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Armando Saldaña: el asesinato y la manipulación

Armando Saldaña Morales tenía signos de tortura, su cuerpo lacerado, la oreja desprendida, pecho y pies quemados y cuatro impactos de bala. Súbitamente, dijo la justicia oaxaqueña que no murió asesinado, que andaba ebrio, lo golpearon, resbaló y se desnucó. Y más tarde, desnuda la infame versión, presenta al supuesto criminal.
A los tumbos se va tejiendo —y enredando— la investigación ministerial en torno a la muerte del periodista de Tezonapa, conductor de noticiarios en la K-Buena, titular en el espacio “La Grilla, Punto y Debate”, y del periódico La Crónica de Tierra de Blanca.