* A falta del gober, calor a Héctor Yunes * Desaire de Duarte a Theurel * Pulgoso no tiene llenadera * Víctor Rodríguez y Marcelo, en la trama de la playmate * Vienen más fotos
Andar en las nubes no sólo es una analogía que dibuja el mundo aéreo, ser viajero empedernido, su afición por los aviones y el privilegio de estar aquí y allá en cuestión de minutos, sino al Othón González Ruiz distraído, ausente, que por desatento e irresponsable hizo del informe de gobierno de Javier Duarte de Ochoa un desastre inédito, el hazmerreir de todos.
Ese día, el 15 de noviembre, el publirrelacionista de la fidelidad, amigo y socio del hoy gobernador de Veracruz, lo expuso al escarnio cuando entre la voz del mandatario veracruzano y la exposición de imágenes de apoyo que se observaban en una macro pantalla, no había coherencia alguna.
Fallaba el sonido y el video. Javier Duarte hablaba de educación y lo que se observaba eran estampas de ancianos; tocaba el tema de salud y se veían patrullas policíacas; resaltaba índices de empleo y aparecían imágenes de escuelas, y así hasta el infinito y más allá.
Tocados por la risa, divertidos, los invitados al World Trade Center de Boca del Río apenas se contenían, más por evitar ser captados por alguna cámara de video y afrontar las consecuencias después, que por respeto al gobernador Duarte.
Fue el mal pago a quien enriqueció a Othón González durante el régimen de la fidelidad, le dio contratos de servicios, lo ayudó a construir una fortuna y participó de sus aventuras empresariales donde, por supuesto, hizo dinero pero, sobre todo, deplorable fama, magnate de dudosa procedencia.
Sus amigos, y también sus enemigos, lo saben limitado. No redacta ni un telegrama, pero, eso sí, ordena desplegados a publicarse en medios estatales y nacionales, al precio que sea, y hasta posee una agencia informativa, El Golfo.info, oficialista y usada como ariete contra los enemigos de sus amos, la sucia mano del que mece al infame.
Viaja al norte, al sur y a la ciudad de México. Visita directivos de periódicos, columnistas, industriales de la prensa, siempre con una encomienda: agasajarlos y embrutecerlos hasta que se rindan a los pies del gobernador en turno.
Othón fue efectivo en tiempos de Fidel Herrera, el Sultán de Nopaltepec. Era el enlace con las televisoras, la radio y la prensa, para quienes disponía convenios millonarios, con pago mensual y, sobre todo, puntual.
A cambio, armó negocios, sin conocer límites. Su aliado era el entonces subsecretario de Finanzas y Planeación, Javier Duarte, de mano abierta y manga ancha, tendida para Othón desde la campaña a la gubernatura, en 2004, cuando el mercachifles de la comunicación se instaló en el 5º. piso de la Torre Hakim, a la entrada de Xalapa, y adquirió 20 equipos Xerox para todo tipo de impresión gráfica con costo de 2 millones de pesos cada uno.
Una huella de esa relación sórdida fue el contrato por casi 3 millones de pesos otorgado por la Subsecretaría de Finanzas a la empresa Media Pública Veracruz, S.C., de Othón González, de fecha 11 de diciembre de 2006, licitación LS-GEV/27/072/06, por el cual le pagaron en cinco partidas la elaboración de papelería Una huella de esa relación sórdida fue el contrato por casi 3 millones de pesos otorgado por la Subsecretaría de Finanzas a la empresa Media Pública Veracruz, A.C., de Othón González, de fecha 11 de diciembre de 2006, licitación LS-GEV/27/072/06, por el cual le pagaron en cinco partidas la elaboración de papelería formato domiciliario, trípticos y lonas para el cobro de tenencia vehicular del año 2007. para el cobro de tenencia vehicular del año 2007.
Esa transacción, con un monto de 2 millones 935 mil 600 pesos, se la adjudicó a partir de una simulación a la que se prestaron dos personas físicas, según denunció el semanario Negover, bajo el título Licitaciones amañadas para favoritos y que fue definida como corrupción por el periodista Oscar González Pérez, quien mejor conoce al susodicho Othón.
Trepado en la fidelidad, el erario a su alcance, Othón González era un remedo de zar de la propaganda oficial. Eso le dio para montar a todo lujo la empresa Drupa, sobre la avenida Orizaba, número 63, en el Fraccionamiento Veracruz, en Xalapa. Tipo de lengua floja, solía presumir que el terreno le había costado 4 millones de pesos y el edificio otros 8 millones, salidos de la desmesura de sus padrinos.
En Drupa maquila propaganda del gobierno y del PRI; posee bordadoras de alto registro para gorras y playeras; dispone de plotters para impresión de lonas y espectaculares a gran formato, y equipos de televisión de nueva generación y de producción de spots.
Afamado hablador, gusta de propalar que el gobernador Javier Duarte y él son socios en los sistemas de cable que ha fundado en Minatitlán, Córdoba, Fortín de las Flores, Veracruz, Boca del Río y próximamente en Xalapa. Aunque ahora, con los errores del segundo informe, de cuya organización desplazó al secretario de Turismo, Harry Grappa, su suerte no es más.
Nuevo rico, el inefable Othón tiene defectos grandes y defectos mayores. Dominado por la soberbia, suele despreciar a quienes algún día, jodido como andaba, le dieron un techo dónde vivir, una cama dónde dormir y un pedazo de pan qué comer. Uno de ellos, Sami Hayek Domínguez, padre de la actriz Salma Hayek, quien en los días negros de Othón le brindó un espacio en su humilde departamento, supo qué tan ingrato es. Hoy el publirrelacionista de la fidelidad no le habla, dice él, porque Sami es pobre. Sólo por eso.
Otro rasgo de su alma miserable, ocurrió cuando le manejó la imagen al ganadero Heliodoro Merlín para alcalde de Cosoleacaque y éste, en atención a sus servicios, lo hospedó en una casa en el fraccionamiento El Encino y le asignó un automóvil Jetta, que una vez derrotado el PRI tuvieron que localizar y rescatar en Michoacán, pues no volvió a mostrar el rostro.
Para todos tenía Othón González. Al periodista Fausto Fernández Ponte también le mordió la mano. Le cerró puertas, pese a que lo introdujo con la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, luego de ser corrido de Veracruz por Miguel Alemán por un acto de deslealtad, por quedarse con el pago a medios de comunicación y por golpear al sobrino del ex mandatario, Sergio Maya Alemán.
En la campaña por la gubernatura, en 2010, instaló bodegas en Puebla, en la carretera a Cholula, y ahí maquiló la propaganda para el PRI, que le reportaron millones de pesos, pues sus clientes eran los candidatos a las 30 diputaciones de mayoría y a las 212 alcaldías.
Su fortuna es inmensa. Presume casas en el fraccionamiento Briones, entre Coatepec y Xalapa; en el Club de Golf, también en Xalapa; otra en la ciudad de México, y en Cancún.
Hoy, sin embargo, su suerte ha cambiado. La pifia del segundo informe de Javier Duarte prácticamente lo hizo huir. Se le vio salir despavorido del World Trade Center y cuando el gobernador, encolerizado en su oficina privada de ese recinto, lo requirió, simplemente escuchó que Othón ya había abordado su avión y volado con rumbo desconocido.
Dicen que siempre anda en las nubes. Y ahora más.
Archivo muerto
Medio en serio, medio en broma, Javier Duarte le apretó las tuercas al alcalde Marco César Theurel Cotero. Concluida la instalación del operativo Veracruz Seguro, este martes 27, caminaron por los pasillos del palacio municipal. Sí quiero a Coatzacoalcos le dijo el gobernador de Veracruz pero si no vengo es por mis obligaciones. Y luego le soltó la hiriente estocada: la ocurrencia de invitar al senador Héctor Yunes Landa a clausurar el Mosaico de Culturas. Theurel ya no sonrió. Luego le negaron que subiera a la camioneta de Javier Duarte. En el auto hubo lugar para el procurador Felipe Amadreo Flores Espinosa y el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, el chofer y el jefe de ayudantes, pero no para el alcalde de Coatzacoalcos. Con cara larga, enchilado, como siempre, Theurel caminó hacia su camioneta, la abordó y se unió a la comparsa. Eso se saca por andar promoviendo a Héctor Yunes, que le disputó la gubernatura a Duarte y que desde ahora es enemigo de la sucesión duartista. Un reclamo y un desaire en cuestión de minutos, es récord Ginness Insaciable, su ambición sin límite, construye Pulgoso Lagunes una cuartería en la colonia Puerto México. Sería lo de menos si lo hiciera con cargo a su bolsillo o a sus cuentas bancarias. Pero no es así. El material de construcción se lo suministra un hampón de nombre Brian Carlos, encargado de la caja chica del gran peculado municipal. Presume Pulgoso Canino que la cuartería se convertirá en edificio, un mausoleo a la corrupción, obviamente sin que pueda acreditar de dónde salió el recurso para la construcción. Parafraseando a Fidel, no tiene llenadera su regidor No son dos ni tampoco cinco. Que viene otra remesa de entregas fotográficas de la playmate de Marcos. Un informante, cuya identidad se mantiene en el anonimato, identifica, vía correos electrónicos desde Xalapa, al personaje que pudo haber circulado las sugestivas imágenes. Dice que es Miguel Vázquez, asesor con salario de 35 mil mensuales del director de la Unidad Administrativa de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, Víctor Rodríguez Gallegos, operador número uno del titular y ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel Montiel. Por órdenes de Víctor Rodríguez y Marcelo, las empezó a distribuir en Xalapa en secretarías y otras dependencias para después mandarlas a Coatza. Miguel Vázquez es el encargado del trabajo sucio a las órdenes de Víctor Rodríguez. Acaba de conseguir Miguel Vázquez mas fotos, que las subirán al Face. Está creando cuentas de Facebook y Twitter falsas. O sea, que la playmate de Marcos seguirá deleitando a sus fans con nuevas poses, mientras los enemigos de Marcelo, los apóstatas de Diario del Istmo, se duelen de la guerra sucia, algo de lo que ellos han pecado siempre. ¿Acaso perdieron la memoria? Otras versiones apuntan a que los difusores de las pornofotos son ivanistas, chagristas, gonzalistas, incluso algunos theurelistas, periodistas, ahijados de Tony Macías y hasta un ex funcionario de Obras Públicas, resentido desde su cese, y que le conoce todo a la playmate y los negocios pesados del marido