Lo suyo es la ilegalidad. Y la complicidad también. A diario incurre Joaquín Caballero Rosiñol en el peculado electoral, la burocracia municipal al servicio del PRI, las arcas públicas de Coatzacoalcos para operar políticamente.
Rechaza el alcalde que el peculado exista, pero sí lo hay. Dice que nadie, ningún trabajador, se dedica a hacer proselitismo en horas de trabajo, que hay permisos laborales, que son de priístas y también de la oposición.