Javier Duarte es rejego y lo que le sigue. Suman 11 periodistas asesinados y cuatro desaparecidos. Lo agobia la muerte de Moisés Sánchez Cerezo. Y en la víspera del aniversario del levantón a Gregorio Jiménez de la Cruz, ultimado por informar, su policía reprime a los periodistas de Coatzacoalcos.
Su hostilidad hacia la prensa es proverbial, propia de su nula formación política, de su improvisación en la esfera pública y de su incapacidad para ejercer el poder.