Aterrada, la alcaldesa ve al pueblo alzarse y reclamar, desafiarla y exigirle irse, y los ve marchar y movilizarse, acudir al “cacerolazo” instando a que el relleno sanitario en Nanchital se cancele, así sea proyecto de López Obrador.
Azorrillada, Esmeralda Mora Zamudio tuvo que huir en la Noche del Grito, sin haberlo dado, sintiendo el repudio de miles en el parque Juárez a convertir a Nanchital en basurero de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque.
Agazapada, Esmeralda escondió su vergüenza, ocultó su desgracia, se perdió entre las sombras viendo la ira y escuchando a la masa enardecida convocándola a dar la cara, obsequiándole su desprecio y rematando con un “fuera Mora, fuera Mora” con el que, si tuviera dignidad, habría presentado su dimisión.
Había escuchado la vox populi, una semana antes, cuando tomaron las calles unos 2 mil habitantes. Y tres días después, oyó las voces airadas, ya no de unos cuantos sino de al menos 6 mil nanchitenses, portando bambalinas y mantas, cartulinas con leyendas en que se repudia la construcción del relleno sanitario, porque basurero no son.
La movilización impacta. Son los de a pie, ejerciendo su derecho a no admitir que el pequeño Nanchital, en tiempos de la 4T tenga su transformación… en depósito de desechos de tres municipios con mayor geografía, más extensos, con más zonas rurales, son sitios donde la mancha urbana no llegue y así se cumpla con los términos de la Ley de Medio Ambiente y Equilibrio Ecológico.
Ahí se ve a mujeres aguerridas, y a varones con cojones, y a niñas y niños, y a los ancianos que aún tienen fuerzas y las usan para externar que el proyecto, así sea obradorista y Nanchital sea un municipio donde gobierna Morena, simplemente no va a pasar.
Asoma en la marcha de los 6 mil las cacerolas o vasijas de metal. Y golpeándolas con piezas de fierro o madera las hacen sonar y hasta ritmo les dan.
Asoma el repudio en las voces de las damas que se resisten, y así lo dicen, a que 500 toneladas diarias de basura lleguen al municipio de Nanchital.
Asoma el reclamo a Esmeralda Mora, comadre política de la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García, por permitir que el proyecto avanzara sin el aval de la sociedad.
Y el día del Grito de Independencia los nanchitenses estallan. Ya no son 200, como dice el gobernador Cuitláhuac García en una más de sus gestas lanzando bidones de gasolina al fuego, ni los 2 mil de la primera concentración, ni los 6 mil que marcharon. Ahora son 10 mil en el parque Benito Juárez y calles anexas.
La alcaldesa termina por la evasión. No da la cara. No habla. Sólo ve a la gente en el templete realizando un cordón humano, tomados de las manos. Y otros a ras de piso gritando de todo.
Es cuando Marcela Cruz Montalvo toma su cacerola, la hace sonar y con ella se consuma el Grito de rechazo al relleno sanitario del gobierno obradorista.
La repulsa es histórica. E histórico el silencio de la presidenta municipal. En su corta historia como municipio, 34 años apenas, en Nanchital nunca se había suspendido el Grito de Independencia.
Una de las ediles, Virginia Bartolo Lagunes, regidora priista, secunda la protesta social. Ayuda a colocar una inmensa manta en el balcón del palacio municipal. Y desde ahí confirma que Esmeralda Mora no le informa al cabildo y el cabildo, como máxima autoridad del municipio, no ha tratado el tema del relleno sanitario ni lo aprobará.
La humillación a Esmeralda Mora se consuma horas después. Le toca presidir el Desfile Militar del 16 de Septiembre y vuelve a estar sola. Ni el síndico, el periodista Félix Olarte Ferral, ni los regidores Elvis Ventura, Rosa Alemán y Virginia Bartolo Lagunes la acompañan. Le hicieron el vacío.
La acompañaba su hija, Karla Rosas Mora, presidenta del DIF municipal, célebre por sus escándalos, sus viajes, su ausencia; por dejar al DIF e irse a Colombia y ahora a Europa; por la aprehensión de su hijo a manos de la policía estatal, y hasta por el negocio familiar, una franquicia de tacos meses después de su arribo al poder.
Ese sábado volvieron los reclamos. Desfilaban los niños y sus padres volvían a la carga, exigiéndole a Esmeralda Mora que no se preste a la construcción del relleno sanitario.
Al caer la noche, el 16 de septiembre, la alcaldesa volvió a las andadas. Deslizó un audio en que se exculpa. Ella, dice, no estaba informada. Salvo el anuncio oficial del relleno sanitario, nunca tuvo contacto con autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente federal y su contraparte en Veracruz, la Sedema.
El galimatías verbal es de antología. Esmeralda Mora afirma que Nanchital es morenista pero, sobre todo, obradorista. A López Obrador se le quiere, dice. Pide la “suspensión” del proyecto, no la cancelación. Que llegue Semarnat y Sedema y le expliquen al pueblo.
“Le solicito que sea suspendida toda actividad vinculada a la construcción del relleno sanitario que viene para Nanchital, hasta que se le informe a la ciudadanía y se presente el proyecto a toda nuestra gente”, señala.
Y luego expresó:
“Desde que el presidente anunció el proyecto en la mañanera, no ha aterrizado ninguna información oficial al pueblo por parte de las autoridades competentes, ni de Semarnat ni de Sedema”.
Su ayuntamiento, apunta, no ha otorgado ni anuencias ni cambio de uso de suelo. La alcaldesa desnuda a López Obrador. El porro de palacio nacional arrancó el relleno sanitario sin los permisos de ley.
La treta es torpe. Intenta ganar tiempo, sofocar el repudio, amordazar al pueblo, someterlo, engañarlo.
Esmeralda Mora es un cero a la izquierda y lo admite. Siendo alcaldesa, primera autoridad, debió conocer los alcances del proyecto. Si no fue tomada en cuenta, es serio, se debe ir; si conocía los detalles, quién lo realizará, con quién se arreglaron los hermanos Ávalos Chao, propietarios del predio, y la empresa constructora, cuya cabeza visible es Jorge Arboleda, peor porque intenta engañar a los nanchitenses.
Al amanecer del domingo 17, a las puertas del Grupo México, en la terminal ferroviaria del Kilómetro 5, se concentraron los nanchitenses y habitantes de Coatzacoalcos. Esperaban la llegada de Andrés Manuel, que realiza uno más de sus paseos de fin de sexenio.
Recorría un tramo en el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec que conectará Coatzacoalcos, Veracruz, con Salina Cruz, Oaxaca. Y al llegar estalla el repudio.
Se escuchan los gritos, la demanda de cancelar el relleno sanitario en Nanchital. Apuntalan a los nanchitenses grupos locales. López Obrador les dedica unos minutos. No desciende de la camioneta en que viaja. Recibe las peticiones y se va.
La respuesta es contundente. El mesiánico de Tepetitán no escucha y el pueblo bueno y sabio estalla.
“No se bajó. Nos engañó —dice una joven airada—. Se iba a bajar a platicar con la comitiva para anular el relleno sanitario y nos engañaron. Esta que nos hizo… Cuando voto por voto estamos con él. Que no nos traicione, que nos cumpla”.
Otra dama reclama:
“Si el gobierno no nos quiso atender, ahora vamos a las malas. Eso es lo que quieren ellos, ahora vamos a responder. El gobernador y el presidente están de acuerdo en eso que se está haciendo en Nanchital”.
El tema ya es político. Con esos números, con esos manifestantes, con esos 10 mil en contra del basurero, y los que repudian a la alcaldesa, Morena en 2024 perderá en Nanchital.
Y ahora, para redondear el cuadro, acusan a Andrés Manuel de traidor.
Archivo muerto
Zenyazen quiere ser senador aunque tenga un pasado nudista. Se destapa el favorito del gobernador Cuitláhuac García, Roberto Zenyazen Escobar García y sólo espera que la convocatoria de Morena sea expedida para dejar el cargo de secretario de Educación en Veracruz. Zenyazen es pieza vital de la pandilla depredadora que ha erosionado a Veracruz, que saquea las arcas, que despide tufo a corrupción, que abusa del poder encarcelando inocentes y no se midió para exhibir, desde el primer día, la riqueza mal habida, las mansiones en fraccionamientos de lujo, los autos, las novias ilegales. A eso llegó la pandilla y eso se puso a hacer. Zenyazen proviene del congal y el desenfreno. Zenyazen, alias Tarzan Boy, fue striper en centros de diversión para respetables damas. Algo, pues, debía tener en común con Cuitláhuac García: a uno le da por bailar como desenfrenada y al otro por bailar son un hilo dental. Al paso del tiempo, fueron compañeros de refriegas en las calles, haciendo “lucha social”. Y así el nudista, una vez que el salsero llegó a gobernador, se le dio el encargo de encabezar la Secretaría de Educación de Veracruz. Un striper educador. Y de ahí al Senado. Nada de qué asombrarse. Ahí anda una autodefensa secuestradora y extorsionadora; el vesánico César Cravioto que no se detiene para manotear y pegarle a otra senadora; el misógino Ismael García Cabeza de Vaca; el cacique minero Napito Gómez Urrutia, acusado de robarle 5 millones de dólares a sus compañeros de gremio, y Maribel Villegas, señora de Jorge Parra Moguel, cuya ex esposa murió acribillada por un sujeto en el estacionamiento de un Chedraui en Cancún; Jorge Parra es hermano de Felicia, la número uno en el clan del marcelista Víctor Rodríguez Gallegos. Zenyazen será candidato de Morena si es que esa posición no la reclama Javier Herrera Borunda, el poder real del Partido Verde en Veracruz, sin cuya alianza Rocío Nahle García ni soñando podría aspirar al gobierno estatal… Hildeliza Díaz ofrece y no cumple. Punta Caracol, fraccionamiento al poniente de Coatzacoalcos, padece 25 días sin agua. Sus habitantes acuden a la Comisión de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, la buscan en tres ocasiones, tramitan un cita, los batea y cuando se concreta el encuentro los vuelve a engañar. La denuncia fue expuesta mientras esperaban a Andrés Manuel López Obrador, a las puertas del Grupo México. Un día, Hildeliza Díaz Calafel tuvo una genialidad. Ofreció restablecer el servicio de agua, pero no cumplió. Les envió una pipa de agua. Una pipa para abastecer a más de mil habitantes. El suministro, en un sector, es intermitente. Llega a las 4 de la mañana y se va a las 7. Y reclaman: no hay agua pero los recibos de CMAS sí llegan puntualmente. O sea, el fraude institucional… El panismo es marginal y lo que le sigue. Quedó atrás la época en que lograron tener cinco regidores en el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Luego se estacionaron en dos. Y sólo un grupo político las detenta. Siempre los mismos, las mismas caras, los parientes, la hermana, la hija, el hijastro. Una mina de oro. En 2025, cuando concluya la alcaldía del morenista Amado Cruz Malpica, habrá de ser 18 años aferrados a la ubre presupuestal. Y en 18 años ni una crítica al PRI, ni un señalamiento a Morena. Son vividores, hincados por el maíz que les arrojan. Usan al comité municipal del PAN como palanca para que el negocio de las regidurías se mantenga en pie: salario de 50 mil pesos; caja chica de 30 mil; gratificación de 30 mil; bono mensual de 100 mil y bono anual de un millón. Y, obvio, ni una crítica al partido en el poder. Por ese PAN arrastrado y cómplice, quién se atreverá a pedir el voto en 2024… Excelente médico, mejor ser humano, Emilio Kuri Nacif falleció este domingo 17. Enfrentó el covid cuando no había vacuna ni tratamiento, cuando el país y el mundo lidiaban con la peor pandemia del último siglo. Y la libró. Aquejado por las secuelas, Emilio Kuri se reintegró a su vida profesional mucho tiempo después. Fue un extraordinario pediatra, cuyos pacientes hallaban la respuesta a sus dolencias y el alivio deseado. Sus consultas, sin embargo, tenían dos fases: una, dedicada al paciente; otra, minutos para charlar sobre temas diversos, entre ellos la familia, la sociedad, el sombrío momento que aqueja a México, el qué hacer para remontar la adversidad. Siempre afable, Emilio tuvo una sonrisa, un saludo, la educación que toda gente de bien debe mostrar. A su esposa Jacqueline y sus hijos, así como a toda la familia Kuri, a Julián, Amalia y Emilio Kuri Cienfuegos, un sentido pésame, nuestra solidaridad y el deseo de una pronta resignación…
Fotos: RT, Diario del Istmo,