveraciones que realizó y que buena parte de la prensa veracruzana compartió.
A Itiel “N” se asignó el alias de “Compa Playa”, pero Claudia Guerrero sostiene que existe un usuario de redes sociales que usa el mismo apelativo y mantiene actividad digital constante sin que la Fiscalía haya ejercido acción legal alguna.
Claudia Guerrero describe su caso en la columna de este lunes 19. En el citatorio se le da “calidad de investigada” en una carpeta que data de 2022.
“Y lógico —agrega—, ante una enorme fabricación de imputaciones a políticos opositores e imaginarios enemigos del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, se desprende la certeza de que este citatorio violentará nuestra actividad periodística y además, se desconfía en las instituciones que imparten justicia e investigaciones ministeriales para ser usadas en intereses mezquinos, censura, intimidación y callar a periodistas críticos en Veracruz”.
Luego apunta:
“La fiscal general de Veracruz, Verónica Hernández Giadans, y su directora de Investigaciones Ministeriales, Marcela Aguilera Landeta, han emprendido una cacería de brujas, para callar nuestras entregas y la información que hemos publicado haciendo valer nuestro derecho a la Libertad de Prensa y cuidar nuestras fuentes.
“Importante que en Veracruz, el gobierno de Cuitláhuac García pretende callar a periodistas, abriéndoles carpetas de investigación y señalamientos infundados, en una franca revancha política y mostrar al gremio periodístico estatal lo que les puede pasar a todos aquellos que critiquen o publiquen la larga lista de actos de corrupción, violación a los derechos humanos y desvíos de recursos que se realizan en esta administración morenista”.
A Fidel Herrera y Javier Duarte les aguantó todo. Por ejemplo, los embates de César del Ángel y sus 400 Pueblos, un show nudista deplorable en el que hasta las ancianas eran mostradas sin ropa y por lo menos una menor de edad fue forzada a exhibir los pechos frente a palacio de gobierno, en Xalapa.
César del Ángel envió a sus huestes a lapidar la casa de Claudia Guerrero con piedras y con huevo, y a cercar la calle impidiéndole entrar a su hogar. A unos metros podía observarse una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz que solapó la agresión.
Durante años, ha sido objeto de ataques en redes sociales, difamación, insultos, acusaciones del peor nivel. Y Claudia no se quebró.
Un grupo de policías detuvo a su hijo, un joven profesionista de excelente conducta, y por horas lo mantuvieron en su poder. Mientras, Claudia vivía lo que sólo una madre puede sentir. Al final, su hijo regresó a casa. Poco después, salió del país. Y Claudia, como su apellido, continuó siendo una guerrera.
Fidel Herrera, quien era mil veces más político y con más poder que Cuitláhuac, no pudo con Claudia Guerrero.
Javier Duarte, que usaba el poder para embestir y perseguir a los periodistas —caso Manrique, caso Carlos Jesús Rodríguez—, desistió cuando vio que Claudia Guerrero no se dejaba amedrentar.
Miguel Ángel Yunes Linares, con quien tuvo un desencuentro por las críticas de la periodista al ex secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, terminó alejado.
Hoy, Fidel Herrera está en su casa, enfermo, olvidado. Y Claudia Guerrero, escribiendo Entre lo Utópico y lo Verdadero.
Hoy, Javier Duarte purga una condena en el Reclusorio Norte por el saqueo a Veracruz. Y Claudia Guerrero ejerciendo su derecho a la libertad de expresión.
Hoy, Miguel Ángel Yunes Linares se halla alejado de la política, a veces en Boca del Río, a veces en Miami o Nueva York. Y Claudia Guerrero sin bajarle a su demoledora crítica.
Dice algo cierto en su columna: “La orden es ‘chingarse a la periodista, que tanta lata ha dado’, como si la mensajera tuviese la culpa de este gobierno enfermo, podrido y sin rumbo, envuelto en escándalos de corrupción y violación a los derechos políticos y humanos de muchos presos políticos, como el lamentable caso de la jueza Angélica Sánchez. Fuentes confiables aseguran que la FGE pretende involucrarnos en el tema de Itiel Palacios y la jueza Angélica Sánchez, sobre el asesinato del diputado local Juan Carlos Molina Palacios’ ”.
Cuitláhuac García no es de izquierda, ni es demócrata, ni tiene dos neuronas útiles. Es un sátrapa con poder. Y mal emplea ese poder.
Es una vergüenza para los que creyeron en el proyecto de izquierda que su gobernador use el aparato policíaco y el aparato de justicia para reprimir a sus enemigos, inventarles delitos, retenerlos en prisión llenándolos de cargos, negarse a acatar amparos, violar y violar y violar la ley. Eso sólo lo hacen dos tipos de gente: los tiranos y los enfermos mentales.
Claudia Guerrero hace periodismo. Sólo eso. Si Cuitláhuac García se atreve a llevarla a prisión, detonará un misil que impactará el proceso electoral de 2024. Morena terminará en el cesto de la basura.
Baste ver los epítetos que se ha ganado Cuitláhuac García en la prensa nacional con el encarcelamiento de la jueza Angélica Sánchez Hernández: gobernador faccioso, tirano, pedestre, abominable, cabeza de una banda criminal interinstitucional, inquisitorial y fascista.
Que voltee al espejo. Cuitláhuac no verá su reflejo. Verá la imagen de Javier Duarte tras las rejas. Estará viendo su futuro.
Y Claudia Guerrero, como toda la prensa libre, seguirá criticando al poder.
Archivo muerto
Ebrard quería a Andy López Beltrán como vicepresidente y Andy dijo que no. Más servil que Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López o Ricardo Monreal, el ex canciller Marcelo Ebrard Casaubón sacudió el ego de López Obrador. A su hijo, Andrés Manuel López Beltrán, lo haría secretario de la Transformación y, en los hechos, el número 2 en el próximo gobierno. Servil, sí, pero fue un golpe de audacia que no se le ocurrió a ninguno de sus contrincantes, las paniaguadas corcholatas de la sucesión. Implícitamente, Ebrard dibujó en unos trazos cómo sería el maximato: él en la Presidencia; Andrés Manuel López Beltrán convertido en secretario de la Transformación y el Peje en Palenque, en el rancho La Chingada, ejerciendo el poder transexenal. Su propuesta robó la atención del primer día de la campaña anticipada de las corcholatas del obradorismo, este lunes 19, pero por la noche el hijo más político de AMLO rechazó la oferta. Marcelo Ebrard dejó helada a Claudia Sheinbaum, quien aún seguía disfrutando tener el bastón de mando recibido de manos de mujeres indígenas de Xochimilco. Ella con su bastón y Ebrard concentrando la atención de la opinión pública nacional. Y a las otras corcholatas ni quien los volteara a ver. De servil, entreguista, agachón, no bajaban al ex canciller, pero el impacto fue brutal. Y sobre el presidente caía una tormenta: hipócrita, falsario, ya olvidó cuánto denostó el nepotismo, las familias que se heredan el poder, las monarquías políticas, como si en Morena no hicieran lo mismo que el PRIAN. Fue un golpe estratégico. Ebrard tomó la delantera en el show de la sucesión aunque Andy, el de la red de contratos millonarios para los amigos, al final haya declinado la posibilidad de convertirse en el vicepresidente de facto del gobierno federal, en octubre de 2024… Otra con dotes de servil es Luisa María Alcalde Luján, nueva secretaria de Gobernación. Sustituye a Adán Augusto López Hernández y deja en el camino a Alejandro Encinas Rodríguez, quien por segunda ocasión se queda con las ganas de ascender en el escalafón. Si alguien conoce de amarres políticos, de sensibilidad para atenuar conflictos, de tejer fino, es Encinas, pero el mesiánico no lo quiere en el primer nivel. Olga Sánchez Cordero dejó la Segob porque la señora sólo sabe ser ministra en retiro, con un salario que no lo tiene ni López Obrador, y Encinas no la reemplazó. Vio llegar a Adán Augusto López Hernández y AMLO lo mantuvo en la Subsecretaría de Derechos Humanos. Se fue Adán Augusto a la farsa de la elección interna de Morena para elegir al coordinador de los Comités por la Defensa de la 4T, o sea al candidato presidencial, y tampoco ascendió a la Secretaría de Gobernación. Una joven sin perfil para el cargo, Luisa María Alcalde Luján lo rebasa. Llega precedida de malas notas: complicidad con la mafia de Carlos Romero Deschamps y el simulado proceso democrático al interior del sindicato petrolero que dejó todo igual, intacta e impune la pandilla del cacique sindical y disfrutando lo robado a lo largo de 30 años en el poder; complicidad con Napoleón Gómez Urrutia, líder del sindicato minero sin haber trabajado en la industria minera, heredando el cargo del padre, Napoleón Gómez Sada, y que suele resolver sus conflictos embistiendo a la disidencia, persiguiéndola, marginándola y solapando a los empresarios de la minería que trastocan y violan los derechos de los trabajadores. Sin experiencia ni fogueo en temas de política interior, de relaciones tirantes con gobiernos estatales de oposición, de confrontación con partidos políticos, hacia una elección presidencial donde se fue a pique el Plan B con el que el mesiánico pretendía manipular el proceso electoral 2024, Luisa María Alcalde Luján arriba a Gobernación… Emmanuel Peña Sánchez volverá a ser figura clave en la elección de 2024. No será candidato pero sí un activo de Morena, como antes lo fue del PRI. Emmanuel Peña no aspira a cargo alguno, pero sí a los beneficios de poder. No hay administración municipal y federal en que la empresa Copesa no detente contratos millonarios. Y ahora más por seguir en el ánimo de Norma Rocío Nahle García, la secretaria de Energía que no da una con la refinería de Dos Bocas, pero que es única en la recolección, con sobres amarillos o sin ellos, lo que le asegura su permanencia en el círculo de poder de Andrés Manuel. La colecta, como se ve, ya comenzó… Barbies en Desarrollo Urbano. Llegan a realizar el servicio social y al poco tiempo ya son las mandonas del lugar. Ivonne, Wendy y Yared, entre otras, tienen más poder que el titular del área, don Gilberto Velásquez, quien pasa más tiempo en Xalapa que en Coatzacoalcos con su familia; o sea, disfruta su beca mientras las Barbies se comen completo el pastel. Ya sólo falta que alguien pase corriente a las esposas de Eliezer y Nizi y vean en qué pierden el tiempo sus consortes y aquello será como para serie de Netflix…
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