En medio de dos varones, la mujer de negro, la consejera de mente lúcida, la audacia sin freno que conjuga el instinto, la intuición y desde luego la ambición. La toma de la cintura Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, y sonríe, complacido, Víctor Rodríguez, El Chochol.
Felicia Parra no es un accidente en la vida de Víctor Rodríguez Gallegos; es un milagro. Con ella crece, se agiganta, supera a los hijos del marcelismo, se encumbra en lides estatales a los que nadie, sólo su mentor, Marcelo Montiel Montiel, ha podido acceder.