Fiel a su estrategia de faltar a conveniencia, se ausenta la diputada Mónica Robles de la votación que dio el si al incremento del 2 al 3 por ciento del impuesto de la nómina a las empresas. Deja solo al gobernador Javier Duarte, su principal mecenas en la arena política. Así, fiel a las prácticas del clan de la succión, muerde la mano de quién la llevó a la diputación local.
Seguir leyendo