Su vocación es engañar y vender infamias es lo suyo. Pero lo imperdonable en un sedicente defensor de los derechos humanos, es agredir, intimidar y causar daño psicológico a una menor de edad. De ahí que Samuel Muñoz de la Rosa enfrente una denuncia más, la enésima.
Suma a su historial de por lo menos 25 denuncias, la de una pequeña de 10 años cuyo nombre por mandato de ley se mantiene en reserva, que sufrió la agresión del abogadazo en el predio Ampliación Tierra Nueva y a partir de ahí experimenta alteraciones en su conducta, sufre temor a tratar con personas ajenas y con sólo escuchar el nombre de Samuel Muñoz se pone fuera de sí.