* Un escándalo de corrupción * Destituido de CAEV Nanchital * La juerga es primero * Y el dinero sin justificar * CAEV: renuncian dos y otros siguen ahí * Se fue Emily * Vallejos sustituye a Islas * Anilú ya tiene denuncia * Phinder usa a Morena * Maryjose contra la CEAPP, otra vez * El candidato y el H * 150 mil por la vida de su adversario
Entre copa y trago, Emilio solía reír. Y joder. Ya no. Gozaba del poder y la insolencia que le da ser azul, del agravio a los de enfrente y la sorna con los que pudo aplastar. Solía reír, ya no. Hoy llora.
Fan de Baco, el dios que aturde, del dios del vino, la vendimia y el éxtasis, José Emilio León Villa juró ser feliz cuando les pasara encima a sus guías y mentores, los que le alumbraron el camino y creyeron en él, combinando su vida pública con el desenfreno, el exceso y la desmesura.
Eso cuando Baco le hablaba y él le hablaba a Baco.
Ya en su juicio era peor. Entonces cavilaba el ataque y la intriga, los delirios del que murmura en las sombras y teje ideas perversas sin otro fin que embestir a sus adversarios, la insidia en sus labios, la intención malsana, el afán por destruir.
Despeñado, destituido de la CAEV en Nanchital, Emilio León cosecha hoy lo que por años sembró. Degusta el veneno que inoculó a otros. Diríase, pues, que la desgracia llega cuando los odios mueven al hombre, al que infama y ofende, al que urde la desgracia de los demás.
Así fue —y es— la vida pública de Emilio León.
Sabiendo lo que traía dentro, su infinita capacidad para destruir, nadie apostó por él. Ni en su casa política, la Sección 11 del sindicato petrolero, el feudo de Ramón Hernández Toledo, ni en el PRI, advirtiendo sus alcances y el potencial para malograr el poder.
Lo repudió su líder sindical. Lo bloqueó Marcelo Montiel, cabeza del grupo priista que controla aún, pese a derrotas y fracasos, los enclaves del tricolor.
Fue un priista del montón.
Fue tenaz y osado.
Fue un tipo sin futuro en el PRI.
Y un día se ligó al Grupo Integra, a las huestes del ex alcalde Ivan Hillman Chapoy, aquel que pasó por el ayuntamiento de Coatzacoalcos con el antifaz en el rostro, ejerció 2 mil millones de pesos y se fue sin una sola obra por la que se le pueda reconocer.
Atado a vicios y rencores, supo Emilio León, alias el Cachorro, que ahí no podría crecer.
Y entonces brincó al PAN.
Cuentan los insiders de su llegada al ayuntamiento, no por popularidad ni por oficio político. Adquirió —sí, tácitamente adquirió— junto con Luis Rendón Martín la regiduría en la planilla del PAN, en 2013. Pese a la derrota panista, Emilio León se convirtió en regidor suplente.
Entonces se potenció su maldad.
Con un timo, la organización Llave Ciudadana, un proyecto construido con retazos de papel y litros de saliva, Luis Rendón y Emilio León se erigieron líderes de la corriente yunista azul a falta de un yunismo real, siendo el neopanismo tricolor —o el priismo azul— que riñe con los seguidores de Julen Rementería, de Cambranis, de Bueno Torio. Y los Yunes los hicieron soñar.
Operativamente son un fracaso. De tres elecciones entre 2015 y 2017, Rendón y León las han perdido todas: la diputación federal ante Rocío Nahle, la diputación local ante Amado Cruz Malpica, la alcaldía de Coatzacoalcos ante Víctor Manuel Carranza Rosaldo, barridos siempre por Morena.
Electoralmente, Llave Ciudadana no existe. O existe en la imaginación del que encubre sus miserias con el alarde y supone que el engaño dura por siempre. Es el embuste con el que prometen votos y pescan desgracias, alientan esperanza y cosechan desilusión.
Y allá si Miguel Ángel Yunes se las quiso comprar.
Un cargo público, la CAEV de Nanchital, mostró que lo que no sirve, no sirve. Y Emilio León se reveló como es.
Con ese perfil apuntaba a ser el yunista más cool del sur hasta que el abuso lo mató.
Dejó CAEV —Comisión de Aguas del Estado de Veracruz— por la puerta de atrás, imputado de anomalías y despilfarro, violando normas y controles internos, exhibiendo que el yunismo azul se nutre con los desechos que ni el PRI quiere cargar.
Literalmente le metió la mano al cajón. A diario disponía de 20 mil pesos promedio, dizque para cubrir pagos y saldar adeudo a proveedores, que para las tareas propias de CAEV.
Cuando se trasladaba a Xalapa, a la sede de CAEV estatal, el ramalazo era de 40 mil.
Tuvo una subdirectora administrativa afín, Flor González, novia de su compadre Luis Rendón, la que mínimo debió controlar tanto gasto, y peor pues le podría resultar responsabilidad porque los comprobantes no pudieron soportar el daño patrimonial. Algo así como 2 millones 178 mil pesos.
Por las mañanas se vestía de servidor público, con fotos en las redes abriendo válvulas, paleando arena, con la cuadrilla de CAEV, junto a la pipa.
Por las tardes y noches volvía a ser Emilio León, el de las comidas en restaurantes de lujo, la pachanga en bares y antros, como si fuera sultán.
Ya se verá en un año más, cuando el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz audite los recursos manejados por CAEV, si Emilio León paga con cárcel o se apega a la impunidad.
Lo revienta la subdirectora administrativa en CAEV estatal, Mónica Elizabeth Villa. Y lo deja a su suerte el titular, Víctor Manuel Esparza Pérez, que fuera su conecte con el yunismo azul.
Cayó el miércoles 11. Aquel que solía reír, lloró. Acudió a amigos y tocó puertas. Estrujaban sus palabras, conmovían sus argumentos. “No sé qué me pasó”, admitía. “No volverá a suceder”. Y lo echaron.
Su vocero, Federico Lagunes —mismo vocero de Roberto Chagra, el amigo del Comandante H— arguye que Emilio León dejó CAEV por tener que reasumir su plaza en Pemex. Pura paja. Tampoco se va porque sea candidato potencial a la diputación local. Se fue por el despilfarro, la metida de mano al cajón.
Paga hoy la cuota insalvable, la factura de sus excesos, con el derrumbe y la exclusión, depuesto por los Yunes que erróneamente le dieron margaritas al injusto que no las debía comer.
Nueve meses de infame gestión, el alarde, la mofa, la soberbia, alegando Rendón y León liderar en el sur el equipo del Fernando Yunes Márquez, alcalde electo de Veracruz, y el sueño terminó en pesadilla.
Son de Fernando, pregonan. Son de Chiquiyunes, cuentan. Simulaban ser de Abreu. Y lo que no expresan es que hoy tienen el repudio del gobernador de Veracruz.
Bastó enfilarlo a la gloria y el Cachorro se perdió.
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Archivo muerto
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Emily no se va, la fueron. Emily Páramo García ya no está en las cajas de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento —o CAEV— de Coatzacoalcos. No se sabe si ahora será “gestora externa” para lograr descuentos a usuarios, como su novio o ex, Omar Aguirre, promociona en Facebook, o si seguirá operando a distancia, como los coyotes de banqueta, bajo las órdenes de su jechu, Félix López Ramón, el depuesto subdirector de Comercialización. Como sea, ahí ya no está. Quién aún sigue es Alfonso Muñoz Moreno, don Fonchito, padrastro del ex director, Rafael Jesús Ponce Abreu, al que hizo responsable de las cajas, de lo que ingresa, de lo que no, de lo que se desvía, de lo que no llega a la contabilidad de CAEV. Sábese que el inefable Rafael Islas también chupó faros. Quizá por ex ivanista, quizá por ser pieza o recomendado del regidor Luis Rendón, burlón y pesado el tipo, pero dejó de ser subdirector técnico —el operativo— en CAEV. Lo releva Carlos Vallejos, de la vieja guardia de Tony Macías, adorado por los fans del Comandante Tony, lo que implica que el yunismo azul imita al pejismo en sus modos y en sus díceres: a la mafia del poder con un conjuro se le redime. Como pocos, Vallejos sabe de factibilidades, de dictámenes técnicos, de lo que cumplen o no los usuarios, más aún los fraccionamientos y las plazas que evaden la normatividad y a la postre CAEV les concede las anuencias, así sea violando la ley. Cítese, por ejemplo, San Martín y Santa Marta, dos fraccionamientos del Grupo Roma al poniente de Coatzacoalcos en que el duartismo permitió hasta que se ahorraran un tanque elevado de agua para abastecer a los habitantes. Vallejos, como nadie más, sabe qué pasó ahí. Cayó Abreu, cayó Félix, cayó Islas. No termina de caer Jorge Cuauhtémoc Ursúa Zenteno, subdirector de Administración, que con recursos de CAEV paga hasta los servicios que no le brindan a la institución, que tolera y convalida el peculado de Sandra Moreno, la operadora de las compras. Que no se irá porque Ursúa, entre todos, es el que mejor le cae al ex alcalde Rogelio Lemarroy. Limpia a medias sería simulación… Mejores aquellos carnavales en que Anilú saludaba a todos, engalanando el desfile, orgullosos los jarochos de ver a su reina. Hoy vive su Waterloo, la intriga de su adversarios y el precio de sus errores. Le imputan haber aportado las despensas que directivos del Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas entregarían a damnificados del sismo del 19 de septiembre cuando la Fiscalía de Veracruz los aprehendió. Salieron, sí, porque el abuso de autoridad fue descomunal, sus ministeriales sin orden de aprehensión, sin haber flagrancia, sin fuerza en sus acciones. Tres semanas después, el fiscal Winckler vuelve a galopar. Turna el caso a la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales, implicando a la Sedesol de Anilú Ingram Vallines, tras cotejar los códigos de barras de las despensas decomisadas en el domicilio de Juan Antonio Pinilla Rodríguez y su esposa, la directora de Servicios Municipales del ayuntamiento de Veracruz, Fabiola Balmori, los que concordaron con los apoyos que entrega la dependencia federal. Más o menos como la nueva versión de Ladrones de Elecciones, aquel episodio en que los priístas fueron captados en un video en que describen cómo robarse los programas sociales y coaccionar con ellos a los beneficiarios. A la par, Anilú y el PRI son denunciados por el PAN por usar la Sedesol para realizar actos anticipados de campaña, promoviendo su imagen con cargo al erario, por las decenas o centenares de fotografías en que aparece la delegada estatal, so pretexto de su labor al frente de la Secretaría de Desarrollo Social federal. Eran mejores aquellos carnavales. Con estos va a enfrentar la ley… Gracias a Morena, Alfredo Phinder llega al Hospital Regional. Hará una semana se le vio con el alcalde electo de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo o con su círculo cercano, se filtró y aseguró su nombramiento. Morena le sirve y Morena lo salva. Igual el partido Nueva Alianza. En los días previos a la nominación del candidato panista a la presidencia municipal, tuvo un encuentro con Carranza, se volvió a filtrar, encaró a sus dirigentes locales y se aplacó. Días después, se reunió con el líder del Panal, Gersaín Hidalgo Cruz. Lo filtró, declinó ser el abanderado de Nueva Alianza y permaneció en el PAN. Para eso le sirve Morena a Phinder y el yunismo azul no lo sabe descifrar… Pues no es así. Por enésima vez, Maryjose embiste a la CEAPP y usa mi renuncia al salario y a toda prestación —del que salí desde febrero aunque oficialmente en abril, cuando se celebró la sesión ordinaria—, para evidenciar un presunto desvío de recursos atribuibles quienes llevan el manejo financiero de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas. Es un asunto de normatividad, de partidas asignadas y de dinero bajo resguardo en el seno de la CEAPP, dinero no ejercido y que al final del ciclo presupuestal se reintegrará a la Secretaría de Finanzas y Planeación, como establece el procedimiento. Nadie cobró los cheques a los que alude la diputada panista, Maryjose Gamboa Torales, autora de la columna Al Aire. Mucha pólvora que habrá de quemarse en los tribunales y en el Congreso de Veracruz. La verdad, esto ya asquea… No es thriller, es real. Un saludo y un encargo: la vida de su adversario. Y 150 mil pesos para que el trabajo sea limpio: una gresca, un accidente, un resbalón. Atento a su celular, oye el H la petición y la oferta. “Así será”, responde con una sonrisa. Atento escucha la voz de quien en ese momento era candidato a una alcaldía de Veracruz. ¿Quién es?…
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Foto: Pictame