Cuando El Diablo Yuen huyó



* Federico grilla a Theurel  * Pulgoso quiere ser alcalde  * García Alonso a la Secretaría de Gobierno Municipal  * Ampudia y la guerra de lodo contra Duarte

 

Le dicen El Diablo y es un pecador nato. Su nombre es Jorge Ramón Yuen Ricárdez, hacedor de negocios turbios al amparo del Ayuntamiento de Nanchital, acusado de traficar plazas petroleras y dolor de cabeza, mayúsculo, de su padre, el alcalde Alfredo Yuen Jiménez.

 

Con ese mote, El Diablo, sería impensable en él un solo rasgo de nobleza, actos generosos o la buena intención que exige el DIF Municipal, en cuya presidencia fue incrustado por la mente insensata de su mentor.Y así es.

Bajo sus botas, el DIF le sirve para hacer fortuna. Arroja unas migajas, las sobras, a las clases marginadas y, a cambio, arma bisnes mínimo de a medio millón, hasta donde le permita la impunidad y el ojo cómplice del presidente municipal.

Al Diablo Yuen lo distingue la fama de junior incontrolable, golpeador, pero, sobre todo, de “gestor influyentísimo” de espacios, fichas, plazas en el medio petrolero, de la que inútilmente ha intentado desafanarse.

Cuando su padre, Alfredo Yuen Jiménez, asumió la alcaldía de Nanchital, el primer día del año 2011, y le entregó el DIF a manera de trofeo, comenzó un desfile de petroleros que atestaban las oficinas de la institución para cristalizar su ingreso a Pemex, tal como El Diablo se los había prometido y por el que habían pagado varios miles desde hacía años.

Balconeado con ese pecado, en la mira de periodistas que le pisaron su larga cola, Jorge Yuen intentó deslindarse con el solo argumento de su verdad, como si la palabra de un junior de mala nota y peor prestigio valiera algo.

Dijo que no, que él no traficaba plazas ni fichas, pese a que su padre es, además de alcalde, secretario eneral de la Sección 11 del sindicato petrolero, motor de la vida de Nanchital. Y así, con un alegato de saliva, creyó dar por terminado el bochornoso episodio.

Un año y medio después, trae la suerte invertida, el reclamo en la nuca y la vida en un hilo. Un informe de Gobernación, del área de inteligencia del gobierno de Veracruz, refiere, paso a paso, un episodio que al Diablo Yuen pudo costarle la vida.

Hará diez días, entre el martes 24 y el miércoles 25, fue visitado por cuatro individuos, procedentes del municipio de Las Choapas. Aposentados en la sala de espera del DIF, aguardaron horas. Les decía la comedida secretaria que el presidente de la institución, El Diablo Yuen, no se hallaba, invitándolos a retirarse. Ellos, que no estaban para dejar ir la presa, insistieron en quedarse.

Alguien notó algo raro en los tercos visitantes: dos de ellos portaban entre sus ropas sendas armas. Así, uno de los ayudantes entró al privado del junior. Lo alertó. Yuen Ricárdez salió, dice la versión, por una ventana y se esfumó.

Desde entonces no responde al Nextel (72*130646*86) y anda viendo cómo parchar la herida.

No es esa la única fechoría del vástago del alcalde. A dos petroleros eventuales les timó 95 mil pesos. Uno de ellos, refiere el informe de inteligencia, le depositó en su cuenta 5204164092742797, de Banamex, la cantidad de 60 mil pesos. El movimiento se realizó a las 12:51 del 12 de noviembre de 2009, hace casi tres años, y Jorge Yuen no cumplió.

Otro petrolero fue timado en forma similar. El depositó se realizó en la cuenta 5177125918112090 de Banamex, a nombre de José Carlos Lamarque Guzmán, su operador, por la cantidad de 35 mil pesos. La operación está registrada a las 13:53 del 10 de febrero de 2009. Tampoco en ese caso respondió El Diablo Yuen.

Un operador más de fichas y plazas petroleras es, según el informe de inteligencia, Yohan Carrasco, hijo de Guillermo Carrasco, alias El Tuercas, actual secretario del Interior de la Sección 11 del sindicato petrolero.

Yohan Carrasco fue detenido hace siete meses en plena carretera mientras se dirigía de Coatzacoalcos a Nanchital. La Policía Federal de Caminos lo retuvo porque el automóvil Volkswagen Beetle, color rojo, tenía reporte de robo. Sin embargo, alguien influyente logró que lo dejasen en libertad.

Contra lo que pudiera suponerse, el negocio de las fichas y plaza petroleras no toca a la Sección 11, donde el alcalde Alfredo Yuen es también secretario general, y entre sus proyectos prioritarios está jubilar al líder moral de la organización y su antiguo protector, Ramón Hernández Toledo. Ese plan lo fraguó con el dirigente de la Sección 47, el plataformero Víctor Kidnie de la Cruz, con miras a ir eliminando líderes hasta cooptar la mayor parte de las secciones sindicales y destituir al dirigente nacional, Carlos Romero Deschamps.

Nada tonto, El Diablo Yuen promete fichas y plazas definitivas en la jurisdicción de Víctor Kidnie, en Ciudad del Carmen, Campeche, desde donde abastecen de personal de plataformas marinas a Pemex.

Uno de sus enclaves es Roberto Kidnie, hermano del líder plataformero, propietario de un edificio en Ciudad del Carmen, un palacete donde se organizan reuniones de relaciones públicas que terminan siendo auténticas bacanales.

Socios no le faltan al junior Diablo. Uno de ellos es el líder formal de la Sección 47, Roberto Matías Hernández Colunga, tipo ahorrativo, que con su sueldo de obrero logró agenciarse el rancho La Esmeralda, ubicado entre Moloacán y Cuichapa. A la entrada del lugar se halla una figura de la Virgen María. Posee caballos pura sangre y ganado fino, de alto registro, y una palapa de 10 por 40 metros. Día y noche, el rancho es vigilado por policías y por civiles fuertemente armados. Los vecinos se quejan de los constantes escándalos, música hasta el amanecer.

Inflado por el poder, Jorge El Diablo Yuen también se cree impune. Un día fue sorprendido cuando sacaba de un antro, a golpes, a una jovencita. De ello poco o nada se dijo. Y no es porque la nota hubiera pasado inadvertida. Yuen Ricárdez tiene en su nómina a por lo menos diez periodistas locales, algunos de ellos corresponsales de los periódicos de mayor circulación y de estaciones de radio y televisoras, que no sólo callan ante sus desmanes sino que actúan como “halcones” que le informan de las denuncias en su contra que llegan al Ministerio Público.

De acuerdo con el informe, El Diablo Yuen ha afectado a más de 200 petroleros, a quienes les pidió en promedio 80 mil pesos por tramitarles ficha y plaza en Pemex, en la Sonda de Campeche, en contubernio con los hermanos Kidnie. De ahí que la prensa lo alerte sobre las denuncias que van llegando al ámbito judicial, donde el subprocurador Jorge Yunis Manzanares no mueve un dedo en su contra.

Negociante de todo, también el DIF le ha servido para hacer fortuna. Esa es otra historia, tanto o más sucia que la de las fichas petroleras.

Ya les cuento.

 

Archivo muerto

 

Divertido como nadie, Federico Lagunes Peña no suelta el smartphone en una empresa inalcanzable: ser alcalde sustituto de Coatzacoalcos. Desde ahí, con la mala leche que lo engalana, mensajea y habla el regidor analfabeta en su tragedia ortográfica; grilla y grilla al alcalde Marco César Theurel Cotero, su compañero de cuadra. Le dice al gobernador Javier Duarte de Ochoa, cuyo hígado es quizá el único en Veracruz capaz de soportar el pseudointelecto y la corrientez de Pulgoso Lagunes, su can de cabecera, que Theurel debe irse y la alcaldía debe reservarse para él, Federico Canino, el malandrín de La Huaca, jarocho postizo en sus años de vicio barato, mariguas, pues. Theurel no tiene defensa. Su gobierno es un desastre; su obra pública la puso en manos de amigos y protegidos, movidos todos por la corrupción. Y de ahí se ha colgado el pulgoso regidor para gestionar la destitución de Theurel, punzando al gobernador, diciendo que el alcalde es basura, quejándose también, que quienes no lo secundan son el síndico Roberto Chagra Nacif y el regidor petrolero, Salvador Hernández Castro, a quienes sugiere alinear, someter, enderezar o apretar para que se unan al sueño loco de Pulgoso. ¿Será que ya tiene rabia? Sí… Roberto García Alonso asumió, el jueves 2, la Secretaría de Gobierno del Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Releva a Roberto Salas, recomendado de Guadalupe Porras David, suegra del alcalde Marco César Theurel Cotero, quien nunca le halló el hilo a la dependencia desde la cual se ejerce, supuestamente, el control político. Salas se confrontó permanentemente con las promotoras sociales y en una ocasión fue cacheteado durante una protesta por la asignación ventajosa de baños ecológicos, en el Carnaval 2011. García Alonso fue coordinador de la Secretaría de Gobierno en el sur de Veracruz, y antes, integrante del Instituto Federal Electoral en Coatzacoalcos, al servicio del clan controlado por los alfiles del ex líder del PRI estatal, Carlos Brito Gómez, y el hoy secretario de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, Marcelo Montiel Montiel. O sea, la Secretaría de Gobierno Municipal vuelve al marcelismo. ¿Se habrá dado cuenta Theurel de lo que hizo?… Que haya dicho que Javier Duarte no estaba preparado para gobernar Veracruz, pudiera ser lo menos lesivo, lo menos agraviante, en Enrique Ampudia Mello cuando era el operador principal de Miguel Angel Yunes Linares, en la campaña panista por la gubernatura de Veracruz, en 2010. Hubo algo peor: Ampudia fue el ejecutor de la metralla de lodo disparada por Yunes contra Javier Duarte. En el repertorio del hoy subsecretario de Gobierno duartista estuvieron las acusaciones de corrupción, la supuesta mansión adquirida por don Javier en Estados Unidos, con fortuna inexplicable, siendo un humilde secretario de Finanzas, tal como lo dijera Yunes Linares el día en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación calificó la elección y avaló el fraude priísta. Ampudia, el yunista, tuvo la mano metida en todo ello. Por eso le agradeció a Yunes, en la conversación espiada, “sus enseñanzas”