Juan Javier Gómez Cazarín lleva lo malandro dentro y lo priista en el ADN. Un par de fotografías lo delata. Camina cerca del sátrapa Javier Duarte de Ochoa, entonces gobernador de Veracruz, entre los repollos que suelen circundar a los hombres de poder.
Gómez Cazarín, hoy líder de la fracción morenista en el Congreso de Veracruz, se nutre del priismo de Coatzacoalcos, el marcelismo que gobernó sin freno ni cortapisas, sin límite a su ambición, el tercer municipio del estado.
A uno de ellos, compañero de correrías, Enrique Navarro Padilla, alias “El Tortas”, lo hizo director de Recursos Materiales del Congreso, y no tardó en llegar al cargo cuando su nombre ya generaba escándalo por citársele en una red de empresas fantasma, metido hasta el cuello en los negocios chuecos y tráfico de influencias de Gómez Cazarín.
Y con ellos, un tipo del que no se habla pero que es clave: Carlos López Pérez, chofer del “Tortas” Navarro, también del clan de la Volkswagen de Coatzacoalcos.
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