Theurel descuadra a Peña Nieto



* Quejas contra Lupe Porras  * ¿Dónde está el dinero de la CNOP?  * Peña Nieto en Coatza, el 17 de junio  * Rocío Nahle, en conflicto con MORENA  * El Peje, cruzado de brazos

 

Marco César Theurel es un político contradictorio, revanchista, violento, que está a centímetros de provocarle una derrota, tan dolorosa como vergonzosa, al candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, en Coatzacoalcos.

Insensible, torpe, particularmente visceral, el alcalde ha tejido un conflicto de amplios alcances, guerra de bajo perfil, con las corrientes priístas que operan para evitar un descalabro en la elección del 1 de julio, en el distrito de Coatzacoalcos, cuya intención de voto favorece al candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.

Su disputa es superlativa. En su gestión como alcalde de Coatzacoalcos, 17 meses apenas, ha sostenido una relación tirante con los grupos priístas; los exhibe; los golpea, y usa el aparato mediático para fracturar la frágil unidad de las estructuras del PRI.

Uno de sus adversarios es el empresario Jesús Antonio Macías Yazegey, suegro del gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, a quien le clausuró la construcción de una gasolinería, le canceló eventos que llevarían el respaldo del Ayuntamiento y echó de la nómina municipal a sus recomendados.

Con el estribillo de que el poder no se comparte, Theurel pretende demostrar que Tony Macías no es el dueño de Coatzacoalcos, vicegobernador en el sur de Veracruz y padrino de inversiones y negocios faraónicos. Suele filtrar información de sus proyectos y de los contratos que intenta amarrar con el Ayuntamiento.

Tony Macías es coordinador del voto priísta en el sureste del país, según presume, por su amistad y compadrazgo con el líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell. Eso, sin embargo, no inquieta a Theurel, entendido de que restarle votos a Peña Nieto pondría en el centro del debate la incapacidad política del suegro del gobernador.

Con Marcelo Montiel, su pleito es infinito, pasional. Formado políticamente por el hoy secretario de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, usado para negociar espacios de poder, Theurel terminó harto del sometimiento y el trato soez de su antecesor en la alcaldía de Coatzacoalcos.

Su espíritu revanchista, no obstante, es mayor que la prudencia política. Cuando llegó a la presidencia municipal, inició una purga contra el marcelismo. Detectó a 208 trabajadores de confianza basificados por Marcelo Montiel e inició una embestida para despedirlos. Lo logró a medias. Fue apretado políticamente y desistió. Lo mismo ocurrió con funcionarios, a quienes corrió bajo cargos de corrupción, pero nunca procedió legalmente.

Su vendetta política mantiene a Theure y Marcelo en un pleito a muerte. Theurel sabotea al candidato priísta a la diputación federal, Joaquín Caballero Rosiñol, mientras que Marcelo Montiel opera para que su estructura deje solo al alcalde Theurel en la promoción del voto a favor de Enrique Peña Nieto.

Ingrato, naturaleza mezquina, Marcos Theurel ha sido implacable con el líder de la Sección 11 del sindicato petrolero, Ramón Hernández Toledo, antiguo protector, clave sus relaciones para ingresar en el círculo fidelista.

Theurel le negó la presidencia del PRI local. Peor aún, lo engañó.

Olvidó el alcalde de Coatzacoalcos la intervención de Hernández Toledo ante Fidel Herrera, en 2004, cuando se conformaba el gabinete estatal y le incumplían la promesa de incluirlo, a cambio de cejar en su intento de ser candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos.

Abandonado por Marcelo Montiel, Theurel encontró en el líder de la Sección 11 su único respaldo. Siete años después, le prometió que la presidencia del PRI sería para Francisco Montes de Oca, su recomendado. Un día, sin embargo, Hernández Toledo se enteró que el alcalde ya había pactado con sus enemigos.

A Roberto Chagra Nacif, síndico municipal, lo congeló. Fuera de sus privilegios habituales —tráfico de influencias, admitir uno que otro recomendado, caja chica, viajes y viejas tareas de poder— nada le da, menos los contratos prometidos para sus hermanos Luis Gerardo y José Antonio, uno proveedor de equipos y software informático, y el otro constructor y arrendador de maquinaria.

Bien que mal, Chagra representa una fracción de los votos del priísmo en Coatzacoalcos. Vía el agente municipal, Noriel Prot Cabrera, opera villa de Allende, la congregación con más votantes, y un sector del magisterio, reducido, pero con cierta presencia en las urnas. Pero nada de eso vale para el alcalde de Coatzacoalcos.

Su saña es implacable. En cuanto pudo, Theurel encajó la daga contra uno de los alfiles de Roberto Chagra, Fermín Avalos Vidal, a quien se le sorprendió con un automóvil con reporte de robo. Fue aprehendido por la policía intermunicipal y confinado a la cárcel preventiva. Ahí lo dejó. Y no sólo eso. La prensa theurelista desplegó la bochornosa detención de Fermín, quien una vez libre de cargos, juró cobrar la afrenta.

No es menos su fobia contra Iván Hillman Chapoy, Mariano Moreno Canepa y José Murad Loutfe Hetty, líderes del grupo Integra, de escasa efectividad política. Su pacto con ellos es cosmético, maquillaje puro, surgido de una coyuntura para enfrentar al marcelismo.

Fuera de la alcaldía obsequiada a Iván Hillman en 2004 por el ex gobernador Miguel Alemán Velasco y el entonces candidato a gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, y la diputación local a Murad Loutfe, nada tiene el grupo Integra. Políticamente es un fiasco. Pierden elecciones, y operando votos, son un fracaso.

Si a dos personajes les dispensa sus rencores Theurel, es a Marcelo Montiel y a Iván Hillman. Uno, Marcelo, por el trato soez durante su iniciación política y al otro, Iván, por las permanentes campañas que le entabló el grupo periodístico de su familia política —Diario del Istmo e Imagen—, cuando disputó la candidatura del PRI a la alcaldía de Coatzacoalcos y luego como secretario de Comunicaciones de Veracruz.

Marcos Theurel tiene un escenario político desastroso. No se le da la habilidad política y carece de sensibilidad para trabar acuerdos que produzcan votos. Su liderazgo no existe. Por su carácter intransigente, exclusionista, la venganza como premisa, la revancha como actitud, tiene el repudio de los grupos priístas.

Políticamente es menos que cero. En año y medio, su alcaldía es la peor de la historia de Coatzacoalcos, sin obra pública, y la que realiza son negocios burdos cuyos contratos asignó a sus amigos y socios. Es, también, cómplice de actos de corrupción. Sabedor que su director de Obras Públicas, Adrián Pérez Martínez, había desaparecido 4 millones de pesos mediante facturas apócrifas, lo encubrió.

No hay, pues, trabajo político que avale al PRI. Su oferta para el electorado es nula y su carácter irascible lo ha llevado a escenas violentas, plagadas de insultos e intentos de agresión contra ciudadanos. Un caso, el del constructor Mario Alberto Escobar Guzmán, quedó registrado en un audio que evidenció la furia reprimida, lenguaje corriente y los altibajos emocionales del alcalde de Coatzacoalcos.

Remedo de terminator, Marcos Theurel nada tiene para recomponer el ambiente en el que se juegan los votos del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto. La conciliación no es parte de sus virtudes.

Pueden más sus enconos, sus fobias, sus ganas de pelear.

Peña Nieto, para Theurel, no cuenta.

 

Archivo muerto

 

Incorregible, Guadalupe Porras David conduce a la CNOP de Veracruz a una debacle. Trae un lío financiero de miedo; quejas por falta de pago a empleados del sector popular priísta; sospecha de malversación; recursos provenientes de prerrogativas económicas y del gobierno de Veracruz, presuntamente desviados. Nunca antes, la CNOP había tenido una lideresa tan desprestigiada, cuya mala fama surge de su paso por el ayuntamiento de Minatitlán, marcada por cuentas públicas que evidencian irregularidades por cientos de millones de pesos… En vivo, a todo color, en directo, habrá de constatar Enrique Peña Nieto el caos en que se ha convertido en PRI en el distrito de Coatzacoalcos, rehén del conficto entre grupos priístas y de la nula operación política del intratable alcalde Marco César Theurel Cotero. Vendrá el próximo 17 de junio, dos semanas antes de la elección federal. Peña Nieto tiene la radiografía de lo que ocurre en el PRI y la ficha del cerebro que urdió la contracampaña… Agobiada por el sospechosismo, Rocío Nahle García no deja de abrir frentes en contra. Ahora es el Movimiento de Renovación Nacional (MORENA) el objeto de su impolítico actuar. Un sector de MORENA se queja de exclusión, ninguneo y mala vibra de la candidata de la izquierda a la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos. Aseguran que Rocío Nahle, la Llanera Solitita, desdeñada por el perredismo, requiere, exige, los padrones de integrantes de MORENA, pero se niega a que esa agrupación, motor del voto para su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, tenga papel protagónico en su campaña. Sigue la señora Nahle en su paciente tarea de perder votos. Y AMLO sigue cruzado de brazos…

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