Mano cálida, tersa, de Rocío Nahle sobre la piel de Eusebia Cortés, la favorita del reino. Una de pie, la secretaria de Energía, y la otra, sentada. Es el cariño y el poder. Y la complicidad a la diputada local por Coatzacoalcos que arrastra un pesado bagage de acusaciones, denuncias, escándalo, arbitrariedad y traición.
Hermoso cariño que le vela la razón a la matriarca Nahle, cuya pupila desaira la ley, las normas, los lineamientos, el mínimo rasgo de mesura en sus andanzas como figura pública.
Eusebia hace y deshace. Profiere balandronadas y bravatas, el jugo de sus entrañas, las arengas, la descalificación, el insulto, el agravio, el abuso. Y Nahle se regodea.
Ya es diputada local. Allá, en gayola, menuda como es, su curul en la última fila del salón de plenos, apenas se ve. Allá donde se hacen las leyes, o se perfeccionan, o se echan a perder, o se crean mamotretos que son objeto de impugnación y rebotan en la Suprema Corte de la Nación, Eusebia seguramente dará cátedra de su sólida preparación.
Ya es diputada y se siente a sus anchas. Desde el palomar del Congreso dictará un concierto de técnica legislativa, de argumentación, tejiendo palabras, frases épicas, el pensamiento filosófico de la estrambótica activista, la profunda visión del Veracruz social. De la garnacha al parlamento.
La diputada “Cheva” va a transformar el entorno. Va por leyes justas… para Morena. Va por presupuestos justos… en los enclaves de Morena. Va por endurecerle el marco legal… a los enemigos de Morena. De la garnacha al parlamento.
Rocío Nahle vive, pues, un éxtasis. El mayor de sus cariños ya despacha en el Congreso aunque sea en gayola. Eusebia le fue útil. Eusebia le fue servicial. Eusebia se le metió en el ánimo y en el corazón. Y la secretaria le puso toda la energía, el ascendiente, la influencia, los alardes de hablarse de tú con Andrés Manuel, hasta treparla al poder. De la garnacha al parlamento.
La mano tersa de Nahle se posa en la piel de Eusebia y lo difunde en Facebook. Aquella foto es para disipar dudas. El cariño dice más que mil palabras.
Una sonríe; la otra también. Sonríen ellas y sonríen los otros miembros del clan: Amado Cruz Malpica, alcalde electo de Coatzacoalcos; Esmeralda Mora, comadre de Nahle y futura edil de Nanchital, que presidió el Instituto Municipal de la Mujer de Coatzacoalcos violando la ley, y con tal investidura agraviando a Eva Cadena Sandoval, la ex morenista de los viudeos que acusó a Rocío Nahle de ser la recaudadora de López Obrador, y Sergio Guzmán Ricárdez, diputado electo por el distrito XXX, el del primo de conducta delincuencial, decapitado por el crimen organizado.
Sonríen Víctor Manuel Carranza Rosaldo, alcalde saliente de Coatzacoalcos, una nulidad política, un abusivo político, un engreído con traumas egocéntricos que se regodea en el autoelogio y no mide el tamaño del estancamiento en que sumió al municipio; Tania Cruz Santos, diputada federal por Coatzacoalcos, reelecta, la del hermano que enfrentó una denuncia por pederastia, y Esteban Bautista Hernández, diputado federal por el distrito Cosoleacaque.
Sonríe, faltaba más, Juan Javier Gómez Cazarín, el troglodita que lidera a Morena en el Congreso de Veracruz, que repite en el cargo en la Presidencia de la Junta de Coordinación Política, manchado —como es su norma de conducta— por un caudal de atropellos a la ley y el uso desenfrenado del poder que le da ser la mano cómplice del gobernador Cuitláhuac García.
El mensaje de Nahle no está en las sonrisas, ni en la idea de grupo, todos compactos en torno a su jefa, apoyando la fallida reforma eléctrica del presidente López Obrador. El mensaje es la mano tersa de Rocío Nahle sobre la diputada Eusebia Cortés, el cariño que le nubla la razón.
Es la última gráfica antes de alcanzar la gloria. Se difunde en Día de Muertos. Horas después, el Congreso se viste de luces. El 5 de noviembre Eusebia I es coronada.
Pero Nahle va más allá sin ver lo que hay en Eusebia. El afecto se traduce en complicidad. Y en silencio, empoderando a quien es proclive a violar la ley, a barrer a quien sea, mordiendo la mano del amo, traicionando y usando recursos federales con fines electorales.
La lealtad de Eusebia Cortés tiene sus “asegunes”. Un reporte circulado entre la militancia morenista dio cuenta de traición a Rocío Nahle. Se trata del robo de mil 800 despensas destinadas a los damnificados de Tabasco por las inundaciones provocadas por el desfogue de la presa Peñitas, enviadas por la Secretaría de Energía del gobierno federal, pero camuflada con leyendas de solidaridad de la empresa ICA Fluor y logos de Sener, Pemex y PTI. De las unidades de transporte, una fue desviada a Coatzacoalcos y su contenido, saqueado.
Se le movió a una bodega ubicada sobre la avenida Lerdo, en la colonia María de la Piedad. La ayuda, según un documento, fotografías, un texto redactado a mano y un video, se la quedó la hoy diputada Eusebia Cortés. Y la usó en una campaña adelantada.
Hay dos hechos graves: el peculado perpetrado por Rocío Nahle al usar fondos de la Secretaría de Energía para la adquisición de despensas y enmascararlas como aportación de ICA Fluor, la empresa que construye la refinería de Dos Bocas, y el uso electoral que su pupila, Eusebia Cortés, le dio a esos y otros recursos.
El texto es demoledor:
“La señora Eusebia Cortés está haciendo campaña con recursos federales ya que interceptó 1,800 despensas que eran destinadas a nuestros hermanos de Tabasco y las tiene en una bodega junto con toneladas de pintura.
“Esta bodega se encuentra ubicada en Lerdo de Tejada 1,314, entre Mariano Matamoros y Melchor Ocampo.
“Yo como personal que laboro con ella y mis compañeros nos tiene amenazados que si decimos algo nos dan de baja y perdemos todo y que si seguimos su línea nos irá bien ahora y en la administración que viene”.
Y detallan pormenores sobre el robo de las despensas de Rocío Nahle:
“Eusebia Cortés, regidora 2 de Coatzacoalcos, nos hizo descargar un camión con 1,800 despensas, las cuales tenían pegado un papel que decía: ‘Nos solidarizamos con la población de Tabasco que resultó afectada por las lluvias’ ”.
Y acotaba:
“No se vale que esta señora se aproveche de la desgracia de otros para hacer campaña.
“Aparte nos hace repartir las despensas a un grupo selecto de personas mediante una lista”.
El texto está acompañado con fotografías del interior de la bodega. En ella se observan las despensas, algunas en bolsas de plástico transparente y otras en bolsas color naranja.
Se observan decenas de cajas de cartón con víveres. En otra fotografía aparecen centenares de cubetas blancas de pintura. Otra imagen es la del texto con la leyenda de solidaridad a los damnificados, presuntamente suscrito por ICA Fluor Refinería Dos Bocas; en la parte superior aparece los logos de Sener, Pemex y PTI.
Una fotografía contiene la imagen de la fachada de la bodega. Una más registra las hojas media carta con el mensaje de texto.
El reporte es claro. Eusebia Cortés realizó campaña con tretas, con recursos federales robados a Sener. Otras “ayudas” ya se hallaban en el interior de la bodega. Y el testimonio sostiene que sus empleados entregaban los apoyos bajo amenaza de perder su trabajo.
Muy cálida la mano de Rocío Nahle sobre la piel de la diputada Eusebia Cortés, sin advertir que le había robado las despensas para los damnificados de Tabasco. ¿O lo supo y la encubrió?
Nahle y Eusebia son almas gemelas. Se les da el mito y el mitote, el cuento y la estridencia, la doble cara y el engaño, la traición y el perdón.
Hay cariño, pues. Hay complicidad.
Archivo muerto
Lozoya no va a la cárcel por ser inmensamente corrupto sino por dejar en ridículo a López Obrador. Va a la cárcel por desnudar la trama Odebrecht-Andrés Manuel. Va la cárcel por estropear el burlesque anticorrupción. Va a la cárcel por servirse de su condición de testigo colaborador, acogido al criterio de oportunidad, y exhibirse como un corrupto al servicio de Andrés Manuel que gozó de impunidad en restaurantes de lujo hasta que se le descubrió. Lozoya va a la cárcel por prestarse a acusar y no aportar las pruebas que acreditarían que los sobornos de Odebrecht alcanzaron, como todo indica, a Enrique Peña Nieto y su clan. Va a la cárcel por trabar un pacto de impunidad y no cuidar sus pasos, ser pillado en el Hunan, mostrar que López Obrador lo usó para armar el único caso sólido contra el PRIAN y por un desliz, por degustar un Pato Pekin, ridiculizó al presidente y a la Fiscalía General de la República. Emilio Lozoya fue útil mientras admitía haber sido el receptor del soborno de 10 millones de dólares de la empresa brasileña Odebrecht y luego el dispersor entre el círculo de Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y legisladores del PRIAN para la aprobación de la reforma energética. Lozoya es uno de los pivotes de la corrupción del PRIAN y se dedicó a soltar nombres, historias. Entonces era cuate, un corrupto útil. A cambio, se le extraditó de España, llegó a México, fingió una enfermedad que lo mantuvo en un hospital y luego se trasladó a su hogar. Nunca pisó la cárcel. Lozoya era feliz acusando sin exhibirle pruebas al juez y López Obrador más feliz con una cruzada anticorrupción de saliva y de papel. Pero cuando el ridículo fue total, tras la difusión de las fotografías en el exclusivo restaurant Hunan, el presidente lo empinó. La FGR desechó el criterio de oportunidad y pidió la prisión preventiva oficiosa en una audiencia que no tendría ese fin sino el de otorgar la enésima prórroga a la aportación de pruebas. Pemex y la Unidad de Inteligencia Financiera se sumaron a la petición de prisión y el juez concedió. Lozoya pasó de ser un peón del show anticorrupción de AMLO al reo a modo. López Obrador va a la asamblea de Naciones Unidas a hablar de lucha contra la corrupción cargando los escándalos de sus hermanos Pío y Martín, los negocios de su prima Felipa en Pemex, las casas y empresas del director de Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, las transas de medio gobierno. Y el caso Odebrecht se le cayó. Por una cena, por la arrogancia de Lozoya, por exhibir el pacto de impunidad, la suerte del ex director de Pemex cambió. Y con eso, Andrés Manuel podrá alardear que a Lozoya lo tiene, ahora sí, en prisión. Puro show… Se merecen un cero con mención honorífica. No se merecen un 10 como dice la disparatada diputada saliente, Adriana Paola Linares Capitanachi, quien presidiera la LXV legislatura de Veracruz. Se merecen un cero por crear y aprobar leyes ilegales. Se merecen un cero, ella y la mayoría morenista, por los reveses que les asestó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, rebotando leyes que violan la Constitución, que agravian los derechos del pueblo. Se merecen cero por usar el Congreso para las vendettas personales de su líder, Juan Javier Gómez Cazarín, por la persecución a alcaldes, que la SCJN les echó por tierra. Paola Linares se merece doble cero por desacatar una y otra vez las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por ignorar los llamados a ceñirse a la ley, por lo que podrá ser arrestada. Y todavía pretende que se les ponga 10. Cuando la bajeza y la arrogancia se unen, surge una Paola Linares… Ahí la lleva el Veracruz violento: rafaguean la casa de Victoria Morales Aguirre, hermana de Isabel, La Potra, ex sindica, ex regidora, ex candidata a diputada federal. Tres mujeres son atacadas a balazos en Cosoleacaque; dos fallecen y una más queda herida. Días antes, un taxista fue ejecutado en ese mismo municipio. Un hombre, cercenado y embolsado, aparece en el ejido Aquiles Serdán, en Las Choapas. Lanzan bombas molotov contra la Refaccionaria De Jesús, en Coatzacoalcos, a la que semanas atrás le llenaron de plomo la fachada. Un individuo que circulaba en bicicleta fue perseguido y asesinado al ser alcanzado por los disparos que se le efectuaron desde un vehículo, en la colonia Progreso y Paz, en Coatzacoalcos, y Veracruz mantiene su tercer lugar nacional en delitos contra las mujeres: feminicidio y violencia familiar. Y a ello se agrega todo lo que no se denuncia porque lo que cunde entre la sociedad es la falta de credibilidad en el sistema de justicia… Hierve el ambiente en la Escuela Niños Héroes de Chapultepec turno matutino, en Coatzacoalcos, por el regreso a clases presenciales. Hay zozobra entre los padres de familia. Y trinan contra la dirección del plantel, la supervisión escolar, el presidente de la Sociedad de Padres de Familia. Acusan que el regreso es obligatorio pero no les garantizan medidas de higiene, prevención, seguridad para la salud de los alumnos. “No garantizan la seguridad de los menores. Hay Covid 19 y ni gel tienen. Ya pidieron a los padres que den toallitas húmedas, gel, desinfectantes. ¿Y la escuela qué pondrá?”. Señalan al director del plantel, Rodrigo Fernando Ríos Florentino; supervisora, María Magdalena Méndez Martínez, y al presidente de la Sociedad de Padres de Familia, Juan Manuel Rodríguez Morales, a quienes les imputan “contubernio”. Así el regreso a las escuelas en Coatzacoalcos, con planteles donde el padre de familia debe invertir y trabajar para garantizar la salud de sus hijos. Un año después, el gobierno aún no sabe cómo reactivar de forma segura el sistema educativo ante la pandemia…
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