Fidel, Yunes y el narco

* La gasolinera de Mariano * Despojo en Nanchital * Negocio con Miguel Yuen * Marcelo premia a sus mapaches * Víctor Rodríguez, próximo diputado federal * Segundo Grajales, alcalde electo de Puente Nacional

Trabados en un conflicto sin fin, Fidel Herrera Beltrán y los Yunes panistas destilan odios tan profundos como su obsesión por el poder, rencores que tocan lo político y de preferencia lo personal, y una constante de agresión, que encuentra su mayor expresión en el escenario del narco.
De la mano del senador Fernando Yunes Márquez, el ex gobernador ha podido constatar que no está ya “en la plenitud del pinche poder”. Le llueve metralla cada vez que se habla de Los Zetas y los Golfos, de Veracruz convertido en santuario del crimen organizado, del Z-40 y Pancho Colorado y del dinero del narcotráfico para financiar su campaña, en 2004, para asumir la gubernatura.
Fernando Yunes, uno de los orgullos del nepotismo del tormentoso Miguel Ángel Yunes Linares, revivió el tema en un momento coyuntural: la designación del embajador de México en Grecia, oficialmente no abordada, pero que la prensa daba por sentado que sería para Herrera Beltrán, con ganas de enviarlo a convivir con Zeus y los dioses del Olimpo, muy lejos de Veracruz.
Fidel lo niega. Ni busca Grecia ni antes buscó Argentina. Quizá en el 2014 sí. Quiso ser miembro del gabinete presidencial pero cordialmente los emisarios de Peña Nieto lo mandaron al diablo. Le ofrecieron un cargo marginal, la Secretaría de Organización del PRI nacional, un sarcófago para momias rancias, con intención evidente de confinarlo a un cargo de tercer nivel y, sobre todo, lejos, muy lejos, del Presidente y su grupo compacto.
Fidel no aceptó. Dejó esa cartera para su amigo Melquiades Morales Flores, ex gobernador de Puebla, a quien ya no le pinta la dinámica del quehacer priísta pero que en la dirigencia del PRI encuentra un aparador a modo.
Punzado con el tema del narcotráfico, Fidel Herrera ha venido esquivando golpes con sabor a “fuego amigo”, a granadas desde Los Pinos. Sus días en el gobierno de Veracruz fueron una vergüenza. Se dejó avasallar por el crimen organizado, por sus prácticas de sangre, por el desprecio a la vida, por la carnicería humana. Fidel fue laxo, tolerante, sospechosamente incapaz para contener la extorsión, el secuestro, los levantones, el asesinato, el avance de las mafias, el festín de los muertos, de los desmembrados y estrangulados, sus cuerpos arrojados a la vía pública, sólo para no dejar duda de que la ley, los gobernantes, las instituciones habían sido aniquiladas.
Su excusa fue remitir el mayúsculo problema al orden federal. Sí, el crimen organizado es tarea de la Presidencia de México, pero la policía fidelista —ministeriales y Seguridad Pública— se dejó infiltrar y terminó al servicio de Los Zetas y los Golfos, de Beltrán Leyva o El Chapo. O sea, el gobierno de Veracruz usó “la plenitud del pinche poder” para someterse a la línea de los narcos.
Fidel vive días convulsos desde que el FBI de Estados Unidos encausó a Francisco Colorado Cessa en un caso de complicidad con Los Zetas. Pancho Colorado compraba caballos y luego se los vendía a José Morales Treviño, hermano de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, segundo en el mando de Los Zetas. Los malosos sobornaban, ganaban las principales carreras en los hipódromos americanos y así lavaban sus millones.
Aquella cloaca atrapó a Fidel Herrera. Fue balconeado en una fotografía en diario Reforma, cabalgando con Pancho Colorado. Se sabría que la empresa ADT Petroservicios, del cómplice de los malosos, había recibido contratos de obra pública del gobierno fidelista y de Petróleos Mexicanos, que en Coatzacoalcos se le vendieron a precio de regalo 68.5 hectáreas de la reserva territorial y que en maniobra de última hora el gobierno de Veracruz y el Registro Público de la Propiedad avalaron un traslado de los terrenos para evitar su congelamiento. ¿Eran predios de Pancho Colorado o Pancho Colorado es prestanombre de Fidel Herrera?
Al inicio, aquel juicio contra Pancho Colorado Cessa sirvió al ex gobernador de Veracruz para enredar a Miguel Ángel Yunes en el narco. Yunes, que había sido candidato del PAN a la gubernatura en 2012 y que estuvo a un paso de tronar el proyecto transexenal de Fidel, al enfrentarse a Javier Duarte, aparecía en fotografías con el Miguel Ángel Colorado Cessa, hermano de Pancho, cuando éste era candidato del Partido Acción Nacional a la diputación federal por Poza Rica. La imagen fue de escándalo y a Yunes le revivió lo de la fuga del capo Joaquín Guzmán Loera cuando era subsecretario de Seguridad Pública Federal y sus operadores tenían a su cargo el sistema carcelario del gobierno foxista. En esa embestida Fidel y Duarte tuvieron las manos metidas.
Condenado a 20 años de prisión, Pancho Colorado finalmente aceptó que fue obligado a venderle caballos cuarto de milla a Los Zetas. Sin embargo, aquel juicio en Austin, Texas, arrojó otro dato explosivo: José Carlos Hinojosa, quien fuera contador del Cártel del Golfo, reveló que le entregó 12 millones de dólares a Fidel Herrera para financiar su campaña a la gubernatura a cambio de tener vía libre para traficar droga en Veracruz.
Otro de los testigos, José Enrique Rejón Aguilar, el Z-7, un ex zeta, señaló que el dinero que le entregaban a Francisco Colorado Cessa, entrañable amigo de Fidel Herrera, fue invertido en ADT Petroservicios, las empresa a la que el gobierno veracruzano le otorgaba contratos de obra y a la que le vendió las 68.5 hectáreas en Coatzacoalcos.
Con ese bagaje de datos, los senadores panistas no dudaron en implicar a Fidel Herrera con el narcotráfico y montar el escenario de una repulsa a la supuesta embajada del veracruzano en Grecia.
Fernando Herrera Ávlia lo hizo el pasado 26 de junio cuando propuso un punto de acuerdo para exhortar a la Procuraduría General de la República a iniciar una averiguación previa por la declaración de José Carlos Hinojosa y los 12 millones de dólares provenientes del narco, supuestamente entregados a Fidel Herrera para financiar su campaña. Se le pedía a la PGR que solicitara copia del expediente a la Corte de Austin, Texas, en Estados Unidos.
Según la Comisión Dictaminadora del Senado, se buscó información relativa a esa declaración en la PGR, así como en medios de comunicación abiertos y en la página de internet de la United States District Court Western District of Texas, at Austin, pero “no fue posible localizar información oficial alguna disponible al público en general sobre el caso”.
De acuerdo con ese dictamen, de fecha 21 de octubre pasado, pese a no disponer de información oficial de la corte, lo señalado por el senador Herrera Ávila colocaba a Fidel Herrera en el supuesto del uso de recursos de origen ilegal para su campaña a la gubernatura de Veracruz, en 2004.
Por ello, el Senado exhortó a la PGR a iniciar una averiguación previa, que incluiría solicitar informes de los señalamientos vertidos en el juicio de Austin, Texas, que implican a Fidel.
La supuesta nominación de Fidel Herrera para ocupar la embajada de México en Grecia, que oficialmente no existe, dio pauta a Fernando Yunes para conminar al canciller José Antonio Meade —octubre 15— a no consentirlo por los presunto lazos del ex gobernador con Los Zetas.
Fidel, por su parte, desestima las imputaciones. Se jacta de entrar y salir de Estados Unidos a menudo, sujeto a diversas operaciones en su maxilar, sin que las secuelas del juicio a Los Zetas y a Pancho Colorado le quiten el sueño.
Así ha sido la guerra Fidel-Yunes. El ex gobernador le cuelga la etiqueta de narco al “can azul”, como se refiere a su acérrimo enemigo, y Miguel Ángel Yunes, ahora vía el orgullo de su nepotismo, lo vuelve a categorizar como el personaje que financió su campaña a la gubernatura de Veracruz con dinero del crimen organizado.
Un conflicto sin fin, de odios y rencores, donde ambos protagonizan en un escenario narco.
Lo que fue la “plenitud del pinche poder” frente a la frustración de no tener el poder.

 

Archivo muerto

Ambicioso sin mesura, Mariano Moreno Canepa mueve el mundo para aterrizar su nuevo y millonario proyecto: una gasolinera en Nanchital. Vinculado al notario Miguel Yuen Ricárdez, hijo del alcalde Alfredo Yuen Jiménez, el ex tesorero municipal de Coatzacoalcos, ivanista repudiado, vía hombres de paja obviamente, está a centímetros de lograr el sueño, así tenga que apropiarse de un bien municipal a la brava y sembrar el odio entre los vecinos que se oponen al abuso y a la suciedad con que se conduce. Sobre 2 mil 500 metros cuadrados, 50 por 50, en lo que estuvo enclavado el tanque elevado de agua, a la entrada de la colonia San Miguel Arcángel, en el camino a Ixhuatlán del Sureste, se proyecta instalar la estación de servicio. Pasada por el cabildo, cómplices los ediles que la avalaron, la solicitud llegó al Congreso de Veracruz. Pide el alcalde de Nanchital la aprobación de un comodato por cien años a favor de la empresa que le sirve de pantalla a la mancuerna Mariano-Yuen, o la venta del predio municipal a razón de 2 mil 500 pesos el metro cuadrado, unos 6 millones 250 mil pesos. Confía Mariano en los turbios oficios del diputado José Murad Loutfe Hetty, cabildero de petate, ivanista de mente represora, para planchar a los legisladores y así despojar a los nanchitecos del predio en cuestión. Cuentan los insiders, los que oyen todo en palacio, que el flamante notario Miguel Yuen, de pésima fama y ambición desmedida —coyote de obras públicas municipales y zar de los negocios que hacía en la Administración Portuaria Integral hasta que acabó con ella—, será socio en el negocio a largo plazo, pero su padre, el alcalde Alfredo Yuen, ya sacó ventaja del proyecto: una vivienda con valor de 800 mil pesos en el fraccionamiento Maradunas, en Coatzacoalcos, asignado como finiquito a su ex esposa Aleida González Luis, tras el sonado divorcio y los galones de güisqui para curarse las penas. Cuenta el insider mayor que la mentada casa la puso el tal Mariano como pago del cabildeo y aprobación del comodato o compra-venta del predio de la gasolinera. Diga que sí o diga que no el Congreso de Veracruz, sometan o no a Flavino Ríos o a Eduardo Andrade, lo que está por estallar es la repulsa de los vecinos pues a nadie le consultaron si aceptaban que se instale la estación de servicio, como exige la ley, en un predio que los nanchitecos dan por robado y en el que, afirman, no permitirán que se consume el atraco de la explosiva pareja Mariano-Yuen. Y a todo esto, ¿cuánto ganaba Mariano Moreno para andar gestionando gasolineras por aquí, por allá y hasta en Nanchital, como si fuera más rico que Rogelio Lemarroy o Edel Álvarez? ¿O es que sí lo es? ¿O las gasolineras son Iván Hillman, gerente de CONAGUA en Veracruz? ¿O la inversión es con préstamos de aquella sensual bailarina de nombre Karen? Hay más… Quemarse las manos por Marcelo Montiel, comprar el voto de los pobres, robarse los programas sociales federales, tiene su premio. Víctor Rodríguez Gallegos será el próximo diputado federal por Coatzacoalcos, y Segundo Grajales es ya alcalde electo por Puente Nacional, la tierra que vio nacer a Marcelo Montiel; este último su primo, quien decía barbaridades y obscenidades de Marcelo, entre otras aquella de la preferencias sexuales. De esa calaña son los operadores del nuevo delegado de la Secretaría de Desarrollo Social federal en Veracruz, pero por el trabajo sucio hay que arrojarles su hueso…

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