* Theurel y El Cochiloco * Los secretos del ex secretario de Obras * El yate de Marcos * Después de Semana Santa, el video * ¿Quién mató a Teo Lara? * La riña con Paulino García Román * El Peje ya no es amoroso * El discurso de Rocío Nahle * Peor que su operación política
Robusto, estampa desaliñada, barba rala y cabello en retirada, Jorge Fernando Ramírez Tubilla es un joven sin gracia pero con suerte. Su amuleto es el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, su primo político, a quien le debe ser el orgullo de su nepotismo.
Sin pista de su vida pública, apenas conocido en la esfera de poder, inició este gobierno con un cargo sin igual: procurador fiscal de Veracruz. Inadvertido para muchos, sólo unos cuantos repararon al inicio del régimen duartista en el apeliido clave de su nombre: Tubilla, y en un pasado que incendia.
Primo hermano de Karime Tubilla de Duarte, tocó la gloria y en unos meses cruzó el umbral del poder, los dineros de Veracruz en sus manos, recaudador de impuestos. Pudo más la estirpe y el linaje que el lustre que dan los méritos y el brillo de las ideas, la solvencia, el buen nombre y el pasado sin mancha.
Así fue como el 24 de marzo, hace dos semanas, el joven Jorge Fernando Ramírez Tubilla fue designado subsecretario de Ingresos del gobierno veracruzano, cortejado por Javier Duarte, gurú de la familia, en una ceremonia única: el gobernador a su lado, cumpliendo el protocolo, y el primo incómodo, el brazo extendido, mirada al frente, rindiendo la protesta de ley.
Saltó a la vista la incomodidad del caso. El boletín oficial, parco, omitió el segundo apellido del nuevo subsecretario, en un afán implícito de encubrir el nepotismo duartista y evitar escándalo inevitable que habría de venir.
Pretender ocultar la familiaridad de Javier Duarte con Jorge Ramírez Tubilla, fue error, uno más, en la cadena de desatinos del gobierno de Veracruz. Provocó la reacción de medios de comunicación aquellos que no están sujetos a la mordaza oficial y analistas que advirtieron la nueva pifia del gobernador.
De cómo se tejió el encumbramiento de Jorge Ramírez Tubilla a la subsecretaría de Ingresos, hay una sólida versión. Habla de un viaje de negocios a Los Cabos, en Baja California, hace unas semanas, encubierta como un portafolio de inversiones.
Irían el empresario Luis Daccarett Habib; el suegro del gobernador, Jesús Antonio Macías Yazegey; su concuño, Jorge Ramírez Pérez; el secretario de Finanzas del régimen duartista, Tomás Ruiz González; el coordinador de asesores de Tomás Ruíz, José Francisco Muñoz Ruiz, ex delegado estatal del ISSSTE y ex líder del Partido Nueva Alianza, en Veracruz, y en Los Cabos tendrían de anfitrión a Oscar Daccarett Habib, hoy potentado, pero cuyo pasado en Coatzacoalcos estuvo marcado por escándalos, investigaciones fiscales y la aprehensión de su esposa.
Aquel viaje pretendía amarrar la adquisición de grandes extensiones de terrenos para desarrollo inmobiliario y turístico. Sin embargo, en el fondo se cocinaba el nombramiento de Jorge Ramírez Tubilla, urdido entre Tony Macías y su concuño Jorge Ramírez Pérez, padre del nuevo subsecretario de Ingresos.
Planteado el proyecto, Tomás Ruiz lo vio con buenos ojos. Ya tenía la familia árabe el control de la Tesorería de Finanzas, cuando asumió el cargo Antonio Tarek Abdala Saad, quien sustituyera a Antonio Benítez González, por el escándalo de los 25 millones de pesos en efectivo, decomisados por la Procuraduría General de la República al gobierno de Veracruz, cuando fueron detectados en un avión oficial en el aeropuerto de Toluca.
Con Jorge Fernando Ramírez Tubilla en la Subsecretaría de Ingresos, y Antonio Tarek Abdala Saad, Tomás Ruíz suponía tener el control de la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno estatal. Error fatal. El control es del suegro del gobernador, Tony Macías.
No son los únicos árabes en torno a Jorge Ramírez Tubilla. Su secretaria particular es Lucía Letayf Barroso, coincidentemente con el mismo apellido de la mamá del subsecretario, Jazmín Tubilla Letayf, y de su tía, Corsi Tubilla Letayf, mamá de la primera dama de Veracruz, Karime Macías Tubilla.
Si el nepotismo es alarmante, más lo es el pasado inevitable del subsecretario Jorge Ramírez Tubilla.
Su padre, Jorge Ramírez Pérez, estuvo involucrado en un fraude contra Bancomer, el 6 de febrero de 1993, en Coatzacoalcos. Lo encarcelaron en un operativo que dirigió desde Xalapa el entonces secretario de gobierno, Miguel Angel Yunes Linares, ahora convertido al duartismo, durante el régimen encabezado por Patricio Chirinos Calero.
Ramírez y socios fueron acusados y aprehendidos por orden de un secretario de juzgado habilitado como juez, bajo cargos de fraude por 64 mil dólares, o sea, 2 mil 250 millones de viejos pesos, en aquel entonces, al simular el traspaso de propiedades que se hallaban en garantía para avalar el crédito. Involucraron a tres empresas: Materiales y Representaciones del Istmo, Tesifé y DAVAZ.
Tres días después, tras devolver el dinero que Bancomer les había prestado para la adquisición de un cargamento de materia prima para fertilizantes, recobraron su libertad.
Aquel episodio atenuó las ansias de dinero y la impunidad de un grupo empresarial que tenía a su merced el sistema bancario, gerentes a sus pies, dueños del poder económico.
Es el inevitable pasado de Jorge Fernando Ramírez Tubila, ajeno a sus causas, pero pasado al fin.
Archivo muerto
Ya me chingué al Cochiloco, presume el alcalde Marcos Theurel con lenguaje florido, muy suyo, cuando se refiere a su ex secretario de Obras Públicas, Adrián Pérez Martínez. Le imputa a su ex la autoría de un desvío de recursos por 4 millones de pesos después diría que sólo es un millón en la limpieza de canales pluviales. El Cochiloco Pérez Martínez, en contrasentido, prepara ya una denuncia penal contra el alcalde de Coatzacoalcos por lo que cataloga señalamiento calumnioso y posee un catálogo de corruptelas habidas en la Secretaría de Comunicaciones cuando Theurel fungía como titular de esa dependencia en el gobierno de Veracruz, en el ayer fidelista. Adrián Pérez Martinez era algo más que un asesor de lujo; era el Cochiloco la almohada política de Marcos; le sabía y le sabe todos sus secretos Casi a orillas del río Calzadas se halla el yate del señor Theurel. Lugareños y pescadores lo conocen como Lupita. Lo resguardan en la bodega de un contratista corrupto, que lo mismo mal construye un trozo del malecón que introduce un drenaje. Su valor, según propala doña Irma León, es mayor a 500 mil pesos y fue pagado con el importe de una factura por una obra no realizada Función de gala, pasando Semana Santa, para exhibir el video casero en que se observa al alcalde Marcos Theurel te rompo tu puta madre, fuera de sí, la neurosis en su máxima expresión. Inolvidable escena en que el Señor de las Mentadas insulta y amenaza al constructor Mario Alberto Escobar Guzmán, Travis, engallado y con la palma de la mano abierta sobre el rostro del contratista, tres veces, buscando provocarlo y justificar, así, la agresión. Cumplida la Semana Mayor, será la premier Teodoro Lara Avalos no murió por causas fortuitas. Su muerte implica a un chofer, Paulino García Román, antes del Ayuntamiento de Coatzacoalcos y ahora del programa duartista Adelante, con quien se lió a golpes la mañana del domingo 1 de abril. Maquillada, oficialmente matizada, la versión difundida en la prensa habla de que dejó de existir a causa de un infarto cuando se disponía a realizar la elaboración de una alberca en la playa de Coatzacoalcos. No fue así. Teodoro Teo Lara Avalos, también chofer del Ayuntamiento, sostenía un conflicto por razones de trabajo con Paulino García Román, por lo cual recibió la amenaza de que confrontaría la embestida de la Comisión Federal de Electricidad y de la Policía Federal Preventiva. Teo Lara reclamó a Paulino García que intentara amedrentarlo con semejante chantaje. Luego se produjo la riña y la muerte del empleado municipal. Teo Lara presentaba una herida a la altura del cuello, una escoriación, señaló el médico legista José Luis Herrera Kim. Presumiblemente, en el cerebro de Teo Lara se alojaba un coágulo, producto de un accidente automovilístico reciente. Con esa versión se intentó justificar el asesinato. Sus compañeros de trabajo declararon ante el Ministerio Público no saber nada ni haber visto nada, lo mismo que Paulino García Román, el agresor, quien enfrentará doble proceso penal, uno por rendir declaración falsa ante una autoridad y otro por homicidio, si es que la justicia duartista no es mera palabrería, y de serlo, el caso se irá a instancias federales. Mal presagio avizora encubrir a Paulino García Román. Peor aun, cuando toca fibras insospechadas, incluida la mano negra del nada célebre suegro incómodo del gobernador de Veracruz, Jesús Antonio Macías Yazegey, dueño virtual de jueces y ministerios públicos, la figura más vulnerable del régimen actual Vuelve a las andadas Andrés Manuel López Obrador. Vuelve al lenguaje pejista del 2006, el que prendió muchos y casi lo llevó a la Presidencia de México. Dice que Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, es chatarra telenovelera y lo acusa de plagiar propuestas. Atrás quedó la República Amorosa, invento inútil que sólo le hizo perder preferenciales electorales, tiempo irrecuperable y que quizá lo condene a un vergonzoso tercer lugar en la elección. Con todo, el evento de Coatzacoalcos, el 30 de marzo, le permitió medir que este bastión perredista no traerá los mismos votos de procesos anteriores. Vinieron militantes de la izquierda de la región, los menos eran de Coatzacoalcos, presagio de lo que está por llegar. Hubo maltrato a la prensa y el gastado discurso de la defensa del petróleo, aburrido comosiempre; a su lado la candidata de la discordia, Rocío Nahle García, cuya oratoria es peor que su capacidad de operación política, aunque no tan grande como su soberbia y altivez con el perredismo de abajo, que ya comenzó a mandarla a la goma
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