Una delincuente electoral ha llegado al poder. Es Delfina Gómez, así definida por la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que la halló corresponsable de retenerle ilegalmente el 10 por ciento del salario de los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco y entregarlo a Morena.
La lección del Estado de México es reveladora: la alianza de oposición naufraga; Alito Moreno y Marko Cortés son un lastre, pero sus militancias se lo permiten; pretenden ser opción para el electorado sin tomar en cuenta la fuerza de la sociedad.
Vieron el poder de convocatoria de la sociedad en defensa del INE y persisten en que sean las mafias priistas y panistas las que impongan al candidato y que la sociedad lo tenga que aceptar.
Sin el voto del pueblo, Va por México no existe; no suma; no es confiable; no es una alternativa para la sociedad.
Sin el voto del pueblo, la oposición perderá en 2024.
Sin trabar una alianza con la sociedad, Va por México seguirá viendo el avance de Morena y la cristalización del sueño de López Obrador: ejercer el poder a través de Claudia Sheinbaum. El maximato, pues.
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