Cobijado por el PRI, solapado por los priístas, Javier Duarte llegó a Veracruz a desgobernar, a consumar la quiebra financiera, a enraizar la inseguridad, arrodillado ante los cárteles, presa de la violencia y el baño de sangre. Y todavía pide el voto para el PRI.
Se multiplican los muertos en un escenario brutal, fuera de control, irracional. Si no son los embolsados, sus cuerpos mutilados, el mensaje de la venganza y el aviso de que esto está por comenzar, son los personajes políticos que comienzan a morir por las balas del odio y el clima de terror.